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Lunes 18/11/2024
 
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Jerez

“El reto no es ganar más votos, sino sacar a la provincia de la crisis”

Antonio Sanz será proclamado este domingo presidente provincial del Partido Popular. Será su tercera etapa al frente de los designios del partido en Cádiz, a donde dice que no vuelve, porque nunca se ha ido, aunque desde un prisma político muy diferente a la de sus anteriores experiencias.

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  • Antonio Sanz. -

Han transcurrido seis meses desde el 25M. ¿Han sido quizás de los más difíciles de su trayectoria política?
—Ha habido momentos muy complejos. Ha sido una época que ha supuesto la culminación de una etapa. Yo nunca he sentido la frustración de lo que he hecho, porque siempre he creído en lo que he hecho. Los resultados son unas veces mejores y otras peores; en este caso han sido unos buenos resultados, ya que en un año hemos conseguido lo que parecía imposible: ganar tres elecciones que hasta ahora nunca las habíamos ganado, las municipales, las generales y las autonómicas. Lo cierto es que en el caso de las autonómicas, pese a ganar, no alcanzamos el objetivo de gobernar y dar un cambio a Andalucía. Creo que en la vida política y en la vida personal hay que cubrir etapas, y yo cada vez que cierro una, al abrir una nueva me llena de ilusión, y se me nota que me apasiona. Creo mucho en la política, siento pasión por lo que hago y voy siempre al máximo. Por lo tanto no han sido unos meses difíciles porque de inmediato he encontrado nuevos retos y me volcado. De hecho, desde que decidimos junto a Pepe Loaiza de dar el paso en Cádiz, no he parado ni un momento de visitar los pueblos y ni he tenido tiempo para mirar atrás y pensar. Sí es verdad que hay que aprender de los errores, siempre, pero soy de los que se ilusiona con el futuro y vivo muy tranquilo siendo tan optimista.


—Existe la teoría de que en los momentos de dificultad es cuando mejor se miden las lealtades personales. ¿Cabe eso en política o solo queda sitio para el proyecto?
—Los que ya acumulamos algunos trienios en esto de la política sabemos lo que es un partido político, y no hay ni lealtades inqubrantables ni amistades de toda la vida. Sí es verdad que encuentras grandes amigos, pero son dos cosas distintas. Uno no puede esperar en política que todos sean tus amigos. Además, los que tenemos la responsabilidad de tomar decisiones, aparte de equivocarnos, corremos el riesgo de acumular personas en contra. El que no decide nunca se equivoca y el que no se arriesga tampoco. Yo no soy ni de los que deja de arriesgar ni de los que deja de tomar decisiones, y en ese sentido creo que seguiré siendo igual, sin esperar que la política se convierta en un grupo de amigos. En el PP de Cádiz he encontrado una familia, un grupo entrañable. Yo siempre he dicho que la mejor etapa y la más bonita de mi vida será la de ser presidente del PP en Cádiz. Vuelvo a donde nunca me he ido e inicio etapa donde tengo grandes amigos. No pido lealtades inquebrantables, pero sí sé que tengo amistades profundas con personas que me acompañan y apuestan por este proyecto. Hay en este caso, además, una coalición perfecta con Pepe Loaiza, de sumar su labor como gobierno a la labor de partido.


—Una única candidatura, respaldo absoluto para su elección de este domingo, ¿de verdad no hay voces disonantes en el PP? Y si no las hay, ¿cree que eso es bueno?
—Esto se mide siempre de manera extraña por los medios. Si hay una candidatura se dice que esto es a la búlgara y si hay más de una es que hay crisis. Ni una cosa ni la otra. El problema no es una o dos candidaturas, el problema es si los navajazos se aplican, como vemos en la casa de al lado. Podré equivocarme, pero nadie me podrá reprochar que no me vaya a dejar la piel, y cuando uno dedica todas las horas a estar con la gente, a hablar, a darles cariño, volcándote con ellos… Es increíble, pero hoy en día el ciudadano solo con que le escuches ya se da por satisfecho. Ya ni siquiera te exige que le arregles el problema. Todos esos son los retos que tengo por delante. Encontraré personas que discrepen, seguro, pero el PP es un partido muy vivo y muy potente, y lo que he encontrado hasta ahora es empuje para dar el paso adelante en cada una de las poblaciones donde he estado. Hay algo, además, que hemos aprendido claramente: el PP de Cádiz tiene muy bien aprendida la lección de las crisis internas. Hemos vivido situaciones muy complejas en los años 80, pero desde los 90 el PP de Cádiz es otra cosa. Hoy sería impresentable poder trasladar a la opinión pública un partido que no dedique todo su tiempo a resolver los problemas de los ciudadanos, y como hacen otros dediquen su tiempo a resolver las crisis internas. Hoy hay que estar todas las horas del día volcados en solucionar la crisis de las familias gaditanas, mientras otros están volcados en resolver las crisis internas.


