Ortega Bru dejó grandes obras en Sevilla que pasarán a la historia como el misterio de Santa Marta o el imponente Cristo del Soberano Poder de San Gonzalo junto al Caifás que le acompaña. Sin embargo, fue un autor que vivió en parte en la pobreza por sus creencias políticas.
De esta manera, José Fernandez explica que "a Ortega Bru le conceden una beca y se viene a Sevilla a raíz de recibir un premio y se la quitan por ser rojo y se viene a Sevilla con 3.000 pesetas y tiene que vivir con ellas y se acaban fácilmente" a lo que añade que "tuvo la suerte en Sevilla de encontrarse con Juan Pérez Calvo y Manuel Guzmán Bejarano que fueron indispensables".
Ortega Bru fue muy denostado incluso por sus compañeros contemporáneos que fueron muchos y muy buenos. Sobre esto Rafa Ríos asume que se le denostaba "por envidia; había un elenco de profesores en la escuela de artes y oficios que alguno tenía celos de no triunfar ellos como imagineros como sí lo estaban haciendo artistas que eran de fuera"
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