Corría el año 1983 cuando José Luis Sampedro publicó un brillante artículo en la Revista de Estudios Andaluces bajo el título, deliberadamente intrigante,“El reloj, el gato y Madagascar”. En él Sampedro reflexionaba sobre cómo una máquina, el reloj, difiere de un animal, el gato, y ambos de una sociedad, Madagascar. Apuntaba que un reloj puede ser completamente desmontado siendo posible montarlo posteriormente; un gato, podría ser desmontado, por desgracia para él, pero difícilmente podría volver a montarse y, si nos referimos a Madagascar, ni siquiera tendría sentido hablar del término desmontar.
Y la pregunta que se desprende de este gran artículo es: ¿está el relojero preparado para entender Madagascar? La respuesta es negativa, claro. Sin embargo, podríamos presumir que el estudioso de Madagascar sí puede interpretar correctamente un reloj, aunque solo sea porque la gente allí usa relojes. Y es que, en nuestro día a día, podemos ver como quienes legislan, parecen estar muy entrenados en relojería y pretenden interpretar “Madagascar” según el modelo de un reloj. Quizá por eso nos cueste tanto entender:
Cuesta entender cómo, en un momento de incertidumbre como el que vivimos, se desincentive fiscalmente el ahorro a través de planes de pensiones y se añada un nuevo tramo para gravar aún más las rentas del ahorro.Y lo peor, todo esto habiéndose aparcado la subida de impuestos, según manifestó el pasado mes de abril la ministra Montero. Me pregunto qué nos esperará.
Cuesta entender que, en lugar de bajar el IVA para paliar los devastadores efectos de la inflación, opten por inventar un sistema de bonificación al carburante que obvia por completo la realidad económica de un sector.
Cuesta entender que centremos recursos en aprobar una reforma que permita solicitar incapacidad temporal remunerada por menstruación dolorosa cuando antes de esta reforma ya podían hacerlo, consiguiendo simplemente volver a poner el foco en la especialidad de la mujer frente al hombre.
Cuesta entender que, mientras mis compañeros letrados reciben citaciones para el año 2025, el Ministerio de Justicia comunique al CGPJ que no puede seguir manteniendo medidas de refuerzo en juzgados con especial carga de trabajo.
Por eso me pregunto si quien legisla no es más que un relojero encerrado en su taller sin mirar siquiera por la ventana, obviando así la complejidad del mundo que está fuera.
En fin, ¡Que pare esto que yo me bajo!
