Segunda parte del relato de Luis y, a continuación, Goyo de Latimore haciendo de las suyas en historias impagables. La semana que viene volveremos a las tabernas de tiza y serrín, pero hoy despáchense con generosidad de este golpe de rock duro. Ilustrada con fotografía de Pablo Juliá (1)
“ERA UNA ÉPOCA SALVAJE, A JIERRO. AHORA POR NA, UNA TIRITA” (y II)
CARNE DE CALLE
Luis es del 72 y pronto estaba patrullando plazas, calles y esquinas. Por los garitos más electrizantes. Tanteando los límites. Yo recuerdo mis recorridos por las tabernas de Huelva, con las botellitas, limetas las llaman, de pesetero del Condado. “¡Qué bonito, tío!” proclama Luis. “Y en la comunión te daban la primera servesa”. Estallan risas renovadas. “Te daban la ostia y la primera servesa. ¡Hombre! Bueno, mi padre los domingos me daba a mí mi mini cerveza… con nueve años, eh”. Y yo me acuerdo de mis tintos con casera, flojitos, los fines de semana. Y la mini palomita de anís después de comer, que me daba mi amama, mi abuela paterna. ¡¿Y el vino de quina San Clemente con el deseado, por todos los niños, muñeco Kinito?! Todo un mundo que, a ojos de hoy, se torna truculento y surrealista. “Había una cultura de ya ves. Demasiado bien…”.
Son distintos caminos en los que uno miraba de frente y de soslayo un mundo nuevo, excitante, sugerente.
“Mucha gente lo recordará. Lo habrá vivido. Como la plasa de San Pedro, entera pillá de botellones, tío. Donde el Cristo de Burgos... la plaza esa enorme, que están tos los coches ahí aparcaos. Eso entero, tío. Es lo que te digo. Que cuando quisieron meterle mano a la botellona… pero hubo un tiempo que estaba establesío. No sé, ahí podía haber dossientas personas, un fin de semana. En to lo largo de la plasa. En to el cuadrao. Cada uno una esquinita, un árbol. Y to´r mundo pum, pum. Se iba a la Amelia, los comestibles. Una vieja que había allí. La Amelia. La Amelia… era guay. Era muy vieja y ¡cabrones!, no sé qué”. Otra vez la risa contagiosa de Luis, que lo está recreando y reviviendo. “Es la que suministraba tos los lotes. Ahí a comprar litronas, y a los ron, güisqui, to´l rollo. ¡Antes no había chinos!”. A mí me recuerda a la tiendecilla de La Pepi. En Huelva, esquina Alfonso XIII con Paseo de la Independencia, en plena Ruta de la Plata hacia El Cabana:
Lo robo por la noche y lo vendo por la mañana.
“Claro, es que tú ibas de noche y, eso, podías comprar arcó a las dose la noche, tranquilamente, en cualquier de estos de comestibles. Y de ahí de donde ganaban realmente pasta”. Los tiempos de los cascos retornables a cinco duros. Que, si el día iba mal, te dedicabas a recoger unos cuantos olvidados y tenías cervecita gratis. “Eso lo hemos hecho toh. Sí, sí, sí, sí”.
Damos un salto, en este rincón de la Sevilla disquera, para pulsar cómo está este mercado que, a base de corazón y lucha, sigue sorteando épocas oscuras. Ahora parece que la luz se asoma. “Verá tú, hay mucha gente que lo compra pa ponerlo en el salón y decir mira, qué bonito es. Y no lo escucha. Pero para como estaba, que estaba muerto el vinilo, pues sí. Ha resurgío”.
Seguimos hablando de amigos en común. De Manuel del Ajoblanco (“ese viene mucho por aquí… todavía está en el bar”), de Don Curro Silver Barber. Y de otros que podrían serlo: Ernesto de La Casa Fundida. “Lo conoceré, es que yo de cabeza estoy… de cabeza no veas ya”.
“Si estás por Los Remedios, un bar que te recomiendo, en la calle Rockero Silvio, en la misma esquina, han abierto un bar rockero, vegano. Eso llevará dos años o cosa así. Lo lleva un tío rockero de puta madre. Es vegano. Eso es lo malo. Pero el tío tiene todo empapelao de ThinLizzy, de Led Zeppelin… pero de tamaño grande, eh. To el bar. En toa la esquina. Pues ahí se está muy bien. Además, tiene tirador de Alhambra, que te pega bien. No es como la Cruzcampo. Y tiene veladores fuera. Y siempre tiene musiquita. Ese es otro fulano que también tienes pa tirarle de la lengua pa otro libro, jejejejé”. Se trata del Vegan Rock. Hum, interesante.
HABRÁ QUE HACER… UNA HISTORIETA DE ESTO ¿VALE?
Como aparece tanta gente y sucedidos de cierta intensidad…. no sé qué número en la escala Richter… pues pregunto si puedo nombrarle a él en la autoría. “Yo, como tú quieras. Tampoco he matao a nadie”.
El Amor de la calle, la plaza de la botellona, el litroneo, la Pila´l´Pato, La Jarra, la noche ardiente, El Bourbon, el ubicuo e inefable Goyo, rockeros veganos, Amelia de los comestibles, los bares ¡cómo eran!, El Tren, ¡¡agua!!, los no, eso no se cuenta, las barrabasadas de Silvio, eterno Juan Azagra… por Amor de Dios, cuánto temita y qué bien aliñado.
“Vete pa´llá, vete a ver ar Goyo”, me insiste en el hasta pronto que nos damos. Suena Roy Orbison y eso siempre hace más liviano y maravilloso cualquier momento. Gracias Luis, qué ratazo me has regalao.
AMOR DE DISCOS
Jugando con las letras este podría ser el nombre de la calle. Es Amor de Dios esa arteria viva que conecta Centro con Alameda. La Campana con el hervidero que es hoy el bulevar. Y en el interim geográfico esta calle tan cinéfila y tan artística. Cine Cervantes, Casa Carreras... y los templos del disco Record Sevilla, del querido y añorado Juan Azagra, y Latimore (2). Ambos lugares se miran desde aceras opuestas, pero ese adjetivo no funciona para su relato emocional. Más cerca no pueden estar en lo importante: su amor de discos.
Vengo a poner un cartel y acabo charlando con Goyo. Histórico pinchadiscos del Bourbon efectúa un quid pro quo. Él adquiere "Sevilla, la ilustre taberna" y yo atesoro con delectación sus palabras que surgen a bourbotones.
“Te cuento que el famoso Grupo 7 (3), que llevaron al cine… ¡el Grupo X, vamos! Porque siete fue en el trasunto de la película… en el Bourbon hizo una redada. Le intentaron vender droga al famoso Caraniño (4). El famosísimo. Y entraron en el Bourbon, pero… a mí me dieron una atragantá… Estaba yo pinchando dentro, se saltó el tío la barra, el Caraniño famoso policía del Grupo X, y nos detuvieron a todos (risas) ¡Fue sonao! Y nos detuvieron sin tener ninguno nada. Fue que le intentaron vender en las proximidades del bar droga, a los secretas. Que hay que tener vista también. A mí me dijo ¡apaga la música! y, vamos, yo no me enteré. Saltó la barra y me pegó aquí en el cuello y, ¡plas!, tos pa comisaría. Fue, ya te digo, un susto. Una de tantas, una de tantas”.
Otra se suma a la primera bomba de relojería que deja caer Goyo:
“Y luego el Fun Club, tú sabes, que era una zona arrabalera. Era un peligro... yo iba mucho, estábamos allí con Dogo… el dueño de esta tienda, que es Vicente, ha pinchao mucho allí. Eso era como un oasis. Lo demás era súper lumpen. Ahí convivían… hay unas fotos buenísimas de esa época, lo que pasa es que yo no las tengo. Una foto en la puerta con tos los guardacoches, esa famosa. En la que están Kiko Veneno, Raimundo … creo que sale Silvio también (5). Es de un fotógrafo conocido, y es buenísima. Y ese es el ambiente que había allí. El fotógrafo trabajó mucho en El País y era muy de la peña del PSOE. Amigo íntimo de Felipe González y toa esta gente”.
Goyo me emplaza para un reencuentro y más historias, sabiendo que queda lo que queda. “Tú sabes también cómo nos poníamos… ahora ya… está la cosa más relajá”, y se ríe con la lucidez del que sabe todo lo que guarda en su memoria y lo bien que nos lo pasamos en la movida sevillana de los ochenta y noventa.
“Siempre he estao pinchando y me he dedicao al tema de la música. Poniendo discos en El Amor de la Calle, en el Bourbon, en el Fun… Allí era el Dogo, sobre todo, pero yo lo sustituía. En todos. En El Amor he sido disc-jockey y, luego, es que hacíamos unas fiestas de fin de año divertidísimas. Tocando una banda en directo… Los Baldomero Torres disfrazaos de ZZ Top, con las barbas”.
No coincidimos en la fiesta del Fun, organizada por Pepe Benavides en el CAAC (Centro andaluz de Arte Contemporáneo). “Yo es que tenía curro al día siguiente. Tengo mucho peligro y no fui. Estuve en lo del documental en el hablan del Fun Club, y salgo yo también. Todavía no lo han emitío. Ahora está de festivales. Se llama El último concierto (6). Bichéalo”. Eso me gusta a mí, ejercer de bichillo bueno, buscando los entresijos. La carne y la sangre, el corazón y las tripas. “Lo leeré con mucho interés” me dice Goyo y qué bien me suena. Nos aseguramos que seguiremos en contacto. Parece que va a ser verdad. Con estos buenos deseos nos despedimos.
Suena, marcando las inflexiones de la conversación, “Astral-Desia” de Whatitdo Archive Group. Como remate algo incuestionable: Goyo ha sido, es y será, concienzudamente, AMOR DE DISCOS.
Las referencias:
(1) “De izquierda a derecha: Silvio, un aparcacoches de la Alameda, Miguel Ángel Iglesias, Miguelito Yak, Juanjo Pizarro, Kiko Veneno, el Pájaro y otros dos aparcacoches entre los que asoma la cabeza de Pive Amador, Raimundo Amador y un chaval de la banda de Pata Negra de por entonces, del que tengo el nombre por algún lado. La foto está hecha entre el 1989 y el 1991 en la puerta del Fun Club, que era donde ensayaban la banda de Silvio y Pata Negra para el concierto que dieron unos días después en la Cita en Sevilla” (Información de José Miguel Carrasco).
(2) https://www.lavozdelsur.es/cultura/record-sevilla-porque-musica-se-merece_256507_102.html
https://elcorreoweb.es/cultura/vinilos-al-alza-clientes-a-la-baja-el-presente-de-las-tiendas-de-discos-FA7266421
(3) “Grupo 7” (2012), del estupendo director sevillano Alberto Rodríguez Librero. Muy conocido también por “7 vírgenes” (2005), “La isla mínima” (2014), “El hombre de las mil caras” (2016), “Modelo 77” (2022) y de la serie “La peste”. Muy amigo de poner números en los títulos de sus películas, inició su andadura en la trastienda del bar La Sirenas de la Alameda. De La Sirenas de hace tiempo ya.
https://www.rtve.es/television/20230319/grupo-7-pelicula-mario-casas-hechos-reales-quien-eran/2432053.shtml
(4) https://www.diariodesevilla.es/provincia/Caranino-vuelve-calles_0_1382561917.html
(5) https://www.diariodesevilla.es/entrevistas/Ahora-mundo-dedica-hacer-videos_0_1802221616.html
(6) https://www.diariodesevilla.es/ocio/Ultimo-concierto-critica-documental_0_1785421465.html