Los Reyes Magos, también conocidos como los Magos de Oriente, son personajes procedentes de la cultura popular cristiana. En la actualidad, la religiosidad popular les ha asignado en algunos países una función: la de permitir afirmar a los niños que están siendo vigilados en su comportamiento por estos seres y que dependiendo del mismo, los magos les traerán regalos una vez al año, en la fiesta de la Epifanía.
El nombre de magos proviene del latín ‘Magi’. Este término, sin tener el mismo significado que el actual, era un título que se le daba a las castas sacerdotales del zoroastrismo. Como parte de su religión, estos sacerdotes tomaban una especial atención a las estrellas, y ganaron una reputación internacional por la astrología.
La figura de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos de los cuales fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo Testamento de la Biblia. Concretamente, el Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos (que ni eran tres, ni eran reyes) quienes, tras seguir una estrella, buscan al ‘Rey de los Judíos que ha nacido en Jerusalén’, al que terminarán encontrando sólo en la figura de Jesús nacido en Belén, y a quien ofrecen ofrendas de oro, incienso y mirra.
Las tradiciones antiguas que no fueron recogidas en la Biblia, sin embargo, les asignan nombre: Melchor, Gaspar y Baltasar, posiblemente sacerdotes zoroastristas provenientes de Persia. Los nombres son además diferentes según la tradición siriaca. Según posteriores interpretaciones los Magos fueron considerados originarios de África, Europa, y de Asia respectivamente.
Mención en la biblia
Es poco lo que el Evangelio de Mateo menciona sobre los sabios de Oriente. Particularmente, no menciona un número específico de ellos:
‘Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?’. Mateo 2,1-2.
‘Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra’. Mateo 2,11.
Si bien parece contradictorio que practicantes de la magia (severamente amonestada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento) sean admitidos como adoradores del Mesías, hay que tener en cuenta que el término griego ‘mago’ no era utilizado únicamente para referirse a los hechiceros. Se utiliza, en este caso, para referirse a hombres sabios o, más específicamente, hombres de ciencia. De hecho, también poseían conocimiento de las Escrituras (Mateo 2:5-6) y es aceptado que estos magos pertenecían a la religión zoroastra.
San Mateo nos deja ver que eran astrólogos que conocían con precisión el movimiento de la estrella. Aunque bien intencionados, su visita es causa de turbación general y despierta la desconfianza de Herodes, pues veía al nuevo Mesías como un rival. A pesar de ser anciano y de haber reinado ya por más de treinta años, Herodes les ruega que averigüen el sitio preciso del nacimiento del Mesías con el fin de poder, así, acabar con su potencial competidor. Los sabios, que no sospechan eso, encuentran al Niño, lo adoran y obsequian oro, incienso y mirra. Un ángel previene a los magos de las intenciones que Herodes guardaba, así que no regresan al palacio. Iracundo, el rey manda matar a todos los niños menores de dos años. Para entonces, José ha sido avisado en sueños de que debe huir a Egipto con los suyos. A partir de ese relato, se han ido elaborando numerosas leyendas sobre los hechos y la personalidad de estas tres figuras, incluyendo el presunto estatus real.
Interpretaciones astrológicas
Según algunos autores, Jesús nació en Belén el 17 de abril del año 6 a. C. y los Reyes Magos iniciaron la búsqueda del lugar de nacimiento en la Constelación del Cordero, Aries, siguiendo la trayectoria del planeta Júpiter como la Estrella de Belén, cuya retrogradación final marcó el sitio de su nacimiento. Además, aseguran que su travesía desde Persia duró unos seis meses, llegando al sitio del nacimiento el 19 de diciembre. A su paso por Jerusalén, la estrella en el bajo horizonte quedó escondida tras una colina que separa a Jerusalén de Belén, y la retrogradación la puso estacionaria sobre Belén.
Jesús tendría entonces unos 8 meses de edad, lo que explicaría la orden de Herodes de asesinar los pocos niños de Belén menores de 2 años, no los recién nacidos solamente. También a Jesús se le conoce como el ‘Cordero de Dios’, por haber nacido bajo la Costelación del Carnero, signo zodiacal Aries y anunciado por el planeta Júpiter,visible a simple vista y brillante por estar en situación más cercana a la tierra.
