María Peralta lleva cuarenta años como florista en el centro de Málaga. Un tiempo en el que ha estado en la plaza Félix Saenz, en Puerta del Mar, “donde estuvimos 17 años, la mejor época de las flores”, la plaza Enrique Navarro, “ocho años catastróficos” y, de vuelta, a la Alameda. Con cambio de acera incluido hace apenas cinco meses, ahora está dispuesta a “aguantar” el chaparrón de las obras del metro y seguir al pie del cañón cuando se pueda llegar al centro en el suburbano.
A propuesta del PSOE, el pleno aprobó el pasado 28 de marzo el traslado de los puestos, pero no todos quieren marcharse de aquí. “Nosotros queremos quedarnos, yo respeto el que se quiera ir, pero ya no deberían volver a la Alameda”, reivindica la florista. Como ella, otros dos puestos de los cinco que han resistido los envites de la crisis también apuestan por permanecer en esta ubicación. “La gente sigue viniendo aquí a buscarnos, porque sabe que tenemos una gran variedad y somos profesionales de toda la vida”, apuesta Peralta.
Una opinión que contrasta con la de Mercedes Muñoz que sí aboga por el traslado. Lleva en esta profesión desde los 17 y los trabajos del metro le están haciendo mella en las ventas. “Hay compañeros que han cerrado, y la obra aún no ha empezado, aquí no llega gente, no entran coches y los pocos que lo hacen porque se equivocan, los multan”, lamenta esta florista que critica “el abandono del gremio a manos de las autoridades”. Quieren una nueva ubicación que sea un balón de oxígeno para que la caja cuadre. “La flor siempre está maltratada y es lo más bonito, aquí no hay esa filosofía”, reitera.