La pintora alemana Uta Geub llegó al Sur de España hace ya diez años. Atraída por la luz que distaba tanto de su Freiburg natal, en un primer momento se inataló en la Costa del Sol, pero ella buscaba algo más auténtico. “No quería estar en un lugar lleno de alemanes”, comentaría años después en la primera entrevista concedida a este periódico. Por ese motivo acabó recalando en Sanlúcar de Barrameda, donde encontró otra de sus grandes pasiones, los caballos, parte esencial de la obra de la autora.
Aquí, frente a Doñana, Uta Geub encontró finalmente su sitio. Por este motivo, este aniversario de su estancia en España, ha conllevado la organización de una exposición que ha supuesto un hito en la carrera de la pintora, que ha hecho suya esta tierra. ‘Diez años en tierra’ ha recogido en el Instituto Andaluz de Tecnología (IAT) una muestra de los trabajos más significativos de la carrera de quien se formara en Diseño y Bellas artes en su Alemania natal y descubriera los principales focos del arte en Nueva York y Ámsterdam, para después recalar en Sanlúcar, dispuesta a empaparse de cuanto le rodeara. Sobre ella dijo la duquesa de Medina Sidonia, “la primera vez que vi un cuadro de Uta evoqué dos conceptos: color y movimiento. Después descubrí en toda su obra fuerza e ironía. Todo debidamente dosificado. En extraña simbiosis del racionalismo alemán con la espontaneidad brillante y desordenada de lo andaluz. Uta observa, recoge sensaciones y las plasma, dándole una vida que nosotros, pobres seres normales, no encontramos y no sabemos descubrir”.
LAS CLAVES
Luz. En sus cuadros, que impregna de vivos colores, resalta sobre todo la luminosidad como una firme intención de transmitir un estilo limpio, que deja ver la realidad de lo cotidiano desde un prisma especial.
Color. En su paleta de colores se plasma la fuerza y expresividad de quien ha vivido muchos años en un lugar que no encajaba con su visión de la vida y ha tenido la oportunidad de encontrar después su sitio, su tierra, y poder mostrar a quien en ella habitan sin inmutarse, su grandiosa fortuna.
Temática. Desde que se quedara preendada del galope de los pura sangre recorriendo las playas del único hipódromo natural, en el que configura la costa de Sanlúcar, su pincel ha abordado también los caballos en el elitista juego del polo, ha realizado retratos - algunos de ellos muy destacados, como el que realizara del pintor sanluqueño Francisco Pacheco o el de Juan Carlos I, Rey de España -, se ha sumergido en la idiosincrasia de la cultura sanluqueña, recogiendo momentos entorno al café y de vuelta del mercado, Las Divinas del Sur, y ha aportado su particular visión a algunas de las obras más emblemáticas de Velázquez, consiguiendo una colorista Rendición de Breda. Entre sus más recientes creaciones se encuentra el retrato de la Duquesa de Alba que el doctor Trujillo, médico de la Grande de España, encargó a Uta para regalarle a su paciente como regalo de bodas.
A partir de ahí, la duquesa, maravillada con la obra de la pintora alemana, no dudó en asistir a la exposición que en Sevilla ha recogido parte de estos diez últimos años de trabajo de la alemana, influenciada por la luz del Sur y la peculiaridad de sus gentes y tradiciones.
La cartelería ha sido otro de los aspectos en los que Uta ha conseguido ganarse al público y a la crítica. Desde que se afincara donde muere el Guadalquivir y se encargara de ilustrar las fiestas del Carnaval de Chipioma, hasta el Cartel de la edición de 2012 de las carreras de Caballos de Sanlúcar -una asignatura que tenía pendiente- y un mural en el IAT de La Cartuja donde el mundo se entremezcla con la ciencia. Si algo mantiene la pintora de su Alemania natal es la constancia que le ha llevado a consolidar su particular estilo abordando múltiples retos y a afianzar su obra fuera de nuestra fronteras.
Como próximo reto está preparando una exposición en Perú y otra en Dubai, donde la afición por el turf y el polo encajan a la perfección, y una nueva colección con el mundo taurino como eje.