La Fiscalía de Granada ha mantenido este jueves su petición de 35 años de cárcel para el acusado de asesinar a un padre y su hijo en un edificio de la Plaza del Rey Badis, en la zona norte de la capital granadina, tras dispararles con una pistola semiautomática después de haber discutido por un televisor.
El Ministerio Público atribuye al inculpado, Israel G.R., dos delitos de asesinato y ha pedido que se abra un nuevo proceso contra él y su esposa por los posibles delitos de falso testimonio y abandono de familia, tras culpabilizar a su hijo menor de edad, de unos 10 años, de apretar el gatillo contra las víctimas.
A esta petición se ha sumado también la acusación particular, representada por el director jurídico de IFS Abogados, José Ignacio Francés, quien ha aumentado las penas iniciales solicitadas, a un total de 40 años de prisión, 20 por cada delito de asesinato.
El jurado recibirá este viernes el objeto del veredicto, con lo que se prevé que a lo largo del día, tras su deliberación, hagan público su veredicto de culpabilidad o no culpabilidad.
Según consta en el escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha tenido acceso Europa Press, los hechos ocurrieron el pasado 28 de febrero de 2012 en los pasillos de un edificio situado en el número 1 de la plaza Rey Badis, donde se inició una discusión entre el acusado, una de las víctimas, Joaquín J.P. de 34 años, y el hermano de este último, los cuales vivían en el mismo edificio.
El motivo era un televisor que el procesado, Israel G.R., había prestado a Joaquín J.P., y que quería que le devolviese, por lo que la discusión fue subiendo de tono hasta que el inculpado le dijo expresiones como "tú a mi no me conoces" y "te tengo que matar, os vais a tener que ir a Barcelona", tras lo que se separaron los tres vecinos.
Poco tiempo después, sobre las 16,45 horas, el hermano de la víctima acudió a su domicilio y cuando ambos abandonaron el piso e iban bajando las escaleras, Israel G.R. salió de su casa y en el rellano volvió a dirigirse a Joaquín para decirle "vas a tener un problema conmigo, esto no va a quedar así, te tengo que matar".
Los hermanos no hicieron caso a estas palabras, bajaron las escaleras y cuando estaban ya en el portal del bloque dispuestos a salir a la calle, el procesado les dijo que esperaran para hablar "como los hombres".
En ese momento se dieron la vuelta y "de forma totalmente sorpresiva", Israel G.R. realizó siete disparos contra Joaquín desde el otro extremo del pasillo, a unos cuatro metros de distancia, y con "intención de acabar con su vida". Para ello, usó una pistola semiautomática de calibre 9x19 y con número de serie LAC 932, el cual había sido borrado.
Dos de los disparos alcanzaron a Joaquín, uno en la parte superior del hombro izquierdo y el otro en la espalda, afectando a órganos vitales como el pulmón y la arteria aorta, por lo que murió en el acto.
Al darse la vuelta, el acusado se encontró al hermano de la víctima y al padre, Joaquín J.L. de 64 años entonces, que también vivía en el mismo edificio y al que disparó por la espalda con la intención de acabar con su vida. Una bala le alcanzó en el glúteo de la pierna izquierda y le desgarró la femoral, llegando a salir por el muslo de la misma pierna.
El hombre fue trasladado al Hospital San Cecilio, donde falleció horas después a consecuencia de las heridas producidas por el disparo.
En el registro practicado en el domicilio del acusado se hallaron un total de 462 cartuchos metálicos de diversos calibres, 78 cartuchos semimetálicos, tres cartuchos de salva, cuatro vainas, dos cananas, seis cargadores y una pistola detonadora marca BBM.