Vale mencionar que los hijos de Júpiter eran anunciados a las madres antes de nacer, como lo fue Sansón y Jesús en los relatos Bíblicos. Entonces el argumento del nacimiento de Jesús bajo el Signo Aries, posición del Dios Padre Misericordioso, como el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, tiene sentido Bíblico y Astrológico.
Otras interpretaciones
Otras interpretaciones sostienen que en el tiempo en que fue escrito el evangelio de San Mateo se estaba produciendo un incremento de conversiones paganas al cristianismo frente a las de los propios judíos. La incursión de estos fragmentos sobre los magos de Oriente en el evangelio de Mateo subraya este hecho y lo utiliza como argumento de conversión: ‘si los de fuera vienen y lo adoran, ¿cómo no os dais cuenta los que lo tenéis entre vosotros?’.
Leyenda
La tradición más difundida cuenta que vinieron de Oriente, en número de tres, y que iban guiándose por una estrella (celebérrimamente conocida como La estrella de Belén) que les condujo hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciéndole oro (representando su naturaleza real, como presente conferido a los reyes), incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en el culto en los altares de Dios) y mirra (un compuesto embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús).
La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Gaspar, Melchior, Balthassar.
Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se les ha hecho representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad, representantes de las tres edades del hombre y representantes de los tres continentes (Asia, África y Europa).
Otra leyenda cuenta que, después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba. Allí fueron bautizados y consagrados obispos. Después fueron martirizados en el año 70 y depositados en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico I Barbarroja, en el siglo XII, los trasladó a Colonia, donde hoy reposan con las coronas que supuestamente llevaron durante su existencia. Miles de peregrinos empezaron a llegar a Colonia, lo que propició que en 1248 se iniciara la construcción de la catedral de Colonia, que llevaría más de 600 años terminarla. Hoy día es uno de los monumentos góticos más impresionantes de Europa. Colonia se ha convertido junto con Roma y Santiago de Compostela en uno de los grandes centros de peregrinación.
Arbatán, el Rey desconocido
Los Reyes Magos que llegaron desde Oriente para ofrecer presentes al Mesías siguiendo a la estrella de Belén no fueron tres, sino cuatro, aunque el cuarto, el astrónomo Arbatán, no llegó a ver el rostro de Jesús porque se ‘entretuvo’ en el camino, según un relato navideño escrito hace más de un siglo.
El relato, escrito a finales del siglo XIX por el estadounidense Henry Van Dyke (1852-1933) y traducido desde entonces a 13 idiomas, cuenta que Arbatán habría dedicado 30 años de su vida a buscar al Mesías para darle ‘tres preciosas joyas’ -un zafiro, un rubí y una perla- que no pudo ofrecerle el día de su nacimiento. Melchor, Gaspar y Baltasar partieron antes que él guiados por la gran estrella de Navidad, un fenómeno que astrónomos de todo el mundo han intentado analizar a lo largo de la historia, y que algunos han identificado con cometas como el Halley, aunque este apareció en el año 12 antes de Cristo.
El astrónomo Mark Kidger, del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), sostiene que los Reyes, sin cuantificar, eran sacerdotes, se dedicaban a interpretar las ‘señales’ que veían en el cielo y que lo que les guió casi con seguridad desde el mar Caspio, a unos 1.300 kilómetros de Belén, fue una estrella nueva, una nova. Arbatán, que iba por su cuenta, podría haber perdido la referencia porque, según Kidger, una semana antes del nacimiento del Mesías, la Luna estuvo en conjunción con la nova y tapaba su luz.
Los tres Reyes Magos habrían tardado cuatro o cinco semanas en llegar a Jerusalén, descansaron unos días esperando audiencia con Herodes y habrían vuelto a ver la estrella en el sur al amanecer, directamente sobre Belén, a 10 kilómetros de donde ellos estaban. Claro que, según los cálculos de Kidger, todo aquello sucedió no un 6 de enero sino varias semanas después de que naciera el Mesías, en torno al 21 de marzo del año 5 antes de Cristo.
Regalos para los pobres
Con menos datos científicos, Van Dycke sostiene en su relato que el más desconocido de los Reyes empleó las joyas que llevaba para agasajar a Jesús en ayudar a los pobres que se fue encontrando a su paso. La última de ellas, la perla, decidió entregársela, 33 años después de partir hacia Belén, a una esclava que iba a ser juzgada a pocos metros de donde acababa de ser crucificado Jesucristo. Finalmente, el astrónomo fue recompensado por Jesús cuando éste decide hablarle después de su muerte, y según relata Van Dyke, ‘a pesar de haberle sido negada la realización de su mayor anhelo, Arbatán encontró el éxito en esa frustración’.
Un número discutido
El número de los Reyes Magos ha estado en entredicho durante varios siglos, y de hecho, hasta el IV los teólogos Orígenes y Tertuliano no establecen que son tres y hasta el VIII no se les bautiza como Melchor, Gaspar y Baltasar aunque no fueron de uso común hasta el siglo X. En el Evangelio de San Mateo, donde se les menciona por primera vez, se les cita únicamente como ‘magos que llegaron del Oriente’, pero en ninguna otra parte del Antiguo Testamento aparecen citados, ni su número, edad, aspecto, nombre o atuendo.
Según el libro 'Mitos y ritos de la Navidad', del periodista Pepe Rodríguez, en el siglo III, algunas representaciones en templos mostraban sólo a dos personajes, mientras que en las catacumbas romanas aparecían como dos o cuatro, e incluso llegaron a ser media docena en algunas pinturas del siglo IV. Tampoco fueron coronados hasta el III, ya que durante los dos primeros siglos, sólo aparecían citados como ‘magos’ (‘magi’, en latín, o ‘sabios’) y sus únicos tocados no eran coronas sino gorros frigios propios de los astrólogos del dios persa Mitra.
Nombres y número de los Reyes Magos
Según las diversas tradiciones de los reyes magos, el número de ellos varía; así se puede encontrar los siguientes reyes magos:
Tres reyes magos: Sumado a la leyenda extensamente difundida por la Iglesia católica de que los llamados ‘reyes magos’ fueron tres, lo cual se desprende del hecho de que fueron tres los regalos otorgados por los magos al niño Jesús. Incluso se les han asignado los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, que supuestamente equivalen en griego a ‘Appellicon’, ‘Amerín’ y ‘Damascón’ y en hebreo a ‘Magalath’, ‘Galgalath’ y ‘Serakin’. Según una leyenda, sus restos se encuentran en la Catedral de Colonia, Alemania.
Cuatro reyes magos: Otras leyendas, indican que además de los tres reyes magos nombrados anteriormente, había un cuarto rey mago, el cual en algunas leyendas se le da el nombre de Artabán. Este rey mago tampoco tiene fundamento bíblico.
Doce reyes magos: Los armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan doce nombres diferentes. Estos nombres tampoco se mencionan en la Biblia.
Cabalgata de SS.MM. los Reyes Magos
La ciudad de Baeza ya tiene todo a punto para recibir a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Como cada año, Melchor, Gaspar y Baltasar realizarán un recorrido por las calles más céntricas de la ciudad, para el disfrute de grandes y pequeños.
La salida será a las 19.30 horas desde la calle Blas Infante. Después, continuará por las calles Camino de la Redonda, Santo Domingo, Puerta de Toledo, Cipriano Alhambra, Platería, Plaza de los Leones, Portales Carbonería, Portales Alhóndiga, Portales Mercaderes, Plaza de España, Barreras, del Carmen, Avenida San Andrés Segovia, Julio Burell, San Pablo, Plaza de España, Plaza de la Constitución y Quiosco de la Música, donde despedirán a los niños.
La cabalgata estará amenizada por la Banda de Música y los Pasacalles del ‘Muñecón de nieve’, ‘Los traviesos pajes reales’, ‘Los Muñecos hinchables’, la Tropical Banda, así como una treintena de niños que acompañarán a sus Majestades los Reyes de Oriente.