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Agradecimientos y recuerdos en el banquete en honor a los Premios Nobel

Los nuevos laureados tuvieron la oportunidad de agradecer la distinción y recordar a sus colaboradores

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  • Banquete en honor de los Premios Nobel. -

Tras una ceremonia de entrega de premios en la que los galardonados con el Nobel no toman la palabra, los nuevos laureados tuvieron la oportunidad de agradecer la distinción y recordar a sus colaboradores o a su lectores durante el brindis que ofrecen al final del banquete en su honor. 

La nueva nobel de Literatura, Annie Ernaux, dio gracias a la Academia Sueca en su nombre y en el de los hombres y mujeres que a veces han encontrado en sus libros “razones para vivir y luchar, para sentirse más orgullosos”. 

La escritora consideró que este premio a su trabajo, le obliga “a ser aún más exigente en la búsqueda de una realidad y una verdad que puedan compartirse”.

Carolyn Bertozzi, premiada en Química, arrancó aplausos de toda la sala al recordar a los estudiantes y todo el personal con el que han trabajado por “sus contribuciones” a este premio. 

“Los químicos son soñadores” dijo Bertozzi, quien brindó por la "libertad, la simplicidad y la vida", que van asociadas a los logros y posibilidades de los dos tipos de química (clic y bioortogonal) creados por ella y los otros premiados, Barry Sharpless y Morten Meldal.

El sueco Svante Pääbo, premiado en Medicina, por sus descubrimientos sobre el genoma de los neandertales, recordó que mientras cursaba su doctorado en inmunología realizaba “a escondidas” sus estudios sobre el ADN de fósiles.

Pääbo, que acabó centrando su carrera en la evolución humana y en ese ADN, calificó de “sorprendente” que ese “pasatiempo temprano” finalmente haya contribuido al establecimiento de un nuevo campo de investigación, la paleogenética, que para él sigue siendo “una aventura".

En la categoría de Física, Alain Aspect tomó la palabra por John Clauser y Anton Zeilinger, e hizo un repaso desde el inicio de la física y la mecánica cuántica a comienzos del siglo pasado hasta los primeros experimentos realizados por los hoy nobel y sus posteriores aplicaciones. 

“Costó muchas décadas ir desde las primeras evidencias de esas extraordinarias posibilidades del mundo cuántico” hasta las primeras aplicaciones, lo que se debería recordar “a nuestros gobiernos y sus organismos de financiación”, agregó.

El que fuera presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, que comparte el Nobel de Economía con Douglas Diamond y Philip Dybvig, recordó que los sistemas financieros son propensos a la inestabilidad, por lo que hay “razones de peso” para que los gobiernos los supervisen y establezcan salvaguardias.

Bernanke citó al inventor Warren Buffet al decir que "cuando baja la marea es cuando se ve quién nada desnudo" y señaló que las crisis financieras separan a los preparados de los que no lo están. “Nuestro trabajo y el de muchos otros economistas pretende garantizar tanto que el sistema financiero esté preparado como que la marea no baje muy a menudo”.

El banquete en honor de los nuevos premios nobel había comenzado cuatro horas antes, cuando el rey Carlos Gustavo de Suecia y los invitados de honor bajaron la escalera de piedra que da paso al Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo.

A la ceremonia de entrega de premios y el posterior banquete asistió también la reina Silvia, la princesa heredera Victoria y su esposo, el príncipe Daniel, así como el príncipe Carlos Felipe y su esposa, la princesa Sofía.

La reina Silvia lució un vestido bordado y recto de color berenjena con cuello redondo y una sobrefalda morada. La princesa Victoria optó por el color rosa, con una voluminosa falda y escote cruzado. El gris perla fue la apuesta de la princesa Sofía, en un vestido de larga cola, cuello alto y manga francesa.

El menú comenzó con lucio-perca con algas, tomate relleno y crujiente de flores, como entrante; seguido de venado sueco relleno de colmenillas y salvia con terrina de patatas, para terminar con tarta de queso, compota de ciruelas y sorberte de mirabel aromatizado con jengibre.

La decoración floral del Salón Azul respondía a la idea de "la fuerza y la alegría de la flora, el color y la forma", para lo que se usaron flores como las zinias, los claveles, las orquídeas y las bromelias para las composiciones de la mesa de honor con colores dorados, naranja, amarillo cálido, rosa o terracota.

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