“Durante una de mis sesiones individuales se presentó ante una mujer llamada Camila, el espíritu de un niño que afirmaba ser su hijo Jorge, quien había muerto de un infarto durante un vuelo en avión”, relata el médium Felipe Henríquez. “Los padres de Jorge estaban separados. El día que falleció, el niño regresaba de pasar unos días con su padre, se dirigía a casa con mamá y viajaba solo, acompañado por la tripulación de la aeronave, que estaba pendiente de él en todo momento”, señala.
“Durante la sesión, Jorge expresó alegría desde el mundo de los espíritus, comentó a Camila que había deseado que llegase el momento de conectar con ella y trasmitió mucha información que le permitió a su madre encontrar mucha paz y dejar atrás el sentimiento de culpa que ella sentía porque el niño había viajado solo en aquel avión en el que murió”, prosigue Henríquez. “Jorge le dio a entender a su mamá que él seguía presente junto a ella y a la familia, y que se sentía feliz de permanecer espiritualmente a su lado a través de la figura de su hermanito, fruto de una nueva relación sentimental de Camila” apunta.
Henríquez señala que “tiempo después tuvo una nueva sesión con Camila, y en esa ocasión ella le confesó, que la cordura había llegado de verdad a su vida a partir de aquella primera sesión, en la que su hijo le reveló que la muerte y la vida eterna son un paso hacia el Todo; son un viaje que no termina”. “Jorge es un 'espíritu guía', puntualiza este médium español.
Desde el ‘más allá’
“Nuestros espíritus guías nos acompañan e inspiran desde el mundo espiritual para que disfrutemos de una vida mejor y nos preparan en nuestro viaje ‘al otro lado’. Están vinculados a nosotros energéticamente por amor y nos influencian e inspiran, enviándonos mensajes que pueden transformar nuestras vidas”, señala Felipe Henríquez. Felipe Henríquez (Las Palmas de Gran Canaria, España, 1975) es médium. Desde su niñez identificó su facultad para conectar con el mundo espiritual, y ha recorrido el mundo para aprender y adquirir conocimientos de los grandes maestros espirituales y para desarrollar sus capacidades psíquicas.
Henríquez ha estado en África para aprender de los sabios el conocimiento ancestral sagrado de la unión espiritual con la naturaleza; en el Reino Unido, México, Colombia, Brasil y Estados Unidos, para aprender con diferentes chamanes, expertos e intelectuales; y se ha formado en varias áreas de desarrollo personal y espiritual.
Se ha formado en varias áreas de desarrollo personal y espiritual, creador del término "diviunidad" que define su trabajo para entender el lenguaje del alma. Este carácter innovador le ha llevado a crear útiles y exclusivas herramientas para el autoconocimiento y el desarrollo espiritual. Además, es clarividente, con capacidad de ver hechos pasados, presentes y futuros. Sus propias experiencias como médium y las de otras personas en el mundo espiritual, le permitieron saber que “no estamos solos, que existen otras realidades o planos de conciencia en donde se encuentran nuestros seres amados que partieron y donde, en algún momento, cuando partamos nosotros, viviremos el reencuentro” según comenta.
Conexión entre mundos
Señala que “los espíritus coexisten con nosotros en otros planos de consciencia. Carecen de cuerpo físico y forman parte vibracionalmente de un cuerpo energético intangible para la gran mayoría de las personas, del que formamos parte y que se comunica con nosotros de manera consciente, cuando estamos preparados, o bien a través de los médiums, que son instrumentos de conexión entre ambos mundos”. En su libro ‘Hamits y el intérprete’ explica su conexión con su guía, Hamits, que lo acompaña desde que era un niño; su don de ser un puente entre los mundos terrenal y espiritual; y su capacidad de transmitir a quienes acuden a sus sesiones mediúmnicas los mensajes de sanación, vuelta a la consciencia, plenitud, amor, perdón y conexión con la vida, que los espíritus guías envían a sus seres queridos desde ‘el más allá’.
“Estos espíritus guías nos enseñan que nos estamos separados de la conciencia divina, ya que somos parte del tejido cósmico, y nos desvelan que para aprender a vivir necesitamos aprender a partir, algo que nos permite despertar a una consciencia más profunda y sanar nuestra vida, cuando lo aceptamos”, según explica.