—Hablas de los problemas de la casa de al lado, ¿cómo se ve desde el PP este proceso congresual del PSOE?
—Con respeto. Lo que hagan no nos afecta. Sí nos preocupa desde la vertiente de que representan a gobiernos que sí se ven afectados por esas crisis internas. A mí solo me preocupa la crisis del PSOE por cuanto de parálisis representa para el gobierno andaluz, por ejemplo. Y eso es intolerable, como estamos viendo en el caso de la provincia de Cádiz. Lo hemos vivido en el comienzo del curso escolar, en la retirada de proyectos como el del hospital de Cádiz, en la falta de presupuesto para el Chare de Vejer, el hospital de La Línea… y esto es consecuencia de que por las crisis internas existentes no se han nombrado los delegados provinciales hasta septiembre. No se piensa en poner a los mejores, sino en quién representa a una familia o a otra, y eso es la parálisis de una provincia.


—Tras el congreso de Granada no quiso repetir como secretario general en Andalucía y, en cambio, sí ha aceptado la presidencia en Cádiz… ¿Cambio de rumbo, reto, paso atrás?
—Nunca puedo considerar un paso atrás este nuevo cargo. Es más, lo reitero, el cargo más apasionante al que puedo aspirar es éste, y personal y humanamente se me nota. Que he vivido momentos muy importantes al lado de Javier Arenas, que ha sido un máster personal, político y profesional a diario, además de un lujo el poder acompañarle, por supuesto. Tampoco hay que olvidar que ahora mismo ostento el cargo de portavoz adjunto en el Senado y soy secretario nacional de política autonómica y local, por lo que mi posición dentro del partido es más que evidente. Tal vez podría haber sido una situación cómoda el haberme refugiado en los despachos de Génova, pero yo nunca he sido de acomodarme en un sitio, a mí me gustan los kilómetros, los pueblos, mis militantes, las ruedas de prensa, los mítines, los contactos sectoriales… y he apartado el trabajo en un despacho para bajar a la arena de los problemas. Creo que he dado un paso adelante, es un reto superior y en ningún caso nadie me ha reprochado que sea un paso atrás, al contrario, me han animado a tomar esta decisión, que siempre ha sido la primera opción desde mi renuncia a la dirección regional. Esta provincia necesita peso político en Madrid y en Sevilla, ya que no nos basta con salir de la crisis a la vez que los demás, aquí hay que acelerar la salida de la crisis para hacerlo en mejores condiciones, y no seguir siendo los últimos cuando salgan los demás.


—¿Cuál es el valor añadido que incorpora su candidatura a la Presidencia si se tienen en cuenta las numerosas opciones que tenía el PP en este momento para elegir presidente entre los alcaldes populares de la provincia?
—Lo que me ha llevado a decidirme es que creía que era el momento más importante del PP y de la provincia, porque en la provincia hasta ahora ningún partido había gozado de tanto margen de confianza como el que dispone el PP en estos momentos. Y me obsesiona el no defraudar tanta confianza depositada en el proyecto. Tenemos que responder a esa dosis de confianza tan importante que nos han concedido, y ése es para mí el principal reto. Es el momento en el que el PP tiene mayor responsabilidad de gobierno, pero tampoco podemos olvidar que también es el momento más difícil de la provincia, porque vivimos la crisis más difícil. Es momento de mezclar esas dos cosas y dar un paso valiente hacia adelante y coordinar la labor de gobierno en la provincia es difícil pero importante, porque se trata de sumar experiencias positivas. Hoy el espejo del PP lo dan los alcaldes, que tiene magníficos gestores que son el mejor espejo de la acción de gobierno. Vivimos un momento de enorme responsabilidad, y dar este paso es una gran responsabilidad para mí. Hoy el reto no es ganar la alcaldía ni sacar más concejales, en las anteriores etapas seguro que lo era, pero ahora mi preocupación, se lo aseguro, no es pensar en las próximas municipales, sino que solo cabe una obsesión, que es sacar a la provincia de la crisis, ayudar a las familias a llevar mejor la terrible situación económica. Ese es el reto, lo demás es secundario.


