Y es que del cielo va a depender que todos los esfuerzos resulten baldíos y que el día soñado, la procesión no pueda salir del templo con la consiguiente decepción de todos los que hemos estado esperando ese momento, en algunas ocasiones cercanas, desde hace ya tres años.
No hay sistema más caótico e impredecible que la atmósfera. Y mucho más en esta época primaveral dónde, a causa de la mayor insolación de un sol cada vez más vertical, las secuencias de cambios energéticos se suceden vertiginosamente. Por eso los pronósticos fiables de los profesionales de la meteorología no van mucho más allá de cuatro o cinco días, y, en ocasiones, resultan bastante decepcionantes. Son muchos condicionantes los que hay que analizar y otros que ni el ordenador más sofisticado puede modelar, para que la fiabilidad pudiera ser tranquilizadora.
Soy un apasionado de la observación de la atmósfera desde que era un niño. Tengo datos muy precisos tomados, puntualmente, desde hace más de 20 años. Temperatura, presión, humedad, procedencia de los vientos, tipo de nubes, análisis de puntos críticos de la onda climática anual…Junto a un vecino y amigo, profesor como yo, analizamos cuidadosamente los mismos y hacemos pronósticos a medio y largo plazo basados en la experiencia de años y en las aportaciones de la sabiduría popular, recogidas durante siglos. Y la verdad es que tenemos cierto porcentaje de aciertos, hasta tal punto que, compañeros y amigos, nos consultan a la hora de hacer un viaje o en ocasiones especiales y tienen bastante confianza en nuestros pronósticos, que son publicados en alguna página de Internet.
Me preguntan muchos cofrades dónde deben acudir para analizar las predicciones de Semana Santa. Les digo que el mejor método, es el que ofrece el modelo GFS elaborado por Wetterzentrale. Según nuestra experiencia es el que garantiza más aciertos en un plazo de quince días.
Aunque no está, lógicamente, libre de errores, ofrece a cinco días un porcentaje de aciertos de más del setenta por ciento, a diez, del sesenta, y, a quince, de un cincuenta por ciento.
Por eso me voy a atrever a combinar el análisis de este modelo, con nuestra personal y modesta investigación, para atreverme a establecer un pronóstico de las posibilidades de lluvia en esta Semana Santa. Podré equivocarme, pero espero que no me lo tengan en cuenta en ese caso. Espero que mi personal ilusión de procesionar no enmascare la realidad observada.
Vinieron las golondrinas antes de la fecha habitual - habían llegado ya la primera semana de marzo - lo que anuncia una futura aridez de la primavera. Las cabañuelas decembrinas de santa Lucía marcaron sequedad de Abril.
No hubo nieblas cerradas de enero y los puntos críticos analizados en los últimos meses predicen bonanza atmosférica y calor primaveral. Creo que, al fin, tendremos una Semana Santa de buen tiempo, incluso calurosa en los días centrales de la misma. Tan solo algún riesgo de tormenta vespertina que no puede ubicarse en ningún día concreto. Pero me atrevería a decir, que ese riesgo es también mínimo.
Ojalá no sean erróneas las predicciones del modelo GFS, ni las nuestras, que, en este caso, coinciden . De esta forma estaremos las cofradías en la calle manifestando nuestra fe - esa es nuestra misión- a una sociedad adormecida espiritualmente a la cual podamos transmitir nuestros valores cristianos.
Y así, en las noches primaverales, una caricia de estrellas, azules y remotas, acogerán la verticalidad infinita de la cruz de Cristo, que unió para siempre el cielo y la tierra, y sigue plantada con fuerza en el alma jaenera