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Jueves 14/11/2024
 
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Los europeos votarán la próxima semana sumergidos en la crisis

Sumergida en la peor recesión desde que terminó la II Guerra Mundial, Europa votará la semana que viene en las séptimas elecciones al Parlamento Europeo.

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Sumergida en la peor recesión desde que terminó la II Guerra Mundial, Europa votará la semana que viene en las séptimas elecciones al Parlamento Europeo. 

Si la tendencia histórica se mantiene, menos de la mitad del electorado debería acudir a las urnas entre el 4 y el 7 de junio próximos. 

Desde que se celebraron las primeras elecciones europeas directas la participación no ha dejado de caer: 61,99% en 1979, 58,98% en 1984, 58,41% en 1989, 56,67 en 1994, 49,51% en 1999 y 45,47% en 2004. 

Especialmente baja fue en 2004 la participación en los estados de Europa central y oriental que acababan de incorporarse a la Unión: 16,97% en Eslovaquia –mínimo absoluto–, y apenas un 20,87% en Polonia. 

La publicidad institucional se ha concentrado por ello en llamar casi desesperadamente al voto. 

Un anuncio concebido inicialmente para Youtube, en el que una joven presa del pánico, perseguida por un sanguinario asesino, acude a un colegio a votar entre chillidos, ha tenido tal éxito que las televisiones comerciales lo han emitido en sus informativos de mayor audiencia, según destacaba recientemente el director de Comunicación y portavoz del PE, el español Jaume Duch. 

La excepcional crisis económica representa un factor nuevo que podría tener como efecto imprevisto la movilización de los ciudadanos, quienes exigen de sus gobiernos y de las instituciones supranacionales soluciones urgentes al desempleo y medidas concretas para recuperar la confianza. 

Según el último sondeo facilitado esta semana por el PE, el número de los que tienen planeado votar está subiendo conforme se acercan los comicios: 49% a principios de mayo frente al 34% en enero-febrero. 

Otro elemento que puede contribuir a “dopar” la participación es la coincidencia de otros procesos electorales en varios estados: Bélgica (regionales), Dinamarca (referéndum sobre la sucesión al trono), Alemania (locales en siete länder), Hungría (parlamentarias y locales parciales), Irlanda (locales), Italia (comunales y provinciales), Letonia (municipales), Luxemburgo (generales), Malta (locales) y Reino Unido (locales). 

En general, los diferentes sondeos predicen un voto generalizado de castigo a los partidos gobernantes –salvo en Polonia– y un fortalecimiento de las opciones nacionalistas y escépticas en países ricos como Austria, Reino Unido y Holanda. 

En Polonia, el partido de centro-derecha gobernante, la Plataforma Cívica (PO) presenta como líder al ex primer ministro Jerzy Buzek, con posibilidades de convertirse en el próximo presidente del Parlamento Europeo, si el PO termina siendo una de las primeras delegaciones nacionales dentro del PPE europeo. 

En el hemiciclo de Estrasburgo, una vez computadas las ganancias y pérdidas previsibles de unos y otros, los resultados nacionales podrían traducirse en un acortamiento de la distancia que separa a los dos grupos principales, el conservador PPE-DE y el socialista PSE (28%). 

Una segunda consecuencia sería la probable creación de un grupo euroescéptico reunido en torno a los conservadores británicos, cuyo líder nacional, David Cameron, ha anunciado la salida de los eurodiputados tories del principal grupo de la Eurocámara, el PPE. 

Las cuestiones estrictamente europeas han desaparecido del debate público.

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