—Decía que el ciudadano se conforma ahora con que lo escuchen, ¿no cree que hay también un reto a la hora de recuperar la confianza del ciudadano hacia el político?
—Sí, y además nos obliga a cambiar y a transformar nuestros modos de hacer política. La sociedad ha cambiado y los partidos lo tenemos que hacer. Yo creo en la política y soy inconformista a la hora de comprobar que los ciudadanos puedan creer y pensar que la política y los políticos somos un problema. Me rebelo desde el punto de vista autocrítico, no me enfado con los ciudadanos. Uno de mis retos es transformar y actualizar los modos y formas de hacer política. El ciudadano te exige inmediatez, cercanía y transparencia, ya no solo que trabajes, sino tu forma de trabajar. Hoy en día los colectivos quieren interactuar con los representantes políticos, y el PP debe adaptarse a esta nueva realidad social con una nueva forma de hacer política, y eso implica una participación más activa de la militancia. Yo voy a poner en marcha un programa que he llamado Activos Populares, porque la militancia debe asumir mayor protagonismo, pero además quiero que las sedes del partido cuenten con unos servicios de atención al ciudadano y unos responsables que los atiendan. Hoy no se puede esperar a que el ciudadano llame a la sede para que te cuente el problema, ahora hay que salir a la calle a buscar dónde está el problema. Por tanto, desmontar tópicos, en muchos casos falsos sobre la política, y lograr que la política deje de ser un problema para el ciudadano. Hay que conectar con la realidad y es un reto desde el punto de vista interno.


—Cádiz. El lunes, tras el congreso, saldrá elegida la nueva ejecutiva que tiene el difícil reto de mantener la amplia posición política que en instituciones goza hoy el PP. ¿Cuáles son las líneas básicas que plantea para su modelo de trabajo orgánico y de gestión para la provincia? 
—Cuando hablo de nuevos modos y formas también me refiero a que las personas esperan de nosotros madurez y responsabilidad. Creo que la gente está cansada de peleas, broncas… en la provincia hay que aplicar un frente común para salir de la crisis. Es momento de consenso, no de peleas, de una unión que no ha existido hasta ahora. Se ha caído en los localismos y en los personalismos, y hay muchos ejemplos. Creo que es el momento de defender la provincia, de establecer un proyecto común e ir de la mano PSOE y PP, los ciudadanos nos lo agradecerán. Uno de mis empeños va a ser, si puedo, que el PSOE pase de ser adversario a aliado para salir de la crisis. Ese es el otro modo de entender la política que pretendo llevar a cabo.


—¿Y cree que ese entendimiento será posible con la nueva secretaria general?
—Haré todo lo que sea posible para que así sea. No lo planteo solo desde la vertiente privada de celebrar reuniones, sino desde el debate político permanente con la principal dirigente del PSOE provincial. Yo la reto a que tengamos debates y contactos públicos para que, juntos, podamos contrastar muchos temas, podamos avanzar en muchos temas y que los ciudadanos puedan ver que somos dos partidos volcados en resolver problemas. Unas veces llegaremos a acuerdos y en otros no, pero soy más partidario de buscar el consenso en público que de ir a reuniones privadas con foto previa, buen titular y cero soluciones. Creo que es una transformación interesante. Estoy dispuesto a debatir con ella semanalmente si hace falta, y a trabajar con equipos, que nos acompañen a Sevilla cuando sea necesario y nosotros acompañarlos a ellos cuando haya que ir a Madrid cuando sea oportuno, cuando se trate de apoyar proyectos importante, porque hay una serie de proyectos prioritarios para esta provincia en los que PSOE y PP debemos ir unidos, y eso es algo que no ha ocurrido. Tampoco ha sido posible por los localismos y personalismos, porque no se ha defendido un proyecto común de provincia. Para ir a Madrid, cada alcalde ha ido por su camino, y en otras provincias no se hace, se va con un modelo común, y estoy dispuesto a determinar ese modelo con el PSOE. La confrontación habrá que dejarla para otra época.


