En una entrevista con Efe, ha explicado que tanto los documentos que hablan de los residuos en el Imperio como los restos hallados confirman que la conciencia medioambiental romana era superior.
Acero, que lleva cinco años estudiando los vertederos clásicos y que tiene una beca del Instituto de Arqueología de Mérida, es el único investigador en el mundo que ha centrado su tesis doctoral en la gestión y evacuación de residuos sólidos y líquidos urbanos en ciudades romanas.
Según relata, la tendencia a agruparse en grandes núcleos poblacionales les llevó a establecer medidas higiénicas innovadoras hasta ese momento, como la gestión de residuos mediante vertederos y el alcantarillado urbano público.
La mayoría de los residuos hallados en los pudrideros pertenecen a desechos de ceniza, carbones, huesos, animales y conchas, mientras que los elementos inorgánicos aparecen en un porcentaje mucho menor.
Los recipientes inorgánicos, como la cerámica, tenían una segunda utilidad y eran quemados para utilizarlos en la agricultura, mientras que el mármol era transformado en cal y los metales eran refundidos de manera constante.