Por cuarto año consecutivo, el restaurante El Bulli, del célebre cocinero español Ferrán Adrià, fue elegido ayer en Londres el mejor restaurante del mundo.
Por cuarto año consecutivo, el restaurante El Bulli, del célebre cocinero español Ferrán Adrià, fue elegido ayer en Londres el mejor restaurante del mundo.
El propio Adrià recibió la distinción en la gala de la reputada revista gastronómica Restaurant para la entrega de sus premios S. Pellegrino, que se celebró en el Freemason’ Hall, sede londinense de la masónica Gran Logia Unida de Inglaterra.
Entre los diez primeros de la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo figuran otros tres españoles: los vascos Mugaritz, de Andoni Luis Aduriz (cuarto lugar), y Arzak, de Juan Mari Arzak (octavo), y el catalán El Celler de Can Roca, de Joan Roca (quinto).
Ninguna otra cocina del mundo logró meter en la parte alta de la clasificación tantos establecimientos, algo que ha destacado la organización al subrayar que “España se convierte en el país con más restaurantes en los puestos superiores de la lista”.
El Bulli, radicado en la localidad de Roses (Girona) y reconocido con tres estrellas Michelín, conquistó la cumbre del ránking del arte culinario al ganar una votación mundial en la que participaron más de 800 chefs, críticos y expertos del sector.
El establecimiento de Rosas continuó la buena racha de ediciones anteriores merced a la creatividad de Adriá, conocido internacionalmente como el alquimista de la cocina.
Amigo del minimalismo en la presentación de sus platos, el rey de los fogones español lleva años seduciendo a los paladares más exigentes con su tendencia a experimentar en los fogones con ingredientes tan revolucionarios como el nitrógeno líquido.
Entre las creaciones más llamativas y sugerentes de Adriá destacan la menestra en texturas, las ostras con aire de zanahoria, el falso caviar de melón y el tuétano con caviar.
También como el año pasado, el restaurante The Fat Duck, del famoso restaurador británico Heston Blumenthal (pionero, junto a Adriá, de la aplicación de la ciencia a la cocina), no pudo desbancar a El Bulli y quedó en segunda posición.
El Fat Duck, situado en Bray (condado de Berkshire, a las afueras de Londres), se alzó con la medalla de plata del arte culinario pese a la crisis que sufrió el pasado febrero, cuando echó el cerrojo por una intoxicación que afectó a unos 400 comensales.