Primero fue la novedad en la población, el traslado del Museo Naval desde la población de San Carlos al edificio anexo a la antigua Capitanía General, con toda la propaganda que supuso la visita del Rey Emérito, Juan Carlos I y posteriormente la inauguración por el Rey Felipe VI.
A partir de ahí, una vez que pasa la novedad y comienza el día a día con lo que se tiene, que en este caso no es poco, es cuando se puede calibrar hasta qué punto es interesante y culturalmente rentable un museo.
Obviamente, cualquier rentabilidad cultural redunda en una rentabilidad económica si tales réditos se materializan en la visita de forasteros.
Y eso es precisamente lo que está ocurriendo en el Museo Naval de San Fernando que ya puede presumir de cifras y lo que es más importante, de verdaderos agobios principalmente en fines de semana cuando a las visitas discrecionales y a las visitas concertadas se unen, de pronto, casi un centenar de personas.
Es el caso de este sábado, pero el personal del Museo ya está acostumbrado en la aún corta trayectoria desde el traslado al centro de San Fernando. Un aumento exponencial de visitantes y la consolidación -es verdad que a falta de otras alternativas- como oferta museística de la ciudad.
Proyectos
El capitán de navío y conservador del Museo Naval, Vicente Pablo Ortells Polo, da a conocer ese crecimiento multiplicando por tres las visitas en su actual enclave con respecto a la anterior ubicación.
Y además se da por sentado que van a seguir aumentando por cuando al proyecto original e histórico del Museo Naval se ha añadido el atractivo de poder visitar la zona histórica de la antigua Capitanía. Esto es, el patio de cristales, el comedor de gala, el comedor isabelino, el salón de tresillos y el salón del Trono, además de la capilla.
En total, desde que se entra por la puerta del Museo, una hora y media o un poco más de historia contada en distintas secciones que prácticamente recoge toda la historia de España que de una forma u otra ha tenido que ver con la Marina.
No se queda ahí la oferta del Museo Naval de San Fernando. Ortells Polo se encuentra ahora, junto a su equipo, en la tarea de encontrar los fondos necesarios para un nuevo y novedoso proyecto, como es la restauración de las popas de dos fragatas del siglo XVIII que se encontraron en el Caño de los Galeones en 1976 y que se encuentran en la actualidad en la Escuela de Suboficiales y en la Carraca.
Restauración in situ
Se trata de dos piezas en un estado de conservación no demasiado bueno que además de restaurarlas para su exposición, se pretende que el taller está en el mismo Museo Naval, en el patio interior que sería cubierto para reservarlo de las inclemencias del tiempo.
De esa forma, y con métodos modernos, los visitantes del Museo podrían seguir la restauración in situ, viendo sus evoluciones y los trabajos que se realizan sobre ese material desvencijado, hasta conseguir devolverlas al estado original.
Es un proyecto costoso y que lleva tiempo, porque primero hay que desmontar los restos de las dos fragatas, trasladarlas después al Museo y volver a montarlas y comenzar la restauración propiamente dicha. Al tratarse de una zona acristalada, es posible hacer un seguimiento visual de las evoluciones de los restauradores.
El dinero sí es el problema, pero el tiempo no por cuando su paso y los adelantos en la restauración serán parte del atractivo. Hablando siempre de un tiempo razonable, claro.
Ya en lo que respecta al valor añadido de cualquier museo, que es la investigación, también se encuentra en marcha otro proyecto para trasladar la Biblioteca Naval desde el edificio que se encuentra en la zona del Club de Suboficiales hasta el Museo “con objeto de que esté en el centro de la ciudad y sea más accesible a quien lo quiera utilizar”, dice Ortells.
Se trata de trasladar sólo la Biblioteca Naval, mientras que el Archivo se mantendrá en el mismo lugar.
En suma, un aliciente más para que las cifras de visitantes, sigan aumentando. En septiembre ya se habían contabilizado 18.000 visitantes, tanto españoles de diversos puntos de España como extranjeros, contados desde el mes de julio de 2016.