La británica Andrea Arnold sorprende con una versión naturalista del clásico "Cumbres borrascosas", mientras que Sono Sion presentó "Himizu".
La británica Andrea Arnold sorprendió este martes en Venecia con una versión naturalista del clásico "Cumbres borrascosas", caracterizado por la escasez de diálogo y de música, mientras que Sono Sion presentó "Himizu" una adaptación de un manga pasado por el tamiz del terremoto que asoló Japón.
Dos historias que se mueven en el filo de la soledad en medioambientes duros y agrestes que condicionan el comportamiento de sus protagonistas.
En el caso de la enésima versión del clásico de Emily Brontë, la realizadora -ganadora de un Óscar en 2005 al mejor corto por "Wasp"- se ha dejado llevar por sus sentimientos para poner en pie una versión compleja de la ya de por sí complicada historia victoriana.
Un Heathcliff negro para una historia de amor imposible por las diferencias sociales y en la que la naturaleza no sólo protagoniza las imágenes si no que se muestra como un elemento importante en el comportamiento de los personajes.
"Es un libro muy profundo y casi más allá de la comprensión", explicó en rueda de prensa Arnold, que consideró que para unas personas que viven en un área tan salvaje como lo hacen los protagonistas de la historia, esa naturaleza tiene que ser obligatoriamente parte de su vida y de lo que son.
Un "viaje alocado" que no sabía dónde ni cómo iba a finalizar y en el que intentó mantener la esencia de un clásico "casi imposible" de llevar a imágenes.
Pero fue esa dificultad la que hizo que se decidiera a dar mucha más importancia a las imágenes que al sonido y de ahí la ausencia casi total de música y el poco diálogo de los personajes.
"Estoy obsesionada con el cine y el cine son imágenes. Se puede contar cualquier historia sólo con imágenes", explicó Arnold,
Y para la protagonista, esa Catherine Earnshaw a la que han encarnado actrices como Merle Oberon o Juliette Binoche, la elegida fue la joven Kaya Scoddelario, muy popular en Reino Unido por la serie televisiva Skins.
Una actriz que encontró muy interesante trabajar con el silencio, un elemento que le permitía estar más relajada al no tener que recordar diálogos y, al mismo tiempo, le daba espacio para pensar en emociones.
Frente a ella, el desconocido James Howson, sustituto en el papel de Heathcliff de nombres como Ralph Fiennes, Laurence Olivier o Jorge Mistral, otros de los protagonistas de este texto clásico publicado por primera vez en 1874.
Y también este martes en competición la japonesa "Himizu", una adaptación del manga del mismo título de Minoru Furuya, que el realizador Sono Sion modificó tras el terremoto que se produjo en Japón el pasado marzo.
Una historia tan violenta física como mentalmente y que el director ya tenía en mente realizar. Simplemente cambió parte del guión para reflejar lo que el terremoto había supuesto para sus compatriotas.
El protagonista es Sumida, un joven de 14 años que vive con su madre en una casa precaria junto a un lago, donde se dedican a alquilar botes para navegar.
Su madre le abandona y su padre no para de aparecer de forma sorpresiva para darle unas tremendas palizas. Algo de lo que son testigos una serie de surrealistas personajes que viven en tiendas construidas con plástico tras haber perdido todo a consecuencia del terremoto.
"En Japón hay una nueva forma de pensar que está relacionada con ese gran desastre", señaló Sion en rueda de prensa.
Al respecto explicó que en los últimos diez años se han producido en su país muchos manga que se han centrado "en la soledad, la tristeza y el aislamiento".
Una situación que se ha convertido en realidad después del terremoto, lamentó el realizador.
Por eso, decidió cambiar el final oscuro y lúgubre del texto original por uno más abierto. "Quería dar un mensaje de esperanza a todo Japón", explicó.
Dos historias que, sin haber entusiasmado, siguen demostrando la variada y acertada selección de una 68 edición de Venecia que ha subido el nivel de los últimos años.