Las autoridades de Papúa Nueva Guinea desalojaron hoy a decenas de "sin papeles" de los alrededor de 400 que ocupaban ilegalmente desde hace más de tres semanas un centro clausurado para inmigrantes que gestionaba Australia en la isla Manus.
Las fuerzas de seguridad también detuvieron temporalmente a un periodista y refugiado kurdo-iraní.
"Varias personas han sido sacadas y esperamos que la cifra, que totalizaba hasta esta mañana unas 370 personas, se reduzca", dijo el ministro australiano de Inmigración, Peter Dutton, a la cadena Sky News de la televisión por cable australiana.
"Hay mucho trabajo en curso y el operativo prosigue", indicó Dutton, y confirmó que algunos solicitantes de asilo fueron detenidos, entre ellos el periodista y refugiado kurdo-iraní Behrouz Boochani, quien fue liberado poco después sin que se haya aclarado el motivo de su arresto.
"Acabo de ser liberado. Me esposaron durante más de dos horas en un lugar detrás del campo de detención. El comandante de la Policía me gritaba 'estás reportando en contra nuestra'. Me empujaron varias veces y rompieron mis cosas. Escribiré más tarde", comentó Boochani en su cuenta Twitter.
La detención de Boochani motivó la condena de diversos organismos como Amnistía Internacional, que denunció una "aparente represalia por informar sobre la situación de derechos humanos en el centro".
La tensión en estas instalaciones de Manus, clausuradas el 31 de octubre pasado, aumentó cuando la Policía irrumpió por la mañana para intentar sacar a los refugiados que se niegan por motivos de seguridad a moverse a otros lugares de acogida en Lorengau, el principal poblado de la isla.
Los inmigrantes denunciaron que las autoridades entraron a sus dormitorios y destruyeron sus pertenencias exigiéndoles que se marchasen de un centro en el que no tienen agua, comida, servicios básicos ni atención médica desde su clausura el 31 de octubre.
"Los refugiados han sido golpeados, empujados contra el suelo y se ha confiscado los teléfonos móviles de cualquier refugiado que es sorprendido grabando los incidentes", denunció en un correo electrónico la organización GetUp!.
Las versiones de los inmigrantes es que unos 40 hombres fueron forzados a abordar autobuses que esperaban en el centro para llevarlos a los nuevos lugares alternativos de acogida.
Por su lado, la Policía papú, que ha intentado en las últimas tres semanas evacuar el centro, informó a la cadena australiana ABC de que "35 no-refugiados dejaron voluntariamente para ir a su nueva residencia".
Esta semana el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) denunció que la situación es "muy grave y empeora día tras día" en Manus, adonde el Gobierno australiano "había transferido forzosamente" a refugiados y solicitantes de asilo.
Pese a los llamamientos para poner fin a la crisis, el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, ha descartado recibir a los "sin papeles" en territorio australiano e incluso rechazó una oferta de Nueva Zelanda para acoger a 150 inmigrantes.
"Ellos creen que de alguna manera pueden presionar al Gobierno australiano para que los dejemos venir a Australia. Bien, no vamos a dejarnos presionar", remarcó Turnbull a periodistas al insistir que los ocupantes de Manus deben ir a los lugares de acogida construidos para ellos.
Según el ministro Dutton, "los contribuyentes australianos han pagado cerca de 10 millones de dólares AUD (7,6 millones de dólares USD o 6,4 millones de EUR) por las nuevas instalaciones y queremos que la gente salga" del centro clausurado.
Muchos de los inmigrantes ilegales que Australia ha llevado al centro de Manus, que tuvo que cerrar tras ser declarado ilegal por el Supremo papú, y al de Nauru huyen de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación, como las minorías rohinyá en Birmania (Myanmar) y bidún en la región del Golfo.