Daremos con el artículo de hoy punto final a la aproximación que venimos realizando desde hace unas semanas en esta cabecera a los textos que forman parte de la exposición del sanluqueño Centro de Interpretación de la Manzanilla, el CIMA.
Como hemos señalado con anterioridad, hemos tratado de llevar hasta los lectores los contenidos textuales de dicha exposición como forma de divulgar el espíritu de la misma y la información que desde el CIMA se presenta a sus visitantes acerca del “Viaje de la Manzanilla”, que es como hemos querido a nuestra vez reflejar el viaje vital de este vino sanluqueño desde el aire y las nubes hasta el vaso de caña, el catavinos o la copa, hasta, el fin y al cabo, el paladar de todos aquellos quienes lo disfrutamos, siendo autor de dichos textos quien firma estos párrafos.
El CIMA es (o quiere ser) un Centro de Interpretación, un espacio divulgativo de carácter museístico-interpretativo que tiene a la manzanilla como su “leit motiv” y que se ubica en el interior de uno de los más señeros monumentos históricos sanluqueños, Las Covachas, con sus arcos, sus aladas sierpes con cola de pez y su espacio interior, sede del CIMA.
Este hito de nuestro tesoro patrimonial local, Las Covachas, se ubica a su vez en el engarce entre los Barrios Alto y Bajo de la ciudad, justo bajo el Palacio Ducal de Medina Sidonia y muy cerca de otros espacios monumentales de gran relevancia como el Mercado de Abastos, la antigua iglesia de La Merced (en la actualidad desacralizada y devenida Auditorio “Manolo Sanlúcar”) o el decimonónico Palacio Orléans-Borbón, primer ejemplo monumental del estilo neomudéjar de España y sede noble hoy del Consistorio de la localidad.
En los trabajos precedentes hemos traído a estas páginas los contenidos textuales de los diferentes Espacios que componen la exposición del CIMA, y en los párrafos de este artículo -como señalamos- daremos término a nuestra aproximación al quinto y último de los referidos espacios expositivos en torno a los cuales se articula el Centro de Interpretación de la Manzanilla.
De este modo hemos venido acercándonos a los textos que, junto a las ilustraciones obra de Arturo Redondo (gran ilustrador histórico y buen conocedor de nuestra ciudad, sobre la cual ha trabajado en diversas ocasiones en especial en relación con la I Vuelta al Mundo y el Viaje de Magallanes y Elcano, entre 1519 y 1522, que tuviera su alfa y su omega en Sanlúcar de Barrameda) componen la parte fundamental del segmento expositivo del CIMA, unos textos el autor de los cuales (en español e inglés) es quien suscribe estas páginas que hemos publicado últimamente.
Como apuntamos, en estas líneas del artículo de hoy nuestro interés se centrará en el antedicho quinto Espacio de la exposición del CIMA, que está dedicado al tema genérico de “El vino de la alegría”, denominación bajo la cual es de encontrar a la manzanilla.
Este quinto “Espacio” de la exposición que alberga este Centro de Interpretación de la Manzanilla cuenta con dos Paneles distintos (dos secciones) que lo conforman, estando ambos Paneles (ambas secciones) dedicados al mismo tema al que se dedica de forma general el propio Espacio 5 del CIMA en su conjunto, bajo el lema de “El vino de la alegría”.
Las secciones que componen este segundo Panel del Espacio quinto del CIMA son tres: “La Manzanilla y el mar”, “Picoteo, tapas: la manzanilla, un
sinequanon” y “Nuevas tendencias, vanguardias…”
El desarrollo de los contenidos textuales de este Panel 2 del quinto Espacio del Centro de Interpretación de la Manzanilla (CIMA) queda como señalamos a continuación:
Espacio 5. Panel 2. “El Vino de la alegría”
“La Manzanilla y el mar”. Pocos vinos como la manzanilla para armonizar el sabor de los frutos del mar.
Un vino seco, y salino como es la manzanilla es el acompañante ideal de ese tesoro de la gastronomía sanluqueña que son el pescado y el marisco, extraordinariamente frescos, cocinados en todo su esplendor y de mil formas gracias al saber acumulado por generaciones de sanluqueños que han construido entre todos el espléndido templo de la gastronomía local.
La manzanilla, en el plato y en la copa, es un elemento indispensable para el mejor disfrute de la cocina sanluqueña, con el langostino de Sanlúcar como buque insignia de la misma.
“Picoteo, tapas: la manzanilla, un
sinequanon”.
La fuerza, la potencia, y a la vez la amabilidad y la ligereza de la manzanilla la convierten en un vino ideal no sólo para acompañar los platos fuertes de la mesa sanluqueña, sino que también hacen de este especialísimo vino sanluqueño el acompañante mejor para el tapeo, para esa forma especial de comer que en Sanlúcar tiene uno de sus templos principales y que tiene en el picoteo y en las tapas su referencia para locales y foráneos, aunados en torno a un modo único de hacer del disfrute un arte.
“Nuevas tendencias, vanguardias…” La manzanilla es uso, tradición y solera, y al mismo tiempo es vanguardia e innovación, en la copa y en la mesa. La manzanilla, de rabiosa actualidad, es un vino de antaño que se renueva con cada vendimia, y que se hermana con la cocina tradicional sanluqueña tanto como con las vanguardias culinarias de una ciudad que tiene en la gastronomía uno de sus tesoros universalmente reconocidos.
La nueva cocina sanluqueña tiene en la manzanilla uno de sus pilares, uno de sus elementos sustentadores, una de sus señas de identidad…
Con esas dos líneas anteriores da fin el recorrido por los textos del CIMA, que nos han llevado por el Viaje de la Manzanilla desde las húmedas nubes del Viento de Poniente hasta los vasos de caña, los gorriones, los catavinos, las copas, en los que se sirve y se degusta este singularísimo vino sanluqueño.
Nuestra intención fue la de recoger -en el reducidísimo espacio que estaba a disposición- tanta información como esencia fuera posible, de modo que los visitantes del CIMA recibiesen una impronta evocadora sobre la manzanilla. Queremos creer que llegamos a acercarnos al objetivo. El tiempo lo dirá.