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Martes 19/11/2024
 
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Moutaz Almallah, el último procesado por el 11-M, da el pésame a las víctimas

El español de origen sirio Moutaz Almallah Dabas, el único de los procesados por los atentados del 11-M que quedaba por juzgar.

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El español de origen sirio Moutaz Almallah Dabas, el único de los procesados por los atentados del 11-M que quedaba por juzgar, ha dado  el pésame a las víctimas de la masacre en su turno de última palabra en la vista oral celebrada en la Audiencia Nacional.

Almallah, para quien la Fiscalía ha elevado a definitiva su petición de ocho años de prisión al considerar que hay indicios de su apoyo a algunos de los principales implicados en los atentados, ha dicho: "Doy el pésame a las víctimas" y "a todos los inocentes".

También se ha acordado de "las víctimas que están cayendo ahora en Siria" y ha pedido que se emprendan acciones contra Rifaat Al-Assad, un tío del actual presidente sirio que según el procesado se encuentra en España y del que ha dicho que es "un verdadero criminal".

Al igual que la acusación particular representada por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, el fiscal considera a Almallah culpable de un delito de colaboración con banda armada y ha destacado que en el juicio se ha demostrado que el acusado tuvo relación "directa, íntima" con personas muy "significadas" en los atentados.

Así, el Ministerio Público se ha referido a los encuentros de Moutaz con el considerado líder de Al Qaeda en España, Imad Eddin Barakat, "Abu Dahdah", o con Serhane ben Abdelmajid, "El Tunecino" -uno de los autores de los atentados que se suicidaron en Leganés el 3 de abril de 2004-, de quien un testigo señaló que guardaba silencio en señal de respeto cuando el procesado hablaba.

Según el fiscal, en la casa que alquiló en la calle Virgen del Coro de Madrid en 2003, Moutaz se dedicó a captar personas para la causa islamista, dar cobijo a gente de paso hacia Chechenia o Afganistán, facilitar traslados o recaudar dinero.

También acudió a reuniones de adoctrinamiento a las que iban "El Tunecino" y Basel Ghalyoum, condenado por la Audiencia Nacional por el 11-M y que luego fue absuelto por el Tribunal Supremo (TS).

Moutaz llevó a cabo antes del 11-M "una peligrosísima labor de adoctrinamiento" para crear "unas conciencias religiosas islamistas de odio y venganza" que llevaron a los atentados, ha afirmado el fiscal.

El representante del Ministerio Público ha recordado que entonces la Policía no detectó la "verdadera relevancia delictiva" que podía desprenderse de la información obtenida quizá, tal y como señaló un agente en la vista, porque "eran otros tiempos".

La Fiscalía ha resaltado que la relación entre el acusado -cuyo hermano Mouhannad fue condenado en 2007 a doce años de cárcel y absuelto posteriormente por el Supremo- y líderes del mundo islámico no pueden ser solo "casualidad y azar".

El abogado de Moutaz ha pedido su absolución y ha manifestado que las acusaciones contra él, al igual que pasó con su hermano Mouhannad, carecen de base.

También ha dicho que si su cliente no ha declarado en la vista ha sido solo porque él se lo había pedido; "gracias a Dios me ha hecho caso", ha comentado el letrado.

El único testigo del cuarto y último día del juicio ha sido Abdelkader El Farssaoui, "Cartagena", un confidente de la Policía que ha asegurado que solo conoce de vista a Moutaz.

"Cartagena", al que el presidente de la Sala, Fernando García Nicolás, le ha pedido que se quitara el pañuelo de estilo árabe y el sombrero o "taguia" que llevaba, avisó en su día a la Policía que "El Tunecino" podía estar preparando un atentado.

Además, una policía que examinó las pruebas informáticas recogidas en el piso de Moutaz en Gran Bretaña, donde vivía en el momento de los atentados, ha declarado que no había archivos que le vincularan con grupos yihadistas, pero que guardaba cánticos que alababan a los mártires.

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