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Sábado 16/11/2024
 

San Fernando

“Es difícil levantarse todos los días motivada para lograr un objetivo”

A sus 17 años es una de las más firmes promesas de la natación sincronizada de Suiza, país en el que nació y por el que es internacional, pero sus primeros pasos fueron en la piscina de la Magdalena.

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  • María Piffarelli Coello -

Combina la precisión suiza con la raza española y eso le ha valido para impresionar a su entrenadora y, por ende, ser una de las grandes promesas o casi realidad de la natación sincronizada en Suiza, el país que la vio nacer y donde lleva 17 años y con el que espera estar presente en la competición individual del próximo Mundial en México, por no hablar del otro reto que se plantea más adelante que no es otro que las Olimpiadas de Río de Janeiro también el próximo año. Se trata de María Piffaretti Coello, suiza de nacimiento pero con sangre isleña recorriéndole sus venas.

Nieta de Juan Coello, director del Centro Obrero, realizó un paréntesis en sus vacaciones navideñas para conceder una entrevista a este medio de comunicación y hablar de su pasado, presente y futuro que, a buen seguro, se augura como mínimo prometedor por no decir fantástico. Una entrevista a la que acudió precisamente con su abuelo y con su madre, un pilar básico y clave en su carrera deportiva hasta ahora y que acompaña a su hija a todas y cada una de las competiciones en las que participa desde que se dedica a la natación sincronizada.

Quizá haya muchos isleños que no sepan que una paisana suya forma parte actualmente de la selección de Suiza de natación sincronizada. 
—Pues la verdad es que suena un poco raro, máxime cuando yo dí mis primeras brazadas aquí en la piscina de La Magdalena. Aunque viva en Suiza me fijo mucho en lo que hacen las componentes de la natación sincronizada en España, como por ejemplo Gemma Mengual. No tenemos allí el mismo nivel que aquí, pero poco a poco intento ir progresando.

¿Qué le llevó a decidir por practicar una disciplina deportiva como es la natación sincronizada.
—Es una historia un poco curiosa. Tenía unos ocho años y precisamente estaba aquí en San Fernando viendo la televisión en casa de mis abuelos cuando se estaba desarrollando el Mundial de Montreal. Vi la prueba de natación sincronizada, me gustó un montón y le pregunte a mi madre si podía buscar un club en Suiza, concretamente en Berna que es donde vivo, para practicarla. Así fue como dí mis primeros pasos en este mundo, me gustó y aquí sigo. Además, mi madre siempre ha sido una fiel seguidora del equipo nacional de España y cuando se celebraban las Olimpiadas siempre se sentaba delante de la televisión para verlas. Según me cuenta ella un día cuando era chiquitita me senté a su lado, lo vi y le dije que me gustaba. Ahí fue cuando se dedicó a investigar dónde podría hacer natación sincronizada allí en Suiza.

Llegar a ser internacional debe ser lo máximo para una persona, se dedique a la modalidad deportiva que se dedique.
—Sí, porque también vas aprendiendo a pasos agigantados, adquieres mucha experiencia y además hace que puedas conocer muchas partes del mundo. Este año que viene además si Dios quiere puede que vaya a México al Mundial junior que se celebrará en julio. Espero poder ser seleccionada tanto a nivel individual como con el dúo, como sucedió el pasado mes de julio cuando participamos en los Mundiales de Élite en Kazan en Rusia.

Usted practica una modalidad deportiva que requiere de mucha disciplina y es de suponer que eso también es un aprendizaje que adquiere para ponerlo en práctica en su día a día fuera del deporte.
—Exactamente, yo con la natación sincronizada he aprendido mucho a nivel deportivo, pero también me ha servido para ser disciplinada en otros terrenos como son los estudios. Eso implica poder disfrutar también menos tiempo de mi familia y mis amigos, por eso cuando tengo días libres los aprovecho con ellos al máximo. 

Y la familia es de suponer que ha estado con usted desde un primer momento cuando decidió dedicarse a la natación sincronizada.
—Sí, son muy importantes en mi carrera y me apoyan en todas las decisiones que hasta ahora he adoptado. Si no hubiese sido por ellos, no estaría donde estoy hoy.

¿Cómo es eso de que empezó a nadar en la piscina de La Magdalena?
—Empecé con tres años a nadar y he aprovechado estas vacaciones para pasarme por la piscina, ya que hace un año y medio que no veía a mis antiguos entrenadores y monitores. Es algo que me toca un montón porque realmente todo empezó aquí...

