El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comenzará a partir de mañana, martes, a reunificar a algunas las familias de inmigrantes separadas por la Administración de su predecesor Donald Trump (2017-2021).
Como primer paso, las autoridades estadounidenses permitirán la entrada para que puedan volver a ver a sus hijos a cuatro mujeres de México, Guatemala y Honduras, que en su día fueron separadas de ellos en la frontera y deportadas a sus países de origen.
Se espera que esas mujeres ingresen en EE.UU. a través de Texas y California.
En una entrevista con la cadena de televisión CBS News, el secretario de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) de EE.UU., Alejandro Mayorkas, hizo hincapié en "el compromiso extraordinario" del Gobierno de Biden para juntar a estas familias.
Más tarde, en un comunicado, el responsable señaló que esto "es solo el comienzo".
"Vamos a reunir al primer grupo de familias, muchas más seguirán, y reconocemos la importancia de proporcionar a estas familias de los recursos y la estabilidad que necesitan", dijo Mayorkas.
Actualmente, hay más de 1.000 familias de inmigrantes separadas, según los datos del DHS, como consecuencia de la política de "tolerancia cero" aplicada por el Ejecutivo de Trump entre abril y junio de 2018 hasta que un juez federal ordenó su cancelación y exigió que se reunificara a las personas separadas.
La mayoría de las familias han sido reunificadas en los últimos años, aunque todavía quedan unas 1.000, principalmente porque en estos casos los adultos, la mayoría de Centroamérica, fueron deportados.
Hay separaciones familiares que se remontan a finales de 2017, mucho antes de que comenzara oficialmente esa política de Trump. Algunos de los menores que quedaron bajo custodia de EE.UU. eran tan pequeños cuando fueron alejados de sus progenitores que apenas recuerdan a sus parientes.
Las cuatro primeras familias serán reunidas a través de un grupo de trabajo creado por Biden poco después de llegar a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero.
En declaraciones a la prensa el domingo, Mayorkas había declarado que su equipo estaba "dedicado" a encontrar a cada familia para darles la oportunidad de volver a estar juntos.
"Hay niños que tenían tres años en el momento de la separación. Hay adolescentes que tuvieron que vivir sin sus padres durante sus años de mayor formación, hay madres que huyeron de situaciones extremadamente peligrosas en sus países de origen, que han permanecido en ambientes peligrosos en México, con la esperanza de reunirse con sus hijos", detalló el responsable migratorio.
Los grupos proinmigrantes calculan que todavía no se ha localizado a los parientes de al menos 445 menores.
Entre quienes se reunirán esta semana hay una madre separada de sus hijos en la frontera a finales de 2017 después de escapar de Honduras. Hay otro caso de una mexicana que fue alejada de su vástago también a finales de 2017.
Según fuentes citadas por el diario The New York Times, se espera que otros 30 migrantes entren en el país con permisos por razones humanitarias, entre los próximos 30 o 60 días.
La directora ejecutiva de la fuerza de trabajo de la Casa Blanca para la reunificación de las familias, Michelle Brané, detalló en una videoconferencia que se concederá una autorización temporal a los padres para que entren en EE.UU. a través de un mecanismo denominado "permiso humanitario".
Brané confirmó que hay más de 1.000 familias y explicó que no disponen de un número exacto por culpa de la Administración de Trump que no hizo un registro completo.
La Unión de Libertades Civiles (ACLU, en inglés), que ha actuado de abogado de estos inmigrantes, estima que con la política de "tolerancia cero" de Trump unas 2.800 familias migrantes, con unos 5.500 menores, fueron separadas.
En aquel entonces, el Gobierno clasificó a los niños como menores de edad sin compañía de padre o madre, y los distribuyó por diferentes partes del país, en albergues bajo la custodia gubernamental.
Tras el anuncio, el abogado de ACLU, Lee Gelernt, apuntó que su organización está presionando para que se conceda un "estatus permanente" a esas familias, además de una compensación y servicios sociales.
Durante la campaña electoral, Biden prometió reunir a las familias separadas y calificó la política de la Administración de Trump de "criminal".
Precisamente la gestión migratoria se le ha atragantado a Biden durante sus primeros meses en la Presidencia debido a los números récord de indocumentados que han llegado a la frontera, muchos de ellos menores de edad.
Desde hace un año, la cifra de inmigrantes indocumentados que llegan a la frontera desde México y son detenidos por oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha estado creciendo, y saltó de 101.028 en febrero a 172.131 en marzo.
En febrero, la CBP arrestó a 9.881 menores que llegaron solos, mientras que el número subió a 18.890 en marzo.
Desde finales de ese último mes, el número de menores bajo la custodia de la CBP ha caído un 88 %, hasta llegar a 677 este fin de semana, frente a los 5.767 que tenía el pasado 28 de marzo.
Los menores estaban pasando en marzo una media de 130 horas en instalaciones de la CBP, que no están preparadas para este tipo de inquilinos, un tiempo superior a los tres días que por ley tiene esa agencia para entregarlos al Departamento de Salud y de Servicios Humanos (HHS, en inglés).
Según Mayorkas, actualmente los niños y adolescentes pasan una media de 20 horas en manos de la CBP.
También este lunes Biden anunció un aumento de la cuota anual de refugiados que acoge el país hasta los 62.500, frente a los 15.000 que había marcado Trump y que no había sido modificado hasta ahora por la nueva Administración.