Es todo un programa político posmoderno. Es la novísima antipolítica inyectada en vena. Es lo que ha proclamado Isabel Díaz Ayuso, flamante presidenta del PP madrileño, cargo logrado tras el derribo exprés de su anterior amigo y compañero de Nuevas Generaciones, Pablo Casado, el denunciante de la corrupción interna descabalgado. Casado emula -a la baja- a Hernández Mancha en el santoral de presidentes de AP/PP. Fueron presidentes pero son borrados de su relato oficial. Como hacía Stalin con Trotski, “mutatis mutandis”. No han existido. La afirmación de Ayuso, que ha impresionado a filósofos y politólogos sin excepción, fue que el PP de Madrid es un partido “pandillero, callejero y tabernario”. Es una incógnita conocer cuál es la opinión del presidente -y ya senador del Reino, por la nacionalidad histórica de Galicia- Alberto Núñez Feijóo, de tan conspicua proposición política. Con la que está cayendo en Madrid con las bandas y pandillas y con las agresiones grupales de manadas en toda España no parece el mejor ideario de convivencia lo de “pandillero, tabernario y callejero”. Columnistas tiene la derecha para que reflexionen sobre ello.
Lo de nacionalidad histórica define a la comunidad autónoma de Galicia en el artículo 1 del Estatuto de Galicia. Y así ha gobernado Feijóo desde 2009 a 2022. Son años, para que ahora vengan a asustarse algunos paniaguados preconstitucionales que no han leído el articulo 2 de la Constitución Española, que “reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones”. Feijóo, después de alabar la nacionalidad catalana en Barcelona, ha ordenado parar. Que nadie hable de nacionalidades en España. Por miedo a Vox. Que nadie le recuerde el Estatuto de Andalucía, ni en elecciones, que dice lo mismo que el gallego en su artículo 1: Andalucía, nacionalidad histórica. El retroceso en el que está entrando España es más que preocupante. Temas que se zanjaron en el debate constitucional son abiertos en canal por aprendices de brujos que creen estar descubriendo España o que se la quieren apropiar como predio exclusivo. Ya lo ha dicho con claridad el vicepresidente de Vox de Castilla y León, Juan García-Gallardo. Ha sentenciado que el Estado de las Autonomías es “un engaño para todos, una estafa para España. La ruina para los españoles…Un lujo que no nos podemos permitir”. De su nómina, ni pío. ¡Vaya socios!