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San Fernando

Cuatro sabios del cante como broche de oro al festival más largo y más completo e isleño

José Malía, Aguilar de Vejer, Niño del Parque y Paco Manano pusieron en la plaza Juan Vargas el marchamo de calidad y el título de maestros del flamenco

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osé Malía con la guitarra de José Manuel Fernández; Aguilar de Vejer con la de Carlos Valverde; Antonio Aparicio Niño del Parque también con la sonanta de Fernández y Paco Manano con la guitarra de Javier Mota, las palmas de Naim Real y Juli de Pijote y la percusión de Pajarito, ponían el mejor broche final a la séptima edición de La Isla Ciudad Flamenca, que debería ir por la novena si no hubiera sido por la pandemia-

Ha sido el digno final y el digno homenaje a los veteranos, los que ya vienen de vuelta en el cante, los que hoy son espejo en los que asomarse y los que nunca han dado la espalda a un flamenco que es el mismo que aprendieron cuanto pequeños y nunca más dejaron de cantarlo.

En esta edición llena de guiños y detalles que pasan desapercibidos por muchos, subir al escenario a estos cuatro cantaores es hacer justicia con el cante de José Malía, el cante de voz dulce de siempre, propenso a las estrofas de cinco sílabas, los tonos alargados y melódicos… y al de Aguilar de Vejer, del mismo tenor, profesional que después de 48 años viviendo en La Isla no se fue “porque hay buena gente”, como él mismo dijo.

Pero es que Aguilar de Vejer no sólo se ha dedicado al flamenco profesionalmente, sino que está devolviendo con creces lo que el flamenco le dio a él con esa escuela de la Peña El Chato donde está enseñando todo lo mucho que sabe a los más pequeños.

Es hacer justicia al cantaor con más proyección que ha tenido San Fernando desde Camarón, cantaor de voz recia, largo, preciso, no exento de improvisación que sólo se pueden permitir los que están sobrados. Lástima que en algún momento de la que pudo ser una gran carrera en el mundo del cante Antonio Aparicio no se pusiera de acuerdo con El Niño del Parque. Otro gallo hubiera cantado.

Y es el homenaje a un cantaor como Paco Manano, que nació cantando y cantando sigue con su propio estilo y es además un hombre emprendedor donde los haya demostrando que están y persisten los que quieren estar.

Y los cuatro de espaldas a la calle Real como recibiendo de frente, con el Centro de Interpretación Camarón de la Isla y la Venta de Vargas a mano izquierda y la estatua de José Monje Cruz y una luna en cuarto creciente que captó la cámara sabia de Ignacio Escuin, a la derecha.

Javier Fernández ha vuelto a demostrar cómo se hacen las cosas y aprovechar todo lo que viene nuevo para hacer cosas nuevas. Y ha contado también con la programación de la Venta de Vargas que remata el cartel de 41 días de flamenco desde otro ámbito.

La ayuda del Ayuntamiento, obviamente es fundamental para esos grandes espectáculos en el Parque Almirante y en otras zonas de la ciudad, pero no hay que olvidar que programar 41 días de actos de todo tipo, tan distintos muchos y todos con el flamenco como punto de apoyo, es trabajo de un año entero.

Y ahora vendrán los premios a los mejores. Y a las mejores. De aquí a unos días.

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