Guerra contra el amianto en el Colegio José Calderón de la barriada malagueña de Campanillas. Más de medio centenar de padres del centro educativo mantuvieron ayer una reunión con el equipo directivo y representantes del Ampa Piedra de la Torre, quienes informaron de las actuaciones llevadas a cabo en el centro escolar desde hace ocho años, que fue cuando comenzaron a saltar las alarmas ante la aparición de grandes agujeros y grietas en los techos de uralita que aún perviven en este colegio construido en el año 1973. El gimnasio es uno de los edificios que se encuentra en peor estado, puesto que está totalmente cubierto por este nocivo material.
Las movilizaciones se plantean como el mejor medio para conseguir la retirada de los 2.400 metros cuadrados de amianto localizados en el José Calderón, siempre en el caso que no prosperara el encuentro previsto para hoy con representantes de Planificación y Escolarización de la Junta de Andalucía.
“Vamos a luchar con todas nuestras fuerzas y no vamos a parar hasta que nos retiren el amianto del colegio. No aceptaremos nada que no sea por escrito”, amenaza la secretaria del Ampa Piedra de la Torre, María de los Ángeles Guzmán.
Esta madre anuncia varias acciones reivindicativas si no se produce este compromiso por parte de la Junta. Asegura que están dispuestos a recoger firmas para exigir el desmantelamiento de esta perjudicial uralita y se manifestarán el próximo 15 de marzo en las puertas del centro educativo.
Durante la pasada Semana Blanca expertos del Gobierno andaluz inspeccionaron las instalaciones afectadas por este peligroso mineral, utilizado hace décadas en la construcción y la industria por su poder aislante e indestructible.
Primero, estos especialistas midieron las partículas de asbesto presente en el aire del gimnasio, así como en la arena y el aire del patio. En una segunda visita, cuentan los padres, desde una grúa realizaron fotografías de las cubiertas del gimnasio, el aulario, la secretaría y el aula matinal.
Peligros
Mientras, la preocupación y el miedo se han desatado entre la comunidad educativa de este centro de Campanillas, desde que todos son “conscientes” de los peligros a los que se enfrentan cada día derivados de una prolongada exposición.
Según Guzmán, “muchos padres y madres nos comentan que tienen el “miedo metido en el cuerpo” y los escolares más mayores también están transmitiendo este temor a sus respectivos progenitores.
“Hay madres muy agitadas por el pánico que están viendo en sus hijos”, agrega Guzmán, quien subraya que el profesorado también está viviendo este grave problema con mucha desazón e intranquilidad.
El amianto forma parte del paisaje de este colegio de Campanillas, donde reciben clases más de 450 escolares con edades comprendidas entre los 3 y los 14 años.