¿Qué echa de menos de San Fernando cuando estás en Ginebra?
—La comida de mi abuela (sonrisas), pero sobre todo que aquí tengo a toda mi familia y todo lo que realmente necesito. También ahora en fechas como éstas de Navidad con la llegada de los Reyes Magos, ya que allí quizás se le da menos importancia a estas fiestas. Aquí por ejemplo, además de como he dicho antes toda mi familia, hay mar, buen clima, Feria, gente muy abierta..., es otro ritmo de vida y realmente cuando vengo a San Fernando me siento totalmente relajada.

Actualmente forma parte de la selección de Suiza, pero ¿en algún momento dado podría hacerlo con España por eso de tener la doble nacionalidad?
—Poder creo que sí podría, pero no creo que tenga el mismo nivel que actualmente tienen las españolas. Es cierto que hace dos años hice un campus de entrenamiento aquí en España y quedaron asombradas de lo que soy capaz de hacer, pero en realidad estoy muy bien en Suiza y creo que allí tengo más opciones de hacer un dúo en unos Juegos Olímpicos que aquí, donde hay mucha más competencia. Allí además los estudios son muy importantes y puedo compaginar las dos cosas, por lo que estoy muy contenta.

Y a nivel económico, ¿están respaldados los deportistas como usted por parte del Gobierno?
—Subvenciones hay solo para familias que tienen pocos medios económicos. Por ejemplo, si hay una niña muy buena y su economía familiar no es demasiado buena, sí que intentan ayudarle lo más posible. Pero si el nivel de la familia es normal, todos los gastos corren por cuenta de la familia. Subvenciones del Estado sólo hay cuando se alcanza un nivel olímpico, es decir, con un poco más de edad de la que yo tengo actualmente.   

A nivel de palmarés, ¿recuerda los trofeos que lleva conseguidos durante su carrera deportiva hasta ahora?
—En estos años varias veces he sido campeona de Suiza y por eso este año he podido formar el dúo para competir en en el Europeo de Baku representando a Suiza o en Rusia durante los Mundiales de Élite formando parte del grupo técnico, algo que me hace sentir muy satisfecha puesto que he podido competir por encima de mi categoría. Tengo 17 años y actualmente estoy participando a nivel de junior, que es lo que me corresponde por mi edad, pero a la vez también en categoría senior porque en Suiza no hay tanto nivel como pueda haber aquí en España.   

Si se habla de potencias mundiales, ¿Suiza en que posición estaría?
—En los pasados Europeos de Baku logramos alcanzar la novena posición en dúos y octavas por equipo, mientras que en Kazan terminamos en el puesto 13 en el equipo técnico. No está mal para ser un país tan pequeño, si tenemos en cuenta que Suizas es como cuatro provincias andaluzas y tiene ocho millones de habitantes. España entre 40 millones de habitantes tiene muchas más niñas donde elegir. La ventaja que también hay aquí con respecto a Suiza es que allí no hay un Centro de Alto Rendimiento. Yo para ir a entrenar tengo que coger un tren y recorrer dos horas hasta llegar a Zurich.

¿Qué es lo más duro de ser una deportista de alto nivel como es su caso?
—Levantarte todos los días y estar siempre motivada porque hay que cumplir una serie de objetivos, y para ello es básico que tienes que darlo todo y durante todos los días que entrenas. Yo suelo estar 25 horas a la semana entrenando y hay días en los que salgo de mi casa a las siete de la mañana y llego a las once de la noche, sólo tengo los domingos para disfrutar de la familia y de los amigos. La constancia es difícil.

Y cuando llegan los éxitos, ¿de quién es la primera persona de la que siempre se acuerda cuando se sube a un podio?
—De mi madre que siempre está muy encima mía para que no lo deje, pero también de los monitores y entrenadores que tuve cuando me inicié aquí en San Fernando. Si nunca hubiese dado ese primer paso hacia una piscina..., quizás hoy no estaría aquí sentada y feliz de poder conceder esta entrevista.

¿Cuál es el espejo en el que le gusta mirarse a nivel de nadadoras de sincronizada para poder copiar cosas de una o de otras?
—En realidad me gustan muchas tanto Gemma Mengual como Ona Carbonell, que son las dos mejores que actualmente existen en España, pero también hay rusas o francesas que quizás no son buenas en todo pero muestran una serie de elementos que me son muy válidos. Por ejemplo, en el caso de las rusas la técnica es algo que dominan a la perfección y por eso se puede decir que son casi imbatibles en ese terreno, pero si ya lo que miramos es el plano artístico me gustan mucho más las españolas por su forma de moverse dentro del agua. Es difícil quedarse con alguien y por eso intento aprender un poco de todas.

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