Las lluvias tardías de mayo y el aumento rápido de las temperaturas en junio están provocando la proliferación de mosquitos en la ciudad, sobre todo en puntos de la zona Oeste como la desembocadura del Guadalhorce, la calle Pacífico, la zona de Sacaba o Campanillas.
El Ayuntamiento reconoce que están aumentando las quejas ciudadanas, hasta seis o siete diarias, y que existe peocupación por la presencia de mosquitos de la variedad tigre, los más agresivos, entre estos visitantes.
Según el director de Medio Ambiente, Luis Medina, aún es pronto para saber el tipo que predomina “la mayoría seguirá siendo el común, pero sabemos que hay tigre”, una especie cuya picadura es más virulenta y que está asociado a la transmisión de algunas enfermedades.
Al tener un ciclo vital más corto, este tipo de mosquitos suelen picar de día y eclosionan en pequeñas acumulaciones de agua como pueden ser los platos de las macetas.
Medina no cree que haya motivo para la alarma y asegura que la próxima semana un equipo de expertos desplazados desde Huelva -el Servicio de Control de Mosquitos de la Diputación onubense- determinarán cómo actuar. De momento, el consistorio y la Junta ya trabajan en fumigar algunas zonas, aunque no se ponen de acuerdo sobre el foco del desarrollo de las larvas.
La Junta lo atribuye al riego en el campo de fútbol artificial de Guadalmar, colindante con un centro escolar, y el Ayuntamiento cree que surge de la desembocadura del Guadalhorce, un espacio protegido donde será más complicado actuar.
La ciudad ya vivió otra etapa de eclosión de las larvas de mosquitos en el otoño, coincidiendo con una etapa de calor.