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Querida taberna

En el patio del Chiringuito

Las mesas están tuneadas con dibujos y rótulos que hacen referencia al nombre de la tasca. Son bonitas, curiosas. En el interior hay muchas fotos y muchos...

Publicado: 23/05/2024 ·
12:17
· Actualizado: 23/05/2024 · 12:18
  • Jacobo en El Chiringuito. -
Autor

Andi Koetxea

He publicado los libros “Huelva choquera y tabernera” (2021) y “Sevilla, la ilustre taberna” (2023), "Huelva choquera y tabernera II volumen" (2024) y "El Rompido 77. Los niños salvajes" (2024). Los bares y las tascas son la excusa perfecta para sumergirme en la antropología de la vida cotidiana

Querida taberna

Cerca del mostrador de bares y tabernas pasan cosas, y algunas muy curiosas. Este blog atrapa al vuelo esos sucedidos para que caigan en buenas manos

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Las mesas están tuneadas con dibujos y rótulos que hacen referencia al nombre de la tasca. Son bonitas, curiosas. En el interior hay muchas fotos y muchos recuerdos. Caricaturas, pegatinas de bares, de gente llegada de todas partes, pinturas sobre el muro. Un espontáneo decorado hecho a base de capas que el tiempo desordena. Por si surge la juerga el escenario se transforma, pero siempre está dispuesto.

Jacobo ya anda descansando con la cuesta de enero. “Nos han dao una…”. Las Navidades son muy intensitas. Se hacen cansinas. Pero el bolsillo lo agradece para ahora estar un poco al ralentí. Esperando la siguiente que llegará en tres, dos, uno…

Otro tema importante me surge al vuelo. Le hago saber que estoy enfadado porque han cambiado el nombre a la calle. Ya no se llama Huelva. Y Jacobo se ríe. “Ni el Guguel lo ha cambiaoni na”. Hasta los grandes patrones del mundo se rinden a las evidencias cotidianas.

La peculiar decoración de El Chiringuito.

Una vecina se acerca desde su balcón “¿No quiereh un cafelito?”. Es rubia, delgada. Con un piercing en el labio inferior y sonríe, simpática, contenta con su ofrecimiento. Como Jacobo ya se lo ha pedido en el bar de al lado la mujer le cita: “mañana no te lo vaya a pedí, que lo acabo de hacer y está mu rico”. “Aquí nos tenemos que cuidar”, me explica Jacobo. Es de muchos años que se conocen y si te gusta El Chiringuito lo llevas bien. El buen rollo casi a domicilio.

Llega el trabajador argentino que tiene para los días de más jaleo. Viene del médico y le responde a Jacobo: naaada, que me van a cortar la oreja”. Una otitis. Hay que cuidarla. Hoy no está de currante. “Poneme tres hielos, dos que sean picados y uno entero, y una rodajita de limón”. Le guasea a Jacobo y él le da la réplica. “Pues bébete eso, y date con un canto en los dientes”.

La música suena como marca la tradición. Una banda sonora que te pega el pellizco. Aparece, restallante, El Cabrero con unos fandangos alosneros. “El canto de la perdiz”. Sigue “Repiqueteo de Cascabel” de La Perla de Cádiz. Tangos en tonos de tarantos. Al cante El Trini y al toque Víctor M. Rosa. Pata Negra con “Betis”. Fosforito canta “No me cuentes penas”. Enrique Morente con unos tientos de su homenaje a don Antonio Chacón en el 1977 (“No lo pasen por mi puerta”).“Son tus ojos dos estrellas” con Paco de Lucía y Camarón de la Isla. Bulerías, bullerías, burlerías. El Chiringuito se desliza con compás por la tarde fresca.

Llegando a El Chiringuito.

Llegan clientes que ya son mucho más que eso. Dos currantes que hoy les ha tocado Sevilla, mañana Cádiz y pasado otra vez la capital hispalense. Tras abrazos y bromas intentan dilucidar si para ir a un Cádiz en carnavales les conviene más el tren que un coche de alquiler que haya que aparcar. Entretanto se deciden por unos botellines que celebran por lo heladitos que están. El de Pamplona le vacila al de Ciudad Real. Que si quiere una Mahou… “Pues a tomar por culo. Cruzcampo y Cruzcampo”. Claro, Cruzcampo. ¿Qué va a ser?

Vienen dos parroquianos de los de diario y desde hace ni se sabe. Están de cháchara y Jacobo tiene que achuchar.Illo, ¿vai a pedí? Me tenéis pa dentro y pa fuera”.

El día acaba de arrancar y la gente, aquietada, va tomando asiento y contemplando el devenir del atardecer. Hay poca luz. Pues otro botellín. Ya luego iré a buscar el coche, que lo tengo en El Porvenir. Qué tranquilidad a esta hora en El Chiringuito.

“Hasta otro día, Jacobo”. “Coge por donde Santa María la Blanca”. “Lo haré. Hasta prontito”.

Tras la barra de El Chiringuito.

 

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