Hace dos siglos, la sociedad española se tuvo que posicionar contra el francés sublevándose en Móstoles. Fue una sociedad ágil y rapidísima en organizarse para plantar batalla. Desde el 2 de mayo al 19 de julio fue un tiempo récord, para organizar un ejército, y derrotar a Napoleón, por primera vez en su carrera esplendorosa de mariscalote y emperador invicto. Si los españoles de entonces, y sobre todo los andaluces, fueron capaces de ello, ahora ¿qué pasa?, ¿necesitamos que venga de Suiza el general Reding con su Regimiento para liberarnos del verticilium, y salvar a ‘Castaños’, olivos y quejigos de esa roña? Nuestros campos están padeciendo extenuación por prácticas agrarias mejorables; el problema no es del agricultor exclusivamente, es un problema institucional y del Estado. Si el vector que contamina es el agua, el agua es de todos, y entre todos hemos de atajar por esa vía el control de la enfermedad. Habrá que tomar medidas físicas, químicas, biológicas y culturales. Es preciso una única dirección institucional contra el síndrome de la seca en el olivar. Puede que en nuestra sociedad existan muchas cabezas pensantes y con autoridad, de este modo se está fragmentando la solución. No hay voluntad de acuerdo, ¿llamamos también a Reding para que en Mengíbar diseñe la operación fitosanitaria con igual éxito que pergeñó la batalla de Bailén en esa villa? Quizá nuestros vecinos de Montoro se adelanten a encontrar soluciones contra la seca. Sí, los cordobeses saben trabajar conjuntamente, organizar acciones culturales y formativas, y tienen una gran voluntad. Nosotros, los jienenses, estamos aprendiendo de las virtudes consolidadas de nuestros vecinos y ante este gravísimo problema nos estamos organizando. Los días 12 y 13 vamos a reunirnos en Mengíbar para abordar este problema. Invitamos a participar. Entre todos podremos.
España
Esperando a Reding: Carta abierta al sector olivicultor de Jaén
Hace dos siglos, la sociedad española se tuvo que posicionar contra el francés sublevándose en Móstoles. Fue una sociedad ágil y rapidísima en organizarse para plantar batalla. Desde el 2 de mayo al 19 de julio fue un tiempo récord, para organizar un ejército, y derrotar a Napoleón, por primera vez en su carrera esplendorosa de mariscalote y emperador invicto. Si los españoles de entonces, y sobre todo los andaluces, fueron capaces de ello, ahora ¿qué pasa?, ¿necesitamos que venga de Suiza el general Reding con su Regimiento para liberarnos del verticilium, y salvar a ‘Castaños’, olivos y quejigos de esa roña? Nuestros campos están padeciendo extenuación por prácticas agrarias mejorables; el problema no es del agricultor exclusivamente, es un problema institucional y del Estado. Si el vector que contamina es el agua, el agua es de todos, y entre todos hemos de atajar por esa vía el control de la enfermedad. Habrá que tomar medidas físicas, químicas, biológicas y culturales. Es preciso una única dirección institucional contra el síndrome de la seca en el olivar. Puede que en nuestra sociedad existan muchas cabezas pensantes y con autoridad, de este modo se está fragmentando la solución. No hay voluntad de acuerdo, ¿llamamos también a Reding para que en Mengíbar diseñe la operación fitosanitaria con igual éxito que pergeñó la batalla de Bailén en esa villa? Quizá nuestros vecinos de Montoro se adelanten a encontrar soluciones contra la seca. Sí, los cordobeses saben trabajar conjuntamente, organizar acciones culturales y formativas, y tienen una gran voluntad. Nosotros, los jienenses, estamos aprendiendo de las virtudes consolidadas de nuestros vecinos y ante este gravísimo problema nos estamos organizando. Los días 12 y 13 vamos a reunirnos en Mengíbar para abordar este problema. Invitamos a participar. Entre todos podremos.
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