Más de un centenar de alumnos de un instituto de educación secundaria de Málaga capital han destruido hoy un muro -creado con ladrillos que simbolizan distintas formas de intolerancia como el machismo, el racismo, la homofobia o la islamofobia- en pro de la convivencia y diversidad.
La representación, titulada "El Muro de la Intolerancia" y enmarcada en el día escolar de la No Violencia y la Paz, ha servido como crítica a la decisión de frenar la inmigración y el refugio, según ha señalado a Efe Valentín González, el coordinador regional de la asociación promotora de la actividad, Movimiento contra la Intolerancia.
A través de una ponencia introductoria, en la que han tratado temas como el populismo xenófobo, el discurso de odio, el racismo, los prejuicios y los mecanismos que subyacen en la intolerancia, los alumnos han pasado a construir y derruir el muro bajo el son de "Another brick in the wall", de Pink Floyd.
"Lo que se construye con prejuicios y con odio luego se destruye con palabras, con mensajes, con acciones", ha indicado a Efe González, pero ha advertido de que "hay que explicarlo bien, en un lenguaje que entiendan ellos (los adolescentes)" porque "no es tanto ir a las emociones como apelar a la razón".
El discurso "trata de llevárselos a su ámbito cotidiano, llevar el muro de Trump a una situación de 'bullying' a su propia realidad" y va "atado a la actualidad": "Hoy hemos hablado del ataque terrorista a la mezquita de Québec y de la mujer asesinada en Ourense" para contextualizar, que se entienda que no es algo ajeno y que sucede todos los días.
La actividad tiene como colofón la proyección del vídeo de "Rap contra el Racismo" de Movimiento contra la Intolerancia, en el que participaron varios de los raperos más afamados del país y que actúan como modelos de conducta para los adolescentes en un lenguaje que "comprenden, les gusta y respetan".
"Todo ello va enmarcado en el concepto de tolerancia como aprecio a la diversidad", ha manifestado a Efe González, porque el "problema de la intolerancia es que hay víctimas", lo que genera la empatía de los estudiantes, especialmente con los delitos de odio.
El paralelismo, al final, reside en que los adolescentes han de "resolver sus problemas sin violencia, en buena convivencia y sabiendo que la diversidad es buena".