Viene la introducción al caso de Sombras tenebrosas, su última película, cuyo estreno está previsto para el mes de mayo. Un nuevo trabajo de encargo alentado por su actor fetiche, Johnny Depp, y que supone la adaptación al cine de una popular serie de televisión norteamericana de los años sesenta, Dark shadows, en la senda de Los Monsters y La familia Addams, y cuyas primeras imágenes promocionales desprenden el aroma propio de comedia fantástica que atraviesa buena parte de su filmografía.
El filme cuenta la historia de Barnabas Collins, un acaudalado británico que pone rumbo a Estados Unidos a finales del siglo XVIII para emprender una nueva vida en la que termina por convertirse en el tipo más poderoso y mujeriego de una pequeña ciudad costera. Sin embargo, entre sus conquistas figura una irresistible bruja que, en señal de venganza, lo hechiza convirtiéndolo en vampiro y enterrándolo vivo. Dos siglos más tarde, sus descendientes descubren sus restos y vuelve a la vida. Son los años setenta y sus parientes llevan una auténtica vida de decadencia a la que se ve obligado a aclimatarse.
Se trate o no de un encargo, hay algo a lo que Tim Burton no renuncia nunca: su equipo de incondicionales, que constituyen uno de los pilares desde los que sustenta el virtuosismo de sus trabajos. Entre ellos hay dos piezas fundamentales, el ya citado Joyhnny Depp y su inseparable compositor Danny Elffman, junto a las reincidentes Helena Bonhamm Carter -su mujer en la vida real-, Michelle Pfeiffer -la primera y auténtica Catwoman- y Christopher Lee -ya estuvo a su lado en Sleepy hollow y en Charlie-, a los que suman en esta ocasión la brillante Chloë Grace Moret -la entrañable niña sedienta de sangre de Déjame entrar- y la siempre exquisita Eva Green -descubierta por Bertolucci en Soñadores y en los últimos años sometida por la maldición de haber sido chica Bond y pese a haberlo hecho en la excelente Casino Royale-.
Es la parada previa de Tim Burton antes de retomar uno de sus proyectos personales: la adaptación a largo, mediante el sistema de stop motion y en 3D de uno de sus cortometrajes más celebrados, Frankenweenie, en el que un niño rescataba a la vida a su perro recién fallecido como si se tratara del Dr. Frankenstein.