La Junta de Andalucía avala la creación de una fundación para la gestión del plan de acción para la sostenibilidad de la uva pasa moscatel como Sistema Importante (o Ingenioso) del Patrimonio Agrícola Mundial (Sipam). Así lo ha defendido el consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo Sánchez Haro, en Almáchar (Málaga), en el acto con el que ha celebrado con el sector la acreditación como tal por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), materializada el pasado 19 de abril en Roma (Italia). Un “reconocimiento justo y merecido” a una viticultura “heroica e histórica” de la que viven unas 2.000 familias en la comarca de la Axarquía malagueña y que “mantiene la esencia de lo que es nuestra agricultura tradicional”, ha aseverado.
Sánchez Haro se ha mostrado convencido de que esta figura, al calor de la participación de los agricultores, las cooperativas, las asociaciones, las organizaciones agrarias, las Denominaciones de Origen (DO) Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga, los ayuntamientos y otras administraciones públicas, “garantizará la salvaguarda de este sistema productivo ancestral y mejorará la comercialización, la diversificación y las expectativas económicas del sector”. Con estos fines, la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, “en pro del futuro de la uva pasa”, ya ha articulado, dentro del Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020, una ayuda agroambiental específica para este cultivo, con un presupuesto de 2,2 millones de euros para cinco años de compromisos, algo a lo que se suma “el apoyo transversal de las ayudas a zonas con limitaciones naturales”.
Estas medidas, bajo las palabras del consejero, “es sólo un primer paso” de la “apuesta decidida” del Gobierno andaluz con la defensa de un cultivo que genera biodiversidad y fija la población al territorio. “Estamos comprometidos con el resurgimiento y la puesta en valor de unas vides que conviven con grandes pendientes y con suelos propensos a la erosión por las lluvias torrenciales y, en este sentido, la distinción de la FAO, desde luego, viene a reconocer la dignidad del trabajo de unos agricultores que, muchas veces, ante la dificultad de la mecanización, tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para recoger la uva pasa”.
En este contexto, como ha anotado Rodrigo Sánchez, se contemplan hasta cinco líneas estratégicas y un total de 18 medidas dirigidas a proteger e impulsar un sistema que contabiliza en la Axarquía malagueña más de 1.600 hectáreas y que alcanza una producción de alrededor de 300 toneladas de uva pasa anuales. Entre estas iniciativas, destacan algunas como dar a conocer la cultura, la historia y las tradiciones asociadas a la pasa, así como el impulso a la comercialización y la introducción de avances tecnológicos como la automatización de los toldos que cubren el cultivo para protegerlo del agua de la lluvia y el rocío. También ha aludido el titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural a iniciativas como el Museo Etnográfico de la Pasa en Almáchar y el Centro de Interpretación de la Pasa en Moclinejo.
A la vanguardia
Este reconocimiento honorífico convierte a la uva pasa de la Axarquía, junto al Valle Salado de Añana en Álava (País Vasco), que también ha recibido esta distinción, en el primer sistema agrario europeo que alcanza la acreditación internacional de Sipam, que, en última instancia, coloca a esta actividad, que tiene en la pervivencia del uso del mulo para el transporte una de sus singularidades, como ejemplo de armonía entre la comunidad rural y su entorno. Se trata, ha insistido, de un reconocimiento que “visibiliza una forma de vida que ha sido y es clave para la economía de una zona con limitaciones naturales y que, por tanto, ha mantenido vivos los pueblos que conforman esta comarca malagueña”.