El propio Ejército de Tierra admite en la reseña del disco
'Centenario flamenco. Legión española', con motivo del aniversario de la unidad militar fundada por Millán-Astray, que se trata de una “muy extravagante adaptación” de títulos populares como El novio de la muerte, Cuevas de Ketama o Dar-Riffien. La Fundación Tercio de Extranjeros tuvo la original idea de
fusionar el cancionero legionario al arte flamenco y el general de división Antonio Esteban López, secretario general del Mando de Adiestramiento y Doctrina (Madoc) en Granada, puso el nombre de
Alfredo Arrebola sobre la mesa.
Arrebola (Villanueva Mesía, Granada, 1935) aceptó el reto de tamaña empresa por dos motivos. En primer lugar, por su
excelente relación con el coronel Esteban López y sus vínculos con el Madoc, donde ha sido distinguido por su labor divulgativa del flamenco. Y, por otra parte, porque nadie como él podía asumir la responsabilidad técnica y artística de ejecutar felizmente la adaptación musical, literaria y métrica de las trece viejas canciones seleccionadas. Cantaor, con medio centenar de trabajos discográficos, es además un erudito.
Su vida ha estado marcada por el estudio del flamenco, con más de 40 ensayos desde que se estrenó con su tesis doctoral en 1977, El flamenco: vehículo de comunicación humana y expresión artística, “defendida, teórica y prácticamente, interpretando los más rancios y difíciles palos del cante con el acompañamiento de Manuel Cano Tamayo”, tal y como se recuerda en los apuntes biográficos del homenaje publicado por la editorial Granada Club Selección.
Y se había embarcado anteriormente en la difícil empresa de
encajar versos en las rígidas estructuras romanceadas del flamenco. El jerezano Manuel Ríos Ruiz, Premio Nacional de Literatura en 1972, valoró su aportación, “adaptando con flexibilidad y buen sentido lo poemas más significativos” de los referentes de la generación del 27 “para decirnos por seguiriyas, soleares, tientos, malagueñas, tarantos, alegrías, cañas, polos y tonás” las creaciones “más dramáticas de
Federico García Lorca y las airosas, lúcidas, surrealistas y andalucistas de
Rafael Alberti”.
“Me he dedicado a cuerpo y alma al disco”, asegura Arrebola en conversación telefónica, sin ocultar que se siente muy satisfecho con el resultado y verdaderamente agradecido tanto al Ministerio de Defensa como al elenco de artistas que han participado en la grabación.
“Hemos hecho un bien a España”, agrega, y remarca que los beneficios irán destinados a los más necesitados. Con unas dotes privilegiadas para la adaptación, afirma que cada una de las canciones legionarias pedía un palo. Solo había que conectar “con el espíritu de la letra”, añade antes de arrancarse por rondeñas con Tercios heróicos. Todo el proceso creativo ha durado unos dos años y espera que en mayo pueda presentarse oficialmente tras varias suspensiones por la emergencia sanitaria.
Licenciado en Filosofía y Letras y Filología Clásica, y con una biografía salpicada de nombres como el de
Fray Leopoldo de Alpandeire, con quien convivió un año de los siete que llevó el hábito capuchino, y todos los nombres fundamentales del último siglo del cante, del toque y del baile, destina todo su tiempo al flamenco y a su enseñanza, sus dos grandes pasiones.
“He dedicado toda mi vida a buscar la verdad del flamenco”, afirma y, después de tanto tiempo, concluye “que el flamenco no pertenece a nadie, es del hombre, es vivencia”, un arte tan grande que hasta la Legión y su historia centenaria cabe en él.