"Rusia pagaría un alto precio económico pero también político" si hubiera nuevas "violaciones" de la soberanía de Ucrania, previno la ministra alemana
Los jefes de la diplomacia de Francia y Alemania mostraron este jueves una posición de firmeza ante Rusia por el conflicto en el este de Ucrania, con una advertencia a Moscú de la nueva ministra de Exteriores de la coalición del canciller Olaf Scholz.
Annalena Baerbock subrayó en París, en una comparecencia conjunta con Jean-Yves Le Drian en su primer desplazamiento al extranjero, que quieren "una solución diplomática" pero que al mismo tiempo "la integridad territorial y la soberanía de Ucrania no son negociables para nosotros".
"Rusia pagaría un alto precio económico pero también político" si hubiera nuevas "violaciones" de la soberanía de Ucrania, previno la ministra alemana.
En una línea paralela, Le Drian saludó la distensión que parece derivarse de la vídeoconferencia del martes entre los presidentes estadounidense, Joe Biden, y ruso, Vladimir Putin centrada en las especulaciones sobre la concentración de tropas rusas en la frontera con Ucrania, e insistió en que "hay que favorecer la desescalada".
Pero a continuación puntualizó que eso hay que hacerlo "sin ingenuidad" y sobre la base de la unidad de los socios de la Unión Europea.
El ministro francés afirmó que la voluntad común de París y Berlín es organizar "en cuanto sea posible" una reunión ministerial en el llamado formato de Normandía (Rusia, Ucrania, Francia y Alemania) sobre la base de los acuerdos de Minsk, suscritos en 2014 para poner fin a la guerra en los territorios separatistas al este de Ucrania.
Ucrania será uno de los asuntos que abordarán mañana en París el presidente francés, Emmanuel Macron, con Scholz en el que será su primer viaje al extranjero desde su nombramiento como canciller.
Más allá de esta cuestión, Le Drian y Baerbock reafirmaron la relación especial entre sus dos países, sobre la que el primero dijo que "no hay equivalente" y que es "esencial, por no decir vital para nuestros dos pueblos".
Su homóloga confirmó que "Alemania no tiene amigo más estrecho que Francia" e hizo hincapié en que el motor franco-alemán es fundamental para la Unión Europea.
Añadió que juntos van a trabajar para "una Europa fuerte y soberana", y que están de acuerdo en que el papel que la UE en la escena internacional no solo debe asentarse en la dimensión militar, sino también en la económica y tecnológica.
Puso como ejemplo el mecanismo de ajuste de carbono en las fronteras exteriores, que pretende establecer unas reglas a los productos que entran en el mercado único para que se tenga en cuenta en el precio si las emisiones generadas para su producción son superiores a las que fijan las reglas europeas.
Un mecanismo que -dijo- Alemania espera que avance durante la presidencia francesa de la Unión Europea en el primer semestre de 2022.
Baerbock reconoció las diferencias con Francia en la determinación en el interior de la UE de la llamada taxonomía sobre las que se considerarán energías limpias, y que tendrán derecho a recibir subvenciones europeas.
Francia, que genera más del 70 % de su electricidad con sus centrales atómicas, pretende que la energía nuclear pueda ser catalogada de energía limpia -porque no genera dióxido de carbono-, mientras Alemania, que ha decidido el cierre anticipado de sus reactores atómicos, se opone.