Y es que Armand Gatti parece que es el más apropiado para responder a la pregunta que formuló en su día el filósofo alemán Theodor Adorno: “¿es posible la poesía después de Auschwitz?”.
Así, este viejo resistente con cara de hombre noble, con el cabello sobre los hombros, acude a la entrevista vestido todo de negro, con un chaquetón de cuero raído por el paso del tiempo y una chapa en la solapa de Buenaventura Durruti, y espeta que “la poesía es lo mejor, pero sale del dolor de los campos de concentración”.
“La poesía está hecha con palabras, y éstas son la única arma que nos queda” sostiene.