A la expectativa. Es como el presidente del comité de empresa de Navantia-San Fernando, José Antonio Oliva definió la situación actual de la factoría, que en poco tiempo se quedará sin trabajo. Una hoja de ruta muy rápida en el tiempo que pasa por reunirse con los responsables del Partido Popular en la provincia, con parlamentarios y alcaldes que votaron en sus respectivos plenos las enmiendas a los presupuestos.


Lo que quieren que les expliquen es si va a haber carga de trabajo en un futuro próximo, quñe posibilidades hay, qué se está haciendo y sobre todo, por qué dijeron que presentarían enmiendas, incluso in voce si no hubiera tiempo para ello, y luego se han quedado callados. Y además, siendo políticos del Partido Popular que se supone que sabían si algo se podía hacer, por qué dijeron que harían esas gestiones y luego no las han hecho.


Esas declaraciones las hacía el presidente del comité de empresa de Navantia-San Fernando a los medios de comunicación, poco después de que al terminar la manifestación que salió al mediodía de la factoría isleña y llegó a la plaza del Rey sobre la una y media de la tarde, se dirigiera a los trabajadores diciendo que el Partido Popular “nos ha vuelto a engañar” y que ésta sería la “última” manifestación de este tipo.


Dependiendo de las respuestas de los responsables del PP, las siguientes manifestaciones serán de “otra manera”, pero no se quieren adelantar acontecimientos. El presidente del comité de empresa señaló a los medios de comunicación, poco a más o menos, que las movilizaciones de la antigua Bazán serán como quieran los políticos. “También hemos dialogado desde el mes de octubre que nos dimos cuenta de la situación, hemos hecho actos de concienciación…”


Pero reconoce que a medida que las cargas de trabajo no lleguen y en función de las acciones del Gobierno, “la desesperación” aparecerá en los trabajadores y entonces las marchas desde la factoría o a Cádiz o a Madrid serán… lo que decidan los políticos.

La manifestación, en la que se escucharon gritos contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, contra el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro y contra los políticos en general con el grito "queremos trabajo. ¿Y los políticos? Al carajo", terminó con la colocación de una pancarta en la barandilla del Ayuntamiento, algo que había sido prohibido previamente pero que colocaron.

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