La resurrección del Mesías no puede considerarse un hecho histórico, sostiene Schmitt, el autor de "El señor Ibrahim y las flores del Corán", y esa "realidad" le sirve para especular sobre lo racional e irracional de la existencia en "El evangelio según Pilatos", que se estrena en España, en la ciudad asturiana de Avilés, el próximo día 29.
"El mejor país para representar esta obra es España porque la función habla sobre unos hechos que prácticamente todos los españoles conocen", explica en un encuentro con periodistas el productor y adaptador del texto, José Sámano, acompañado de Schmitt y de los protagonistas, Joaquín Kremel, Julia Torres y José Luis de Madariaga.
Esta historia "policial" y de "investigación" filosófica es, además, una gran historia de amor, en la que, por primera vez en los montajes de esta obra, Claudia Prócula, la mujer de Pilatos, se "materializa" y se convierte en un personaje.
"Cuando escribí la obra dudé mucho si le daba entidad como personaje y aunque al final decidí que no, cuando José (Sámano) me lo propuso acepté encantado", explica Schmitt.
El autor francés, del que se acaba de estrenar en España la película "Cartas a Dios", detalla que Pilatos es "el hombre de hoy en esta historia de hace 2.000 años" porque es "escéptico, pragmático, político, materialista, racionalista, laico y extranjero".
"Me identifiqué totalmente con él: alguien que venía del ateísmo y se siente conmovido al descubrir la figura de Jesucristo", asegura el autor, "cristiano pero no integrista".
"Soy filósofo y si se me pregunta si Dios existe digo que no lo sé pero creo que sí", apostilla.
En la primera parte de la novela de la que nace la obra teatral, el hilo conductor es la idea de si Cristo era consciente de su mesianismo porque desde hace 2.000 años la tradición está dividida: para unos Jesús lo sabía desde el principio y para otros lo descubrió poco a poco.
Schmitt opta por una tercera vía: el Mesías es una invención divina y no satánica y es el hijo de Dios pero, para demostrarlo, tiene que superar la prueba de la Cruz y de la Resurrección.
Para llevarla a la escena, estrenada en 2004, el autor se centró en la segunda parte de la novela, que es la que protagoniza Pilatos, el que para asegurar la "pax romana" en Judea se hace "impermeable" a la "locura judía".
El "exiliado" tiene por delante una Pascua "tranquila", con "sólo" quince detenciones y tres crucifixiones de "exaltados" pero un tal Jesús, al todos parecen adorar, empezando por su propia mujer, la noble Claudia Prócula, hace que el caos se instale.
Tiene, muy a su pesar, que acceder a su muerte. "Y por nuestra causa fue crucificado bajo el poder de Poncio Pilatos; padeció y fue sepultado".
Tres días más tarde, Pilatos dirige la más extravagante de las investigaciones policiales: el cadáver del "mago de Nazaret", al que ha dejado que ejecuten lavándose las manos, se ha esfumado.
"..y resucitó al tercer día, según las Escrituras", reza el Credo, pero Pilatos tiene que acallar la marea de rumores de que eso ha sido así anclando lo sucedido "a la tierra".
Si no es "suficientemente chocante" que un muerto resucite, es quien, sin querer, le ha mandado a la muerte el que tiene que investigar su desaparición, que acaba siendo el fenómeno central de la fe cristiana "porque sin Resurrección no habría habido Cristianismo", recuerda Schmitt.
"En la obra -añade su autor- se ve la mezcla entre la razón y la posible fe. Pilatos comprende que existe lo incomprensible y que para ser cristiano no solo hay que creer en Dios sino en lo que dicen en los demás".