“Muchos espíritus guías son de naturaleza humana. Son seres que vivieron como nuestros familiares o amigos y que desencarnaron pasando a pertenecer a una consciencia superior”, según Henriquez. “Otras de estas almas o consciencias elevadas son maestros espirituales que no han encarnado en la Tierra pero que forman parte de la consciencia universal conocemos como Dios” apunta. Todos estos espíritus “nos acompañan e influencian energéticamente, siempre y por amor, para que avancemos en nuestro desarrollo tanto material como espiritual” según este reconocido médium.
Acompañantes intangibles
Explica que esto es así, porque “antes de nuestro nacimiento han acordado con nuestra Alma, con nuestro Ser, acompañarnos en la vida para que podamos desarrollar dones y talentos y recordarnos que formamos parte de algo mucho mayor que lo que somos capaces de percibir con nuestros cinco sentidos”.
“También nos recuerdan que somos seres eternos, infinitos, con la capacidad de experimentar diferentes escenarios o vidas como seres espirituales viviendo una experiencia material” destaca el escritor que puntualiza: “Los espíritus guías nos transmiten que no estamos solos, que formamos parte de un entramado universal o tejido cósmico donde formamos parte de la consciencia universal, es decir, Dios, y que estamos en la Tierra para experimentar diferentes formas del Ser que a su vez está en constante evolución”.
La conexión con estas consciencias elevadas desvela que “la muerte no existe. Es solo es un cambio de un estado físico a otro en el que somos capaces de vibrar en una frecuencia que trasciende la materialidad dando lugar a un despertar a la vida infinita y al autorreconocimiento”, según el médium.
“Somos unos viajeros eternos hechos de amor incondicional Hamits es uno de estos maestros espirituales que forman parte de la consciencia divina y están al servicio de la humanidad, y que guía y acompaña a Felipe Henríquez en su desarrollo personal y espiritual, desde su niñez.
Decisiones antes de nacer
Henríquez explica que Hamits y los otros guías espirituales sostienen que “justo antes de nacer nuestro yo consciencia (también llamado ‘yo origen’ o ‘yo esencia’), se diseña un plan de experimentación” y que “cuando nacemos, olvidamos todo”.
“Para que esa parte de nosotros que llamamos el espíritu (el hacedor de toda vida, la inteligencia divina, la divinidad) pueda expandirse, decide experimentarse, y para ello diseña diferentes escenarios, aprendiendo a través de las experiencias que vive en la Tierra, según Henríquez.
Posteriormente, nuestro componente espiritual seguirá aprendiendo en otros planos de consciencia intangibles, por donde pasaremos hasta llegar de nuevo al origen (un estado original de conciencia, que Henríquez describe como “amor infinito”) con el fin de transmitir nuestras experiencias, según explica.
“Todos nacemos con unos espíritus guías o una familia de almas que nos ayudan a crear las experiencias que vamos a experimentar” enfatiza este especialista. Apunta que “unos nos acompañarán espiritualmente y otros se irán incorporando a modo de seres queridos, o no tan queridos, con los que viviremos experiencias que nos harán crecer y realizar nuestro propósito espiritual”.
“Muchas de estas almas —o personas, si las queremos llamar así— que nos acompañan en este fascinante viaje de la vida también formarán parte de nuestros espíritus guías cuando partan ‘al otro lado’ antes que nosotros, y comenzarán a guiarnos espiritualmente con el fin de amarnos y apoyarnos en nuestra experiencia terrenal” asegura este médium.
Señala que estos guías son familiares difuntos que, por amor, siguen vinculados a nosotros energéticamente y, a medida que avanzan en consciencia en el mundo espiritual, nos influencian o inspiran, de manera inconsciente o semiinconsciente para nosotros (a través de nuestras intuiciones, por ejemplo), para que vivamos una vida en la que aprendamos de nuestras experiencias.
“Cuando dejamos esta forma física, este envoltorio material del cuerpo, y hacemos el paso ‘al otro lado’, seremos conscientes de la multidimensionalidad de la que comenzaremos a formar parte de modo consciente y en la que seguiremos experimentando un crecimiento evolutivo, añade Henríquez. “Allí, la frecuencia vibratoria del amor infinito nos espera, apoyándonos mientras realizamos este fascinante viaje”.
“Si fuéramos conscientes que cada uno de nosotros tiene numerosos guías espirituales, viviríamos de otra manera, con paz y acompañados, siempre fluyendo, conectados con el Alma”.