El actor de Málaga encarna el "milagro" de Open Arms en un film "incómodo pero necesario"
Dani Rovira ha finalizado esta semana el rodaje de su primer largometraje tras superar el cáncer, "Mediterráneo", una película que narra el "milagro" de la ONG Open Arms y que a su juicio "hará de espejo a toda la sociedad", pues "es valiente, honesta e incómoda, pero necesaria".
Así lo ha explicado en una entrevista con Efe el actor malagueño minutos después de terminar la última toma en una playa de Mataró (Barcelona), tras la que ha descrito la experiencia, que ha compartido con Eduard Fernández, Anna Castillo, Sergi López y Àlex Monner, como "gratificante, intensa y muy emocionante".
"Si tuviera que resumir esta película en una palabra sería 'milagro'", ha resaltado con firmeza Dani Rovira.
"Milagro" el de concluir el rodaje, que fue "durísimo" por los contratiempos y las condiciones del mar, y el de poder estar ahí para contarlo: "Milagrosamente superé el cáncer. Sobreviví y a tiempo para hacer esta película".
Y es que a la enfermedad de uno de los personajes principales se sumó también la pandemia, el riesgo de incendios, los huracanes, el constante oleaje del mar y los ataques de grupos neonazis contra refugiados en Grecia, que condicionaron las seis semanas y media de rodaje y pusieron al equipo contra las cuerdas.
Minucias en comparación con el "periplo" que vivieron los socorristas en quienes está inspirada la película, que narra los orígenes de la ONG catalana a partir del viaje que su fundador, Òscar Camps (Eduard Fernández), y Gerard Canals (Dani Rovira) realizaron a la isla griega de Lesbos en 2015 tras ver la fotografía del niño Aylan sin vida a orillas del Mediterráneo.
"Es una película necesaria que hará de espejo a toda la sociedad. En el momento en que están muriendo decenas de miles de personas en el Mediterráneo, nos atañe y debería doler a todos. Es un fracaso humanitario", ha opinado el actor, que ha agregado: "Imagínate de lo que están huyendo los refugiados para poner a sus hijos en riesgo y echarse al mar sin saber qué va a pasar".
De hecho, centenares de refugiados, supervivientes de esta incesable tragedia, han sido contratados como extras para grabar las escenas de los rescates, tal como ha desvelado Barrena: "Trabajamos con un psiquiatra del campo de Moira y al final pasó que toda esta gente tenía la necesidad de contar su historia y fueron ellos los que querían repetirla y darnos detalles de lo que ocurrió".
Un filme que podría estrenarse hacia la segunda mitad de 2021 y que ha llevado a Rovira a explorar una nueva faceta lejos de la comedia que lo catapultó a la fama, pero en la que dice sentirse también "muy cómodo".
"No entiendo la vida sin comedia, pero si hay un proyecto encima de la mesa bien escrito y planteado donde haya una propuesta que pueda remover un poco la conciencia y desarrollar la empatía de los espectadores, seguramente siempre aceptaré. Hay una parte de mí de quiere aportar soluciones y luz al mundo en lugar de odio y crispación", ha recalcado.
Por ahora, su plan es regresar a Madrid antes de llegar a Málaga, donde en noviembre pisará los teatros con "Odio" y grabará un especial de comedia para Netflix, eso sí, "si el coronavirus nos deja y no nos ponen mas zancadillas".
Debutará también como presentador de un nuevo espacio de entretenimiento en La 1 en horario de máxima audiencia y anda ya escribiendo una serie que quiere presentar próximamente en una plataforma de contenidos en línea.
Pero, sobre todo, tiene pensado "vivir, pasear con los perros, leer y, en las grietas que nos vaya dejando la pandemia, intentar estar con amigos y familia... ¡Ah! y tomar café".