Bajo un cielo de nubes rojizas la procesión del Cristo del Amor avanzó, comandado por su manijero, Juan Carlos Beret Moreno, por el pasillo central de la Plaza Nueva, seguida de María Santísima de la Paz, bajo las órdenes de Francisco Cantero Beato. Desde allí, el desfile procesional avanzó hasta uno de los puntos más complicados del recorrido del Martes Santo, la subida por la cuesta del Castillo del Moral, para acceder a la plaza del Coso. A continuación siguió su recorrido por la calle Santa Catalina para adentrarse en las céntricas vías Las Torres, El Peso y El Agua. Desde el llanete de San Francisco inició su regreso a la iglesia de San Mateo por las calles San Francisco y Las Torres.
La cofradía del Martes Santo regresó a la normalidad de su itinerario habitual desde la iglesia de San Mateo después de dos años, en los que debido a las obras de la Plaza Nueva, se vio obligada a trasladarse hasta la iglesia Madre de Dios.