—Por retomar el curso de la pregunta anterior, ¿de qué personas se va a rodear en la ejecutiva para llevar adelante ese nuevo modelo de hacer política?
—En esa actualización de formas y modos hay que proyectar un partido ágil, de respuesta eficaz e inmediata, un partido adaptado a los tiempos, y quiero basar el equipo en la experiencia municipal. Va a haber una incorporación de jóvenes importante, pero hay un segundo nivel de la gestión municipal que va a contar con un salto importante. Voy a dividir entre una serie de órganos de coordinación en los que voy a valorar fundamentalmente la experiencia en la gestión municipal. Habrá un comité de gobiernos locales que va a presidir Teófila Martínez, pero el equipo y la estructura va a ser de personas que sin ser alcaldes tienen una alta responsabilidad en sus respectivos gobiernos locales, porque creo firmemente en que son el espejo del buen gobierno del PP en la provincia. Eso se refleja especialmente en la figura de la persona que he elegido como secretario general, Antonio Saldaña, una persona creativa, innovadora, capacitada, que representa un ejemplo de esa nueva manera de hacer política, moderado, con grandes cualidades para este proyecto. Ahí enmarco también las figuras de Nacho Romaní, que será el secretario de organización y electoral; el portavoz será Ana Mestre; y tendremos equipo integrado por personas con experiencia en el ámbito de la gestión municipal, como es el caso de Mercedes Colombo, de Alfonso Candón, Sebastián Ruiz, Tere Ruiz Sillero, que será vicesecretaria, Paula Conesa… es un grupo humano en primera línea pero que no.

¿Está cerrada entera la ejecutiva?
—No se va a cerrar de madrugada, como hacen otros partidos, cosa que no entiendo, ¿por qué no la cierran durante el día? He tenido claro desde el principio el equipo que quería, y estoy
cerrando otro equipo de coordinadores sectoriales, formado por personas muy buenas en áreas concretas, concejales muy interesantes con mucho futuro en el partido, gente a la que el partido tiene que ofrecerles que den el salto para ocupar puestos de responsabilidad. También voy a dividir la acción política potenciando a los pueblos, ya que las problemáticas te exigen una mayor concreción a la hora de abordar los temas y tendré una coordinadora de pueblos, que será la ex alcaldesa de El Gastor, porque hay un reto muy especial en dos comarcas, para las que vamos a aplicar dos planes estratégicos muy especiales, que son la Janda y la Sierra, donde el PP aún no tiene el nivel de confianza del que ya dispone en la Bahía, por ejemplo. Para mí va a ser muy importante la respuesta inmediata y lo que pretendo es crear equipos de respuesta inmediata en todos los pueblos, de manera que el mismo día que surja un problema, estemos en el problema. Es una especie de equipo de guardia. Lo he vivido en la política local. Hay alcaldes que han creado esa figura a través de un concejal, al que han denominado como concejal de guardia, que está dedicado a atender los problemas del día a día, los que hay que solucinar de inmediato. Creo que la gente te exige hoy en día inmediatez en la política.


—La vida municipal hoy es muy dura y todo indica que eso no va a mejorar en los próximos años. ¿Qué soluciones tienen los ayuntamientos?
—El principal es el control del gasto. El despilfarro se ha acabado gracias a las medidas de control que ha habilitado el Gobierno de la Nación.
No podrán volver a repetirse los terribles ejemplos que hemos vivido en la provincia. En estos momentos lo más importante es que el PP está imponiendo rigor, control del gasto, austeridad y buena gestión en los Ayuntamientos. A partir de ahí hay que empezar a resolver los problemas. Y el más inmediato que va a ayudar a resolver el Gobierno central es el de las competencias y de la financiación de las corporaciones locales. Los ayuntamientos no pueden seguir siendo los tapa vergüenzas de la Junta de Andalucía. No puede ser que se dediquen a construir centros de salud, hospitales, carreteras… porque los ciudadanos necesitan esas infraestructuras, y por culpa de que quien tiene que construirlos, que es la Junta, no lo hace, tienen que hacerlo ellos. Es injusto que Rota haya tenido que construir su centro de salud, lo alabo porque está resolviendo el problema, pero es intolerable que la Junta no cumpla con Rota, porque cada uno tiene sus competencias.
 

