Los asistentes al concierto hicieron cola desde primera hora de la mañana para poder disfrutar de sus artistas favoritos en el festival
Bahía Sound Day. Muchísima gente esperaba ansiosa poder correr al frente del escenario tras la apertura de puertas, y así fue. Aunque no con mucho revuelo, los fans intentaban buscar el mejor hueco para ver el espectáculo y estar lo más cerca posible de los artistas.El ambiente era muy festivalero, desde la motivación del público hasta su vestimenta y brillante maquillaje,
donde la purpurina y los colores llamativos eran los protagonistas.
Para poner a punto a los asistentes antes de los conciertos, la música del momento comenzó a sonar por los altavoces, y quién mejor para esto que Rosalía con su última canción
Despechá. Además, el escenario iba acompañado de otros elementos para completar el festival. La zona
food habilitada para los asistentes era muy amplia. En fila, se sucedían numerosos
foodtracks que ofrecían diferentes manjares procedentes de varias partes del mundo como empanadillas, pizzas, hamburguesas o nachos, así como sus dueños, quienes también habían viajado para hacerlos llegar a San Fernando desde lugares como Málaga o Granada.
Aunque cada uno de los conciertos se hizo de rogar un poco,
lo mejor se hace esperar. Y es que desde que
Alizzz pisó el escenario, el público, a pesar del calor abrumador de finales de julio, lo recibió con energía. El polvo proveniente de la arena del recinto también quiso ser partícipe del concierto y, lejos de ser un inconveniente, se integró en el ambiente otorgándole un toque
vintage a la actuación. El cantante y productor musical
ofreció un espectáculo lleno de dinamismo y fuerza, siendo el mejor de los comienzos que un festival y su público puedan pedir.
Entre artista y concierto, la música y el ambiente no decaía, y el público aprovechaba para tomar algo, ojear el recinto o pasar un buen rato besándose en la
kisscam que los apuntaba mientras esperaban ansiosos a la siguente artista. Además, también tuvieron tiempo de acercarse al puesto de
merchandising que habilitaron al final del recinto con camisetas y del propio festival o de la gira de los artistas.
Tras el espectáculo y en un clima algo más fresco, empezó a entrar más gente al recinto. Al grito de "
Rigoberta” y con una puesta en escena donde no faltaba el brillo y el dorado, dio comienzo el concierto. Acompañada por dos músicos, una vocalista y tres bailarinas, Rigoberta Bandini entró en el escenario para dar comienzo a su particular representación. El Bahía Sound Day
se llenó de denuncia social y Rigoberta se encargó de dar visibilidad a temas obviados en la sociedad. Junto a su original y tan explícita música se unieron bailes y acciones poco ortodoxos en un escenario, pero que hacen de su espectáculo algo único y necesario. Con algunos cambios de vestuario por parte de la artista y el sol poniéndose por la Bahía, lo que más llamó la atención fue cuando se despendió de uno de ellos junto a su vocalista, para enseñar sus pechos al son de “Ay mamá” mientras se preguntaban “por qué dan tanto miedo nuestras tetas” en señal de reinvidicación.
Como un terremoto de nivel 9 en la escala de Richter, la
mafiosa de
Nathy Peluso hizo vibrar todo el recinto del festival. Los elementos poco comunes en un escenario tampoco se echaron en falta en su espectáculo. Rosas, toallas e incluso
una bandera de Andalucía pasaba de manos del artista a su público y viceversa. No es una novedad que la fuerza de Nathy es algo intrínseco de su personalidad y que es toda una
Bussiness Woman, pero también posee un lado romántico que sacó a relucir con la canción
Ateo, animando a los asistentes a abrazar y a decir te quiero a las personas importantes en sus vidas.
Algo que caracterizó al espectáculo de Nathy Peluso fueron las técnicas visuales de juegos de luces y efectos utilizadas para que las pantallas aportaran algo más que una visión ampliada del artista. Antes de abandonar el escenario quiso agradecer el recibimiento que tuvo en el sur de la Península y que su comunidad de seguidores siga creciendo cada día. Pero
el recinto se murió de amor cuando afirmó haber tenido las mejores vacaciones de su vida en un “paraíso” como Cádiz.
C. Tangana fue el que tuvo más en ascuas a los asistentes, pero es que la espera fue ínfima cuando se descubrió lo que había montado tras el telón azul que cubría el escenario. Este cayó por efecto de la gravedad dando comienzo a la función de
Puchito y a todos sus acompañantes. Instrumentos de cuerdas, mesas de bar y algunas caras conocidas ponían difícil lo de poner el foco en un solo punto del escenario. Junto a artistas como el
Niño de Elche, Yeray Cortés a la guitarra o Ismael
El Bola, C. Tangana llenó el escenario de
ritmos latinos, trap y flamenco, este último haciendo referencia y honor a la Bahía a través de bulerías o fandagos. Además, sorprendió con la aparición de sus compañeros y amigos Alizzz y NathyPeluso, quienes cantaron con él.
Como parte de la puesta en escena, los artistas hicieron una representación del famoso
Tiny Desk de
Puchito con canciones originales como
Me maten o
Los Tontos y algunas versiones de canciones emblemáticas de la rumba como
No Estamos Lokos de
Ketama, que son para el artista como de la familia. Para cerrar el espectáculo, todos los artistas se subieron a la pasarela y
El Madrileño lanzó champán desde una botella mojando a las primeras filas de fans. Aunque algo más especial pasó para uno de los asistentes quien, llorando emocionado, recibió en persona una rosa roja de parte de C. Tangana.
Con algo menos de público tras el cartel de
Fin que anunciaba el cierre del concierto de C. Tangana, la noche esperaba para el broche final de
Flaca. La dj puso la guinda al festival dejando un buen sabor de boca para sus oyentes, quienes siguieron la fiesta hasta el amanecer.