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Jueves 14/11/2024
 
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Sevilla

Oreja para Luque al final de otra tarde decepcionante en Sevilla

El joven torero sevillano Daniel Luque le cortó al sexto toro la única oreja concedida en la corrida de hoy de la feria de Abril, un festejo decepcionante por el pobre juego que ofreció el flojo encierro de la ganadería de El Pilar

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  • Luque -

El joven torero sevillano Daniel Luque le cortó al sexto toro la única oreja concedida en la corrida de hoy de la feria de Abril, un festejo decepcionante por el pobre juego que ofreció el flojo encierro de la ganadería de El Pilar.

 

FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de El Pilar, casi todos cinqueños, bien presentados y sin demasiado aparato en las cabezas, y de juego deslucido por su falta de energías, a pesar de su nobleza y clase; y un sobrero -el sexto- de Parladé, fino, serio y de buen juego.

José Antonio "Morante de la Puebla": pinchazo y media estocada baja (ovación); y media atravesada y descabello (silencio).

Miguel Ángel Perera: estocada caída (ovación); y pinchazo, metisaca y estocada (silencio).

Daniel Luque: estocada caída y tres descabellos (ovación); y estocada trasera y tendida (oreja).

En cuadrillas, saludaron tras banderillear al quinto Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero; y templada brega de Abraham Neiro al sexto.

La plaza se llenó.

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OTRA VEZ, EL CAPOTE DE MORANTE

La oreja que paseó Daniel Luque del toro que cerró corrida vino a maquillar con algún tono rosáceo la grisura de una tarde que los toros de El Pilar llevaron de la expectación a la decepción.

Faltos de bríos, sin empuje ni fuerza, los astados salmantinos fueron impotentes para desplegar la calidad que apuntaron casi sin excepción.

Y eso que la corrida se abrió con otro recital capotero de Morante de la Puebla: cuatro verónicas a compás, como golpes de martinete, en un quite deslumbrante que quiso contestar Perera con unas gaoneras valientes pero tropezadas.

Volvió al reñidero Morante, ya con el tercio cambiado, y dejó de nuevo las cosas en su sitio con otros tantos lances meciendo al de El Pilar con el pecho y poniendo en pie al público de la Maestranza, como pasó exactamente 48 horas antes.

Pero esta vez el toro no aguantó tanto y tan buen toreo "morantista" se vino abajo en cuanto el sevillano le presentó la muleta. Sin gas ninguno, marcó la tónica del resto de sus hermanos.

Porque ni el cuarto, que dobló las patas como respuesta a un soberbio trincherazo de Morante tras su brindis a Rivera Ordóñez, ni el resto de los de El Pilar permitieron faenas con una mínima vibración.

Miguel Ángel Perera, que volvía a Sevilla tras quedarse fuera de la pasada edición de la feria por discrepancias con la empresa, evidenció sus deseos de reivindicarse yéndose a recibir a portagayola a los dos toros de su lote.

Pero los largos trasteos en que el extremeño se enfrascó apenas si le valieron ovaciones esporádicas, reconociendo sobre todo la férrea quietud ante un segundo insulso y un quinto sin clase ni fuerza con el que apenas le echaron cuentas.

El tercero de la tarde también apuntó calidad en sus embestidas, sólo que, dañado de los riñones, no pudo hacerla patente en un trasteo en el que Daniel Luque lo movió con temple y aseo.

La tarde se iba ya por el despeñadero cuando el sexto fue devuelto a los corrales por inválido, pero, para fortuna de Luque, salió un sobrero de Parladé que, al menos, evitó que el festejo terminara en aquel hondón ambiental y anímico.

De menos a más, como el mismo toro de Parladé tras un inicio titubeante, la faena remontó a medida que Luque se fue centrando con el animal, que no dejó de embestir con nobleza a su muleta.

Con ciertos altibajos por falta de sutileza técnica, el joven sevillano redondeó dos series finales estimables y varios adornos de buen gusto, previos a una buena estocada y a la consiguiente concesión de la oreja.

El dato anecdótico de la faena es que, justo en esos momentos calientes, Luque se enzarzó en la distancia con el director de la banda de música, que fue muy reacio a hacerla sonar y que aún se permitió la impropia licencia de recomendar por gestos al torero de que se limitara a seguir pegando pases.

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