—Desde su punto de vista, ¿qué reformas defiende en cuanto a administraciones públicas y que cree son básicas para esta provincia?
—La principal reforma, aparte del control del gasto, que ya está impuesto, y de las responsabilidades jurídico penales que existan para el despilfarrador en el futuro, está la de una competencia, una administración. El ciudadano tiene que saber quién le resuelve los problemas, y la administración tener los recursos suficientes para resolver un problema. El Ayuntamiento tiene que dejar de hacer y ejercer competencias impropias, de manera que un 30% de su actividad las tenía que estar haciendo la Junta, pero es que en el caso de materia social es casi del 80%. No es justo. Si las competencias las tiene la Junta, ¿a qué dedica el tiempo libre la Junta? Apuesto, pues, por delimitar las competencias, y también por realizar un examen permanente a las administraciones, no solo cada cuatro años por las elecciones, sino por órganos externos que detecten la mala gestión y el despilfarro, para que no ocurra como pasó en el caso de Jerez que una ciudad con 200.000 habitantes es la segunda de España en deudas a proveedores. Eso no puede quedarse solo en repercusión política, en perder unas elecciones, se ha hecho un daño a la ciudad intolerable.


—Por citar un ejemplo, Jerez. ¿Cree que va a ser capaz de salir de la difícil situación que vive? ¿Teme que la intervención pueda llegar a producirse allí o en otro sitio? 
—Creo que la está superando. La acción política de García-Pelayo es más parecida a un milagro que a algo palpable. A finales de este año habrá conseguido que la situación de Jerez no solo se normalice, sino que despegue. El camino es de recuperación y de despegue. Solo el tesón, la constancia y capacidad de García-Pelayo lo han hecho posible, cualquier otro no habría aguantado. Ha demostrado ser una persona comprometida con su ciudad y tengo que alabar el trabajo realizado, porque ya no es solo volver a la normalidad, sino que se ven perspectivas y se van a ver síntomas de despegue, y eso hace unos meses no había quien lo firmara.


—No parece posible que en muchos casos sean capaces de afrontar el pago a proveedores y el corriente sin tocar capítulo uno…
—El pago a proveedores ha sido fundamental. Ha evitado la muerte de muchas empresas y ha garantizado la supervivencia de muchos puestos de trabajo. Si no, habríamos llegado a límites insospechados en esta provincia. No se puede estar criticando a quien te está salvando. Que eso exige apretarse el cinturón en las administraciones, es innegable, pero es que la gestión ha cambiado radicalmente. Nadie puede desviarse. Cuando nos preguntan por la supresión de Ayuntamientos, Elas, Mancomunidades…, la respuesta es que va a sobrevivir aquel que sea viable y útil. Hoy lo inviable es imposible. Eso está provocando una transformando y haciendo bien las cosas todo se pueda mantener. Y esto es un ejemplo de España hacia Europa, porque todos estamos cumpliendo, incluidas las comunidades autónomas. Lo que hay es que hacer bien las cosas.


—¿Sinceramente cree que es posible un futuro en el que se mantengan los servicios públicos tal y como aún hoy se conciben?
—Intocables son las pensiones y la protección por desempleo, pero también hay que tener en cuenta el nivel de prestación de servicios públicos, pero requiere una actualización y una reforma. Lo que no se puede es entrar en la fácil demagogia de comparar recortes. Hacen falta reformas, se están abordando, pero la prestación de servicios públicos también está garantizada.


