Luis Calderón y Luis Carlos Gargallo, o los Luises, como se les conoce cariñosamente entre sus compañeros de Navantia han liderado durante los tres últimos años un Programa de Conservación del Patrimonio Histórico Sistemas-FABA, cuyos primeros resultados se han dado a conocer este jueves.
Un proyecto que nace de la inquietud de muchos de los propios trabajadores de la actual Navantia, ya que ese rico patrimonio histórico estaba ahí escondido en armarios, cajones, habitaciones o talleres y lo que se pretende con esta iniciativa que, como se dice, está prácticamente en pañales, no se pierda como prueba fehaciente de la historia de la construcción naval en la localidad isleña.
El arduo trabajo de ambos, respaldado por la dirección de FABA, ha dado como resultado que por ahora se hayan negativizado, positivado y digitalizado más de 3.000 fotos históricas -aunque se estima que la cifra puede llegar a las 40.000-; la recuperación de miles de planos y de documentos históricos; elementos como uno que ya está expuesto que es el Sistema Bosque, empleado en los 90 para la detección de incendios, o próximamente los cañones
Bofors,
Otomelara y
Meroka; e incluso hay en la colección varios cañones del año 1820 de la flota rusa que fueron adquiridos por Fernando VII y que incluso conservan el águila bicéfala del escudo ruso.
Y es que la labor de ambos y de su equipo de investigación ha ido más allá de FABA, que nació en los años 80 del siglo pasado y que pertenece al área de Navantia Sistemas y que se dedica a soluciones tecnológicas avanzadas, puesto que también abarca en torno a 300 años historia, cuando se puso en marcha La Carraca. Y es que los lazos de San Fernando con la construcción naval datan de tiempo inmemorial, de hecho no descartan ir más allá, es decir, a la época del histórico Real Carenero.
“Nuestra intención es recuperar, conservar, poner en valor y difundir ese patrimonio que se ha ido generando a lo largo de los años, que avancemos hacia el futuro pero siempre velando por nuestro pasado”, afirma Luis Calderón.
En el desempeño de su investigación han contado con una importante ventaja y es que en estos tres últimos siglos no ha habido traslado de instalaciones, hay edificios con más de 200 años que se mantienen prácticamente igual o que han sufrido pequeñas reformas.
Han trabajado en cuatro campos durante estos más de 36 meses. El primero de ellos focalizado a los elementos históricos como puedan ser herramientas, piezas, cuadros...; el segundo fundamentalmente destinado a planos y documentos; el tercero es el del fondo fotográfico; y el cuarto y último destinado a los hechos y personajes que, de alguna manera u otra, han formado parte de la historia de los astilleros isleños.
Para poder llegar hasta donde han llegado hasta el momento han contado con colaboración tanto externa como interna de la propia empresa. En el caso de la exterior de los compañeros de FABA que hay en Ferrol o Cartagena y, a nivel interior, desde la central en Madrid también han aportado su granito de arena. A ellas hay que sumar el Museo Naval, el Museo Municipal, historiadores locales, acuartelamiento de Camposoto, Isemec de Rota o la Fundación González Byass con su fototeca.
Los Luises cuentan para el desarrollo del proyecto con una sala de trabajo patrimonial que les fue habilitada en el verano de 2022 y “todos los trabajadores saben en qué sitio se encuentra por si tienen alguna pieza que consideren de valor histórico para que nos la lleven”, apunta Luis Carlos Gargallo.
Precisamente ambos hacían hincapié en la “especial colaboración” que están teniendo de sus compañeros, tanto de los que siguen en activo como de los que están jubilados, “que en su momento se llevaron a su casas elementos y, gracias a ellos, se han salvado y los hemos podido recuperar. El efecto llamada ha sido espectacular”.
De manera complementaria a todos los hallazgos que han realizado y a los que esperan que se sigan sumando en el futuro muchos más, también han diseñado un pequeño plano de la factoría de Navantia y sus zonas históricas, que las han dividido en diez. La primera es la entrada principal; la segunda el muelle; la tercera es el patio de Artillería/Dirección; la cuarta el almacén; quinta los talleres de Artillería; sexta Sistemas; séptima Taller de Electrónica; octava Tratamientos; novena DTI (Informática); y décima Ramo de Armas.
La idea es que en que cada una de ellas se vayan exponiendo en situaciones estratégicas los elementos históricas que vayan surgiendo como resultado de la investigación.
Aunque actualmente el trabajo está focalizado en todo lo que es FABA, donde trabajan 300 personas, la intención es que se amplíe hasta la factoría en sí y que cuenta, entre sus elementos más relevantes por su valor histórico, con el dique número 3, que es el más antiguo de España sin ser remodelado.
Se trata de un proyecto que, obviamente y pese a tener tres años, se va a prolongar bastante en el tiempo y sus precursores esperan que en el futuro se traduzca en la apertura de un museo propio donde se pueda contemplar todo el material encontrado y catalogado.