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Rota

El poder de la voz

El baloncesto, el atletismo, la natación o el ciclismo tienen que protagonizar auténticas gestas para recibir un mínimo reconocimiento por parte de los medios

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La era Scariolo no parece encontrar techo. El triunfo culminado con una brillante actuación en la final ante Francia, ensalzó aún más la figura de un hombre que ha contribuido a engrandecer la influencia del deporte español en el panorama internacional. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que después de haber leído las primeras líneas de esta columna, muchos de ustedes no sabían que estaba haciendo referencia al baloncesto y que Scariolo es el entrenador de la selección española. Y, muy posiblemente, algunos de vosotros ni siquiera sabíais que España se había proclamado campeona del Eurobasket el pasado sábado. Aunque, curiosamente, sabéis de sobra quien es Luis Enrique e, incluso, seríais capaces de recitar la última convocatoria de la selección española de memoria. No os culpo. Yo mismo también experimento cada día como la futbolización de los medios de comunicación ha terminado por absorber a la riqueza de la variedad que ofrecen otras modalidades, hasta moldear por completo la concepción de deporte. El baloncesto, el atletismo, la natación o el ciclismo tienen que protagonizar auténticas gestas para recibir un mínimo reconocimiento por parte de los medios; aunque la polémica acarreada por una actuación arbitral controvertida, un fichaje frustrado,o un baile como modo de celebrar un gol, parecen motivos suficientemente sugerentes como para alargar un acalorado debate durante semanas sin final. Pau Gasol es, posiblemente, el único nombre que brota sobre nuestras cabezas cuando pensamos en baloncesto español. Los hermanos Hernangómez, Rudy Fernández, Lorenzo Brown, Alberto Díaz, Usman Garuba o Xabier López-Arostegui, entre otros, han escrito el nombre de España con letra dorada en el deporte mundial, pero, quizás, el único que ha llegado a nuestros oídos durante estas últimas semanas ha sido el de Lorenzo Brown, y no precisamente por una causa vinculada a su actuación estelar mostrada durante todo el torneo. Las críticas acerca de la participación de un jugador en la plantilla que no tiene vínculo alguno con el país que representa han dado la vuelta al mundo. El entrenador de la selección argentina de baloncesto, Pablo Prigioni, comentó recientemente en una entrevista que preferiría “perder con gente nuestra que intentar ganar con una persona que no sea argentina”. Es curioso analizar cómo, desde fuera, nunca tenemos en cuenta las distintas aristas del prisma ,pero más sorprendente aún es comprobar como distintas voces se proliferan desde el exterior para posicionarse en contra de una cuestión que no deja de ser puramente deportiva, pero acallan ante temas de verdadera importancia. Quizás es que no tenemos el valor suficiente como para afrontar ciertas situaciones o, simplemente, no nos interesa. Es una pena. Porque, como una vez pronunció Mahatma Gandhi, “la diferencia entre lo que hacemos y lo que somos capaces de hacer resolvería la mayoría de problemas del mundo”.

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