—Hábleme de empleo, la gran lacra de Cádiz. Porque se habla mucho de medidas de recortes pero poco de cómo reactivar el mercado laboral…
—Es lo más importante. En su día hicimos posible que nos encontráramos una provincia con 130.000 parados y cuando el PP dejó el Gobierno estaba en 75.000 parados, que ya era un drama. Hoy hace falta aplicar políticas como la de la reforma laboral, que es uno de los instrumentos; otro, la apuesta por la industria. Cuando el PSOE gobierna nos deja siempre Astilleros sin carga de trabaja y desaparición de empresas. Nosotros vamos a impulsar proyectos de reindustrialización para atraer a nuevas industrias, porque hay proyectos como el de las Aletas que tras pasar las elecciones se le ha olvidado en la Junta. Apoyo a emprendedores; es verdad que hay un sacrificio para todos, pero emprendedores y autónomos necesitan incentivos. Y luego, algo fundamental que es el apoyo al turismo. Si hubiera una lucha real contra la estacionalidad del turismo esta provincia reduciría notablemente sus porcentajes de paro, de ahí que uno de nuestros grupos de trabajo va a estar centrado exclusivamente en el ámbito del turismo, ya que quiero un plan de lucha contra la estacionalidad del turismo en la provincia. Lo he llamado Plan 365, porque si fuéramos capaces de lograr una estabilidad durante todo el año con la presencia de turistas en la provincia, lograríamos reducir el paro. Vamos a ver experiencias en España y otros países porque no nos podemos conformar.
Por otro lado, hoy lo más importante es el acceso al crédito. Sin acceso al crédito, para las empresas y para las familias, será imposible salir de la crisis. Lo que no es normal es que empresas históricas que no han dejado de pagar un recibo, que jamás han incumplido un compromiso con entidades financieras, hoy lo estén pasando terriblemente mal porque no les fluye el crédito.


—No le pido que valore actos como el del SAT, pero no me negará que comienza a respirarse un aire de convulsión social creciente que a políticos como usted, imagino, debe inquietar y mucho…
—Creo que hay una tensión en la calle lógica, consecuencia de un sacrificio, pero tengo que decir que no van a ser en balde. Tengo que transmitir un mensaje de confianza a la provincia, porque vamos a ver hechos reales de salida de la crisis más pronto que tarde. Se ha pedido un sacrificio a la sociedad y tendrá resultados positivos. Por otro lado, se puede comprender la tensión, se puede comprender los momentos difíciles que atraviesan tantas familias por dramas sociales vinculados al paro, pero lo que no cabe es saltarse la ley, perder los papeles, y que además tenga el silencio y la complicidad de cargos públicos y del gobierno. En Arcos, en La Verbena, estuve con los vecinos. Tenemos consejera de Obras Públicas que ha respaldado las acciones del SAT pero que todavía no ha ido a preocuparse por el problema tan grave que padecen los vecinos de aquella zona. Eso sí es un mal ejemplo para la política. Soy crítico con el exceso de publicidad con el que ha contado Gordillo, que era lo que buscaba, el show de todos los veranos, que en este caso ha contado con una publicidad añadida. Gordillo tiene una obsesión por la publicidad desmedida que dista mucho de la preocupación social que precona. Por cierto, desde que ha empezado el curso político no ha aparecido por el Parlamento..


—Unamuno decía: “Tengo el consuelo de mi pesimismo porque por mal que vengan las cosas no vendrán peor de lo que yo me temo…”. ¿Qué teme Antonio Sanz?
—Temo que los ciudadanos tiren la toalla porque crean que no hay salida. Porque hemos vividos dos momentos terribles, cuando se nos dijo que podíamos seguir haciendo lo que hacíamos, pese a ser conscientes de que no podía seguir así, o sea, cuando se nos ocultó la crisis; y cuando se nos anunció que se acababa la crisis, porque los ciudadanos no estaban preparados ni para lo uno ni para lo otro. Cuántos ciudadanos arriesgaron su dinero cuando ya estábamos en la crisis pensando que ya había pasado lo peor. Por eso lo peor es que los ciudadanos pierdan ahora la confianza en los políticos y en los gobiernos. El problema es que nos encontramos con casos como el de un político que plantea la justificación de la segregación o la independencia para ganar unas elecciones porque se le ha ido de las manos el gobierno y no puede pagar ni las nóminas, porque eso es ejemplo de irresponsabilidad política que daña la confianza.Necesitamos políticos que tomen decisiones responsables en los momentos en los que vivimos.

 

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