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Provincia de Cádiz

Campos de concentración en la provincia de Cádiz: tras la huella del pasado represor

Una investigación del profesor de la UCA, José Marchena, que verá la luz en 2023 desvelará los detalles de esta historia durante años silenciada

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Cortijo de Vicos

La antigua Almadraba de Rota

Plano de ubicación del campo en Puerto Real

El penal de El Puerto, que no el campo de concentración del Coto del Duque

La zona de Casería de Osio

La Guerra Civil española contó con sus propios campos de concentración. Promovidos por los líderes militares del alzamiento, fueron propagándose por todo el territorio a medida que las tropas avanzaban hacia la victoria final, y por ellos pasaron entre 600.000 y dos  millones de prisioneros. Sin embargo, su existencia terminó convertida en uno de los episodios más silenciados del régimen y, por ende, más desconocidos. La publicación en 2019 de la obra Los campos de concentración de Franco, de Carlos Hernández de Miguel, resultó decisiva para desvelar su enorme dimensión, pero no definitiva, ya que no abarcaba con suficiente profusión de detalles provincias como la de Cádiz, donde se sabe que existieron hasta cinco campos de concentración entre 1936 y 1941. José Marchena, profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Cádiz, dirige actualmente una investigación al respecto -verá la luz el próximo año- para la que cuenta con el respaldo de la Diputación de Cádiz.

Marchena, que colabora en una investigación casi en paralelo con el profesor Santiago Moreno sobre el campo de concentración de La Almadraba, en Rota, decidió ampliar el estudio con este nuevo trabajo en el que profundizar en la historia de los otro cuatro campos, de los que sí se sabía dónde estaban ubicados, pero de los que apenas había más información: en el Cortijo de Vicos -situado entre Jerez y Arcos-; en Matagorda, Puerto Real; en el Coto del Duque, en El Puerto de Santa María; y en la Casería de Ossio, en San Fernando.

Su origen se encuentra en los primeros compases mismos de la contienda bélica, ya que aunque el alzamiento no triunfa con la velocidad con la que pensaban los golpistas, el gobierno republicano tampoco supo contenerlo, y en las zonas donde comienza a consolidarse  se abre un doble escenario: el de los afectos que ingresan en la defensa de la causa, y el de los que terminan por convertirse en objeto de represión y control. “Al principio utilizan las cárceles, pero a medida que aumentan los prisioneros surge el concepto de los campos de concentración”, explica Marchena. “Las cárceles, de hecho, estaban controladas por funcionarios, mientras que los campos son ámbitos creados sobre la marcha y bajo la tutela y la gestión militar”. Una circunstancia que dio pie a la creación de los batallones de trabajo y las colonias penitenciarias, de manera que todas las personas que quedaban “privadas de libertad, eran usadas para las obras de la causa del bando franquista”.

Para ello, aprovechaban los espacios naturales disponibles en cada zona. En Rota, sobre la base de la antigua almadraba que funcionó hasta los años 30; en Vicos, donde se encontraba el antiguo depósito de cría y doma, igual. De hecho, “hay información interesante de 1938 sobre una llamada de las autoridades penitenciarias al entonces alcalde de Arcos para verificar nuevos espacios en el término municipal, en cortijos, para favorecer la creación de nuevos campos”. En San Fernando, sobre el  antiguo arsenal de Fadricas; en El Puerto en el Coto del Duque, y en Puerto Real en Matagorda, aprovechando la factoría de astilleros. “Eran lugares amplios para contener presos, y vinculados a la personalidad socioeconómica de las distintas zonas”, especifica el profesor de la UCA.

En la mayoría de los casos se habilitan en 1939, caso de Rota, pero el de Vicos ya se sabe que funcionaba en el 36, mientras que su clausura se produce entre los años 40 y 41, “cuando la dictadura hace que los prisioneros sean derivados a las distintas cárceles”.

Es cierto que no estamos hablando de campos de exterminio, tal y como fueron concebidos por el ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial, “pero no por eso fueron menos intensos en el control, ya que sí hubo situación de alineación, malas condiciones alimenticias, sanitarias, y muchos enfermaron y murieron. Desde luego, no fueron sitios de reinserción, sino de castigo, y derivaron en las colonias penitenciarias y en los batallones de trabajo, que se usaron para obras como presas, carreteras, o el canal del río Guadalquivir, donde hubo trabajadores de las colonias en condiciones muy penosas”.

Marchena está realizando un control de entrevistas con personas que todavía viven “y tuvieron su triste experiencia. Ellos, más que de torturas hablan de condiciones muy penosas, de dureza, poca alimentación, con un mínimo óptimo de salud, a lo que hay que añadir el trato, el desprecio personal, la degradación humana y moral. No hacía falta la tortura, pero hubo situaciones límite de castigo”.

La investigación, de hecho, puede ayudar a respaldar una reivindicación de la Plataforma de Memoria Histórica de Jerez sobre Vicos, ya que aspiran a que aquel escenario sea reconocido como lugar de memoria histórica, “en recuerdo de los jerezanos y gente que venían de otras zonas a ese campo de concentración sufrieron en aquellos momentos”. 

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN *

Cortijo de Vicos (Arcos-Jerez).  Campo de larga duración. El cuartel, que se usaba  como centro de cría y doma caballar, operó como campo de concentración desde agosto de 1936 hasta, al menos, febrero de 1941.

Matagorda (Puerto Real).  Campo estable. Ubicado en la zona del astillero. Todo indica que se utilizaron varias instalaciones ya que tuvo diversas denominaciones. Operó  entre marzo y agosto de 1939, y superó los 5.000 prisioneros.

Coto del Duque (El Puerto). Campo de larga duración. En este caso, apunta el profesor Carmona, hay bastante confusión, ya que algunos investigadores han partido de los datos del Penal de El Puerto, que tras la guerra se convirtió en prisión central y superó los 5.000 internos.

Almadraba (Rota). Campo estable. Ubicado en las instalaciones conserveras de la almadraba. Habilitado como tal desde febrero de 1939. Cerró entre junio y octubre de 1941. Llegó a albergar a cerca de 6.000 prisioneros.  

Casería de Ossio (San Fernando). Campo estable. Ubicado en el edificio que servía de prisión en ese barrio de San Fernando. Su estatus fue confuso desde que empezó a recibir prisioneros, poco después de la sublevación, hasta que, en agosto de 1938, pasó a ser Penal Naval Militar. 

 

*Datos extraídos de la web  loscamposdeconcentraciondefranco.es

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