El Gobierno de Nicaragua ha expulsado del país al sacerdote italiano Cosimo Damiano Muratori, acusado de delito de violencia sexual en Italia, después de que haya actuado "injuriosamente" al comentar el encarcelamiento del obispo Rolando Álvarez.
Muratori, por quien la agencia Internacional de Policía (Interpol) habría solicitado recientemente su itinerario de vuelo, según ha informado Managua, fue condenado a cuatro años y medio de prisión por un tribunal de la ciudad italiana de Perugia, por su acoso sexual a una joven en 2009.
"El mencionado sacerdote y ciudadano italiano fue expulsado de Nicaragua el día de hoy, entre otras cosas, por ese delito cometido en su país, y su itinerario de vuelo, solicitado por la misma Interpol Italia, fue comunicado a las autoridades pertinentes", se lee en un comunicado del Ministerio de Gobernación nicaragüense.
Horas antes del comunicado, el fraile fue detenido por fuerzas de seguridad, después de que presidiera una misa y se refiriera al encarcelamiento del obispo Rolando Álvarez, condenado la semana pasada a más de 26 años por la Justicia nicaragüense, según ha informado el diario 'Confidencial'.
"Nos vamos a reunir en oración no solamente por nosotros, sino por todos los nicaragüenses en todo el mundo, por los sacerdotes y también ciudadanos que han salido de Nicaragua forzosamente, y oremos también por monseñor Álvarez que está en la cárcel", dijo el fraile al ofrecer una misa.
Muratori estuvo asignado por su orden religiosa desde 2014 en la localidad de San Rafael del Norte a la custodia del mausoleo del padre Odorico, aunque llegó al país centroamericano en 1976.
Con todo, la Justicia de Nicaragua condenó este viernes a 26 años de cárcel al obispo Ronaldo Álvarez, perdiendo su nacionalidad tras haber sido declarado "traidor de la patria", todo ello un día después de que 222 personas fueran deportadas de Nicaragua en un avión rumbo a Estados Unidos, dentro de una medida inédita, ya que habían sido acusadas de incitar supuestamente a la violencia y el terrorismo, así como de perpetrar acciones de "desestabilización económica".
Álvarez es miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) y en el país es reconocido por su labor en defensa de los Derechos Humanos frente a la opresión sandinista. De hecho, en 2022 se convirtió en el primer obispo de la Iglesia católica en ser arrestado desde que Ortega se hizo con el poder en 2007.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, tildó anteriormente a la Iglesia de "dictadura perfecta" y de "usar" a sus obispos para "dar un golpe de Estado" en el país centroamericano, asegurando que algunos sacerdotes hacían llamamientos al derramamiento de sangre durante la ola de protestas de 2018, que se saldó con la muerte de más de 300 personas.