Todas las iniciativas legislativas que se han venido produciendo, no sólo en España sino en el resto del mundo desarrollado (que es el que cuenta con sistemas educativos estables), parten de la constatación de que los resultados escolares no son buenos.
Desde la Ley de 1970, Ley General de Educación, es España se pretende mejorar en sistema educativo para conseguir mayor nivel de “éxito escolar” en el mayor número posible de alumnos. No obstante cada nueva “reforma” viene a constatar el fracaso de la precedente, por lo que podría concluirse que ninguna de las abordadas ha dado con la tecla.
En estos momentos el Ministerio de Educación español traslada al Parlamento una nueva iniciativa legislativa para reordenar el sistema educativo. Invoca el Ministerio los deficientes resultados escolares y la posición de España con respecto a una serie de indicadores establecidos, primero, por la OCDE y sancionados posteriormente por el Tratado de la Unión, firmado en Lisboa.
La OCDE ha publicado, no hace mucho, un estudio que toma datos de 2010 (hace dos años) y que el Ministerio de Educación publica la parte correspondiente a España. Es conveniente analizar su contenido, ya que el Ministerio le confiere una gran importancia, al tenerlo como referente justificativo de una buena parte de las medidas que pretende introducir mediante la futura nueva ley (LOMCE) Ley orgánica de mejora de la calidad educativa.
Sin embargo el Ministerio de Educación carece de datos suficientes, sobre el sistema educativo español, como para hacer un buen diagnóstico de la situación actual, y de esta forma aplicar medidas que permitan mejorar las situaciones que provocan los resultados escolares obtenidos por el alumnado en todas las etapas educativas. Este desconocimiento y la amplísima y diversa regulación del sistema educativo que se compone de 17 versiones (autonomías), permiten comprender la intención ministerial de “controlar” la evolución de la escolarización del alumnado mediante un sistema de revalidas.
Los datos que utiliza el informe de la OCDE son los facilitados por las administraciones educativas de los 34 países que participan en el mismo, y si estos tienen las mismas cualidades que los aportados por el Ministerio Español, las conclusiones son del todo erróneas. No ya por la calidad de los datos sino porque establecen relaciones entre ellos sin fundamento alguno, ya que no es posible atribuir relaciones causales entre ellos. Datos como los porcentajes históricos de no promoción en primaria, un 8% , en centros con primaria , 1º y 2º secundaria (llamados remide) un 18% y en educación secundaria ESO con un 28% de alumnado que No promociona, relacionados directamente con los resultados escolares, requieren para ser interpretados adecuadamente de otros como por ejemplo: la estabilidad por el profesorado o el número de profesores que interactúa con cada grupo de alumnos (se pasa de 6 profesores en primaria a 12 en secundaria), o la organización de los agrupamientos y del tiempo escolar, entre otros. Estos no son tenidos en consideración a la hora de elaborar las conclusiones y éstas se resienten llegando a ser erróneas.
En definitiva mientras no se genere conocimiento riguroso de la realidad de lo que ocurre en nuestros centros y sólo la “calculadora” (para tener en cuenta los costos) deje de presidir la orientación que debe tomar la educación será imposible su mejora.
Fado. Rafael Fenoy Rico Comunicación Educación CGT