La prohibición del uso, fabricación e importación de las bolsas de plástico a nivel comercial y doméstico entró en vigor hoy en Kenia, una medida que, pese a haber sido anunciada hace seis meses, ha cogido a muchos pequeños comerciantes por sorpresa, informan medios locales.
Mientras el Gobierno exige a sus ciudadanos que utilicen bolsas hechas de materiales ecológicos como papel manila, yute, lona o plásticos biodegradables, el público lamenta que estas alternativas sean demasiado caras -entre 0,81 y 2,44 euros- y solo estén disponibles en pequeñas cantidades, según el diario Daily Nation.
Este problema, unido a la falta de campañas de concienciación pública por parte del Ejecutivo, podría suponer que las sanciones previstas por la nueva medida -multas de entre 16.260 y 32.520 euros y penas de entre 1 y 2 años de prisión- afecten a buena parte de la población.
Algunos pequeños comerciantes aseguran no tener aún alternativas para el plástico, y critican a la Administración por poner en el punto de mira a los compradores y no únicamente a los fabricantes de bolsas, recoge el diario Standard Digital.
Mientras tanto, las grandes superficies están utilizando cajas de cartón y envolviendo los productos en papel de periódico ante la escasez de bolsas ecológicas.
El Gobierno de Kenia anunció el pasado 15 de marzo esta prohibición, que fue aplaudida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con sede en Nairobi, ya que a su juicio supone un gran avance en el esfuerzo global para acabar con los desechos plásticos que causan un daño "incalculable" en los ecosistemas.
"Kenia debe ser elogiada por su liderazgo ambiental. Es un gran ejemplo que espero que inspire a otros y ayude a impulsar nuevos compromisos, afirmó el director ejecutivo del PNUMA, Erik Solheim, tras conocer la decisión del Gobierno keniano.
Kenia se suma así a otros países africanos, como Ruanda y Marruecos, en prohibir las bolsas de plástico para proteger su ecosistema, aunque no es la primera vez que lo intenta.
Por ejemplo, en 2011 la Agencia Nacional de Gestión Ambiental (NEMA) prohibió las bolsas con menos de 0,6 milímetros de grosor, aunque la medida fracasó.
La NEMA asegura que las bolsas de plástico constituyen el 9 % de los desechos totales que genera el país y el 90 % del daño medioambiental, ya que matan a animales que los confunden con alimento y contaminan los lugares turísticos.
Según el PNUMA, cada año, en los supermercados kenianos, se entregan unas 100 millones de bolsas de plástico, que también pueden convertirse en lugares idóneos para la reproducción de mosquitos portadores de malaria y dengue.
Las bolsas de plástico son uno de los principales desafíos para la eliminación de los desechos urbanos en Kenia, especialmente en las comunidades más pobres, donde el acceso a los sistemas de gestión de residuos y la atención sanitaria es limitada.