Rota ya huele a incienso y a azahar. A cera y a plegarias. A palmas y saetas. Bajo un sol de justicia, Nuestro Padre Jesús de la Paz ha inaugurado, a lomos de su popular borriquita, la Semana Santa roteña en una esplendorosa tarde donde el buen tiempo ha animado a pequeños y mayores a agolparse por el centro de la localidad para contemplar el alegre discurrir de la Hermandad de la Veracruz por sus calles.
Este año, la tarde del Domingo de Ramos roteño daba comienzo quince minutos antes de los habitual. Así, ataviados con sus mejores galas, y a pesar del calor sofocante, cofrades de todas las edades han aguardado, puntuales a su cita, a las puertas de la capilla de San Roque la salida de ‘La Borriquita’, obra del imaginero roteño Miguel Ángel Caballero. Miradas expectantes y cargadas de ilusión, sobre todo entre los más pequeños, se clavaban en la puerta de la capilla mientras el conjunto escultórico enfilaba el dintel acompañado por los sones de la banda del Santísimo Cristo de la Humildad y la Paciencia de El Puerto de Santa María.
Instantes antes, los 160 nazarenos que componen el cortejo de esta hermandad que preside Juan García Gasca, muchos de ellos niños y niñas de corta edad, tomaban la calle Castelar iniciando así su estación de penitencia bajo sus antifaces rojos y túnicas blancas que complementaban con sus más que tradicionales palmas con las que fue recibido Jesús en su entrada a Jerusalén.
Tras ellos, y a corta distancia, les seguía Nuestro Padre Jesús de la Paz a lomos de su burrita y acompañado por las figuras de San Juan Evangelista y el apóstol Santiago sobre una calzada romana que, tal y como ya ocurriera el año pasado, sustituye al tradicional suelo floral en una iniciativa solidaria con la bolsa de caridad de la hermandad.
Así, durante más de tres horas y media, el cortejo ha procesionado, constantemente acompañado por roteños y roteñas, por las principales calles del centro de la localidad siguiendo su habitual recorrido que este año ha sufrido dos pequeñas modificaciones al ser eliminadas las calles Mina y Aviador Durán por dificultades con el paso.
Alrededor las nueve y media de la noche, la Hermandad de la Veracruz regresaba a su templo tras un intenso Domingo de Ramos de éxtasis y devoción cofrade marcado por la afluencia de público y las altas temperaturas.