Será con dos conciertos que se celebrarán el 4 y el 11 de este mes de mayo en la sala Cardamomo de Madrid, en los que estos, junto a otros artistas como Pepe Habichuela, José El Francés, Los Chunguitos, La Excepción, Belén López o Josemi y Juan Carmona, pretenden recaudar fondos para sufragar una operación de ligamentos de rodilla del cantaor y hacerle un homenaje cuando el cantaor cumple 50 años de vida artística.
“Llevo tres o cuatro años deambulando sin saber qué me pasaba, eso me desconcertaba, estaba melancólico, había perdido el rumbo del cante y no cogía ni la guitarra. Ahora que ya sé qué me pasa y que tiene una solución me han entrado unas ganas tremendas de cantar. En esos conciertos cantaré, si no canto yo, no cantará nadie”, dice Ramón El Portugués en una entrevista con Efe.
Nacido en Mérida hace 61 años, El Portugués inició su carrera de niño.
Con poco más de diez años su tío, el gran cantaor Porrina de Badajoz, le hizo viajar a Madrid para trabajar con él en locales flamencos y fiestas privadas, en las que tuvo la oportunidad de aprender de las grandes figuras de la época.
“Venía la Policía y yo dejaba el cante y me tenía que hacer pasar por botones, porque era muy de noche para un niño”, recuerda Ramón El Portugués, de quien dicen que Camarón de la Isla aprendió algunos “giros” de voz.
“Éramos uña y carne, dos fuentes con la misma agua, pero él mejoró lo que yo hacía”. “Yo he tirado mi carrera por los vicios, no he tenido continuidad, era muy rebelde y me gustaba ir a mi aire. Era bebedor y drogadicto. Si no me tomaba cinco o siete güisquis y me metía mis cositas en el camerino, no salía. Camarón tenía sus cositas, pero su mayor droga era el cante”, comentó.