El Solar Impulse 2, el avión solar que ha permanecido en Sevilla dos semanas en una escala en la vuelta al mundo que está realizando sólo con energía solar, ha despegado a las 6:18 de esta mañana con destino a El Cairo.
Tras una intensa noche de preparativos en el hangar donde el aparato ha permanecido dos semanas, el piloto André Borschberg se ha comunicado con la torre de control pasadas las 6:00 de la mañana, y le han confirmado que podía despegar para seguir su viaje.
Unos minutos antes, ya enfundado en el mono oficial del viaje, ha comparecido ante los medios de comunicación al pie del avión para explicar que espera continuar "sin decepcionar al mundo, porque no podemos decepcionar a toda la gente que nos ve y nos sigue", en referencia tanto al seguimiento internacional en prensa como a las miles de personas que lo hacen a través de las redes sociales.
De hecho, más de 1.000 personas han estado esta madrugada conectadas a la aplicación Periscope para seguir en vivo tanto las maniobras previas como el despegue, y muchas de ellas podrán interactuar con el piloto en vuelo en muchas fases de su viaje.
Cada día, gracias a las diez cámaras montadas en el habitáculo, las alas, el centro de control de la misión y en tierra, los miles de aficionados a este proyecto pueden ver en todo momento las evoluciones del piloto, que son monitorizadas en tiempo real por un equipo de ingenieros ubicado en Mónaco.
André Borschberg ha destacado la fuerza mental que tiene que tener para poder sacar adelante este proyecto, bromeando con que, cuando se encuentra en tierra, "a veces pienso que sigo volando". "Hay que tener mucha concentración -ha añadido- porque la gente espera lo mejor de mí".
Lo ha explicado antes de subirse al avión y comunicarse con la torre de control del aeropuerto de San Pablo, en una conversación en español e inglés que ha sido difundida por la organización del proyecto, en la que el piloto se despide de la ciudad de Sevilla agradeciendo la acogida que le ha dispensando y diciendo a su interlocutora que en la capital sevillana ha podido "comer las mejores tapas".
Tras unos segundos de conversación entre ambos, y una vez que se ha autorizado el despegue, el avión ha abandonado el aeropuerto de Sevilla, cuando todavía no había amanecido, rumbo a la capital egipcia, donde tiene previsto llegar en un plazo de entre 48 y 72 horas.
Así ha terminado la etapa en suelo español de este avión monoplaza fabricado con fibra de carbono, que se sustenta con una envergadura alar mayor que la del Boeing 747, pero desplaza un peso similar al de un automóvil familiar vacío, y mantiene una velocidad de travesía de entre 45 y 55 kilómetros por hora, mientras que alcanza un techo de vuelo máximo de 8.500 metros de altitud.