Conocí a Luis Ybarra hace unos años, en la grabación del disco de ‘Por mi amor al arte’ de Rancapino Chico, en una tarde lluviosa de noviembre de 2017. En esas jornadas, tres concretamente, números maestros y compañeros de la prensa especializada pasamos por allí mezclándonos con las primeras figuras del flamenco, que asistíamos a esa grabación en directo como oyentes. Conecté con Luis porque su sensibilidad a la hora de escribir reseñas sobre los espectáculos sevillanos me llamaron la atención. Leía sus publicaciones en la revista digital Los Caminos del Cante, del amigo José María Castaño, luego pasaría a ABC.
Yo, que siempre era el más joven de la terna, con sus pros y sus contras, comprobaba que llegaba otro aún con menos barba, nacido en 1996 (yo en 1991). Lejos de competir por ir tomando el relevo de los que van marchándose, por cuestiones de edad, conectamos desde el principio y nos enviábamos piropos – profesionales – a través de las redes sociales. A él le entusiasmó redescubrir a Luis El Zambo o Inés Bacán en algunas de las entrevistas publicadas en Expoflamenco. Me gustó recibir de forma privada esa felicitación porque valoré el respeto entre dos jóvenes que se sumaban al dificilísimo mundo del periodismo cultural, más complejo aun cuando se trata del arte jondo. Hemos coincidido en Pamplona, Flamenco on Fire, o en el Festival de Jerez, en un gran trasnoche, y nos consideramos amigos.
Es por eso que cuando recibí la noticia sobre su nombramiento como director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, solo pude celebrarlo como si me hubieran nombrado a mí. Y me dio tanta alegría porque entendí que se apostaba por el talento de un gran aficionado al flamenco, quizás más inclinado por el territorio clásico, ortodoxo… flamenco que todos entendemos como aquel que bebe de la tradición. Luego, había demostrado tener grandes dotes para abrazar al artista en distancias cortas, visibles en sus entrevistas publicadas en Temple y Pureza de Radiolé. Mostraba respeto, sabía lo que se traía entre manos, tenía don de palabra y conocimiento sobre la misma. Escribe poesía.
Hago este recorrido porque si me pongo en el lugar de Luis debo aplaudirle por la gran gestión llevada a cabo en esta edición, su primera y esperemos que no la última, como principal responsable del programa de actos. Tal como tengo amigos médicos, en la carrera judicial o al frente de una gran empresa, con la misma edad que yo, también entiendo que han de existir perfiles como los que nos referimos aquí, estos es, el flamenco también debe acoger a los jóvenes con talento. He estado yendo de Jerez a Sevilla numerosas jornadas de la Bienal para presenciar las propuestas que más me han interesado conocer, alrededor de quince, y en todas he visto a Luis entre el público para luego pasar a saludar a los artistas participantes. Sé que ha sido conciliador, hombre de buen talante, y humilde para reconocer lo que se puede mejorar cara a próximos años.
Las cifras, según el balance oficial, acompañarán al crecimiento de Luis en este puesto de responsabilidad siendo la edición con mejor recaudación de la historia: a lo largo de sus 25 días de duración, un total de 39.900 personas han asistido como público a los 64 espectáculos programados, lo que ha supuesto una ocupación media de más de un 90% y una recaudación que asciende a 1.008.701 euros, cifra que supera a la lograda en años anteriores. De esos 64 espectáculos, 39 se celebraron con las localidades agotadas.
A modo particular, comparto con algunos referentes del análisis flamenco, de la crítica o de la investigación, que prefiero disfrutar de un rasgueo de Diego del Morao que dure treinta segundos o de un quiebro de cintura de Aurora Vargas, que tragarme hora y media de paseo místico por algunas propuestas infumables que no emocionan ni cuando bajan el telón. Esta edición ha tenido sus grandes momentos, así como una crítica, compañeros de profesión, que se han dejado la piel para dar cobertura a casi la totalidad de recitales celebrados desde una perspectiva respetuosa y constructiva que ha favorecido al buen desarrollo de las jornadas.
¡Luis! A por muchas más. Enhorabuena a todo el equipo de la Bienal de Flamenco de Sevilla 2024.