“La lucha debe continuar, haciendo carnaval"... Así decía la última frase, de la última cuarteta del popurrí, de la última comparsa adulta de Vejer, que pudimos escuchar en nuestros últimos carnavales antes de ti, si, tú. No te pienso nombrar, todos te conocemos, todos te odiamos y maldecimos en partes iguales. Porque antes de ti nos sentíamos libres, porque antes de ti nos podíamos abrazar sin miedo a nada al llegar al ensayo, porque antes de ti todos bebíamos de la misma litrona, porque antes de ti llenábamos los bares en carnaval con un 150% de aforo, porque antes de ti la máscara era solo un complemento más del disfraz, porque antes de ti había pasacalles, cabalgata, concurso, disfraces y vino a pecho. Y porque tu, maldito, me arrancaste una parte de mí que me hará estar en duelo lo que me resta de vida (que de menos te echo Juan). Me niego, no te pienso nombrar.
Seguiremos luchando, claro que seguiremos luchando, con los carnavaleros, los más cansinos y resistentes de la raza humana, no puede nada ni nadie. Con buenos has ido tu a dar. Porque nosotros no contamos años sino carnavales y ya con este van dos sin soplar las velas, así que estamos más jóvenes, con más ganas y con más ideas que nunca. Estamos locos por reencontrarnos en los ensayos, locos por echarnos a la calle a cantar, locos por un “vamo a escuchá”, locos por escuchar una guitarra, un bombo y una caja, locos por una octavilla de Ivan y Manue, un punteo del Kiko, un cuplé de Coronil, un pasodoble de David, un popurri de la chirigota de los niños, una presentación del Rucho, una rumba de Juanmita, un romancero de Pepe, joder si hasta estamos locos por ver al Conesita disfrazado de vaca. (Nótese la ironía)
Locos sí, porque estamos locos o somos diferentes, nos da igual, que nos pongan el calificativo que quieran, ya estamos acostumbrados a andar solos por nuestra fiesta cada vez más contagiada por los poderes, cada vez somos menos. Cada vez estamos más solos y nos da igual, estamos acostumbrados a estar excluidos, a ser una chusma selecta, a que si una señora anima el confinamiento con unos directos se le reconoce su labor con una placa pero si lo hacen dos carnavaleros quedan en la risa del momento y en el olvido. Estamos acostumbrados a que en navidad venga un grupo a tocar una zambomba ruidosa y cuatro villancicos repetitivos apalaeaos mal cantados y darle 300€ sin rechistar, en cambio en carnaval ofrecemos un repertorio inédito cada año y que se nos quiera pagar con papas aliñás. Para que nos entendamos, los carnavaleros somos como esa gente de Vejer excluída que no dispone de tarjeta verde para aparcar en su propio pueblo.
Pero nos da igual, no hay quien y ni qué pueda con nosotros y nuestro carnaval… seguiremos, la lucha debe continuar, haciendo